Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María

viernes, 21 de julio de 2023

SOUND OF FREEDOM: VIAJE AL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS

 



Sound of freedom.

Director: Alejandro Monteverde.

Guionistas: Alejandro Monteverde, Rod Barr.

Productor: Eduardo Verástegui.

Música: Javier Navarrete.

Intérpretes: Jim Caviezel, Mira Sorvino, Bill Camp, Eduardo Verástegui, Javier Godino, José Zúñiga, Kurt Fuller, Cristal Aparicio, Lucas David Ávila, Gerardo Taracena.

 

 

Por FLAVIO MATEOS

 

“Pero quien escandalizare a uno solo de estos pequeños que creen en Mí, más le valdría que se le suspendiese al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y que fuese sumergido en el abismo del mar”.

Mt. XVIII, 6.

 

“Guardaos de despreciar a uno solo de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente la faz de mi Padre celestial”.

Mt. XVIII, 10.

 

"Y no puede existir el verdadero bien sin ser combatido por el mal”.

Orígenes, Homilia 5 in Matt.

 

La más ominosa de las perversiones modernas es la vergüenza de parecer ingenuos si no coqueteamos con el mal

Nicolás Gómez Dávila.


El escritor católico tiene que mostrar la intervención de la Gracia en un territorio que es propio del diablo”.

Flannery O'connor

 

 

Estamos presenciando un poderoso fenómeno, a raíz de una película: Sound of freedom. A esta altura el lector ya sabe que una película de bajo costo, desdeñada durante cinco años durante los cuales no pudo llegar a los cines, finalmente estrenada en condiciones desventajosas, y que además cuenta con el desprecio, el rechazo y el boicot de la prensa del establishment izquierdo-progresista que domina hoy en Occidente, se ha convertido en un imparable éxito de taquilla y, por sobre todo, un éxito en su propuesta de crear conciencia y hacer despertar a los espectadores, sirviendo de estímulo para unos y de revulsivo para otros. Parece haberse desatado una pequeña pero furiosa guerra mediática cuyas ramificaciones crecen y no se sabe en qué van a parar. Sí, ¿todo eso lo puede provocar una simple película? Bienvenidos al mundo real.

Vale mejor decirlo de entrada: esta no es sólo una película, sino un arma de guerra. Surge como un elemento extraño en el cuerpo podrido de la industria del entretenimiento estadounidense, corrompido hasta la médula. El misterio de iniquidad avanza y los promotores del “Nuevo Orden Mundial” pretenden imponer su religión “LGBT” llegando hasta legalizar la pedofilia. Para ello tanto la prensa corporativa como la industria del espectáculo son vitales. Esta película no ofrece consignas pero se concluye claramente: hay que pararlos y hacerles frente. Aunque más no fuere por ello, esta película ya ha triunfado y merece nuestros respetos y nuestra adhesión. Y esto más allá de la utilización política que algunos puedan querer hacer de la misma, o de las contradicciones de ciertos liberales que la apoyan pero no comprenden los principios que han erigido el mundo moderno y aún pretenden defender el liberalismo. 

El fenómeno de Sound of freedom se da porque apunta directamente y sin miedo a una realidad que no se quiere desocultar, y lo hace con inteligencia, belleza y fuerza, lo cual molesta sobremanera a los progres canceladores, profanadores de todo lo bueno, lo bello y lo verdadero. Una película mediocre apenas si habría llamado la atención, y no más que la misericordiosa disculpa del público bien pensante. Pero Sound of freedom reúne en sí una serie de elementos que la convierten en mucho más que un film que quisiese formar parte de alguna “agenda”, cosa de la que la acusan sus venenosos detractores, vinculándola con “teorías de la conspiración”, “QAnon” y otras etiquetas para desmerecerla. Sound of freedom no es un “film testimonial” y no es un “film de propaganda”, tan afectos a los mediocres realizadores de izquierda. Estos últimos, en Estados Unidos, no dejan de vendernos películas “antinazis” y en Argentina hemos padecido los centenares de filmes bochornosos sobre la “dictadura militar”, clamorosas mediocridades que sólo buscan, a costa del tiempo y del dinero del espectador, meter y fijar en sus cabezas ideas acordes con la ideología imperante. Ahora el wokismo, la promoción de la degeneración sodomita, la preocupación pseudo-ecológica panteísta, la “diversidad”, el “antirracismo” y el anticristianismo son las cuestiones que deben ocupar a los productores y cineastas, y pobre del que se salga del mainstream y no quiera embanderarse en la causa: será velozmente cancelado. 

Hemos dicho lo que Sound of freedom no es. Vamos a ver ahora algunas razones que hacen muy recomendable esta película, además de su valentía de haber metido el dedo en la llaga:

I.- Sound of freedom es una película apasionante para el que todavía es capaz de dejarse llevar por una emoción estética en la cual va implicada la ética y el compromiso espiritual. Sus realizadores saben bien que no tendría el mismo alcance un simple reporte periodístico o un documental que una vigorosa narración cinematográfica. El impacto que está teniendo lo demuestra.

Sound of freedom es un viaje al corazón de las tinieblas, y con mucha más oportunidad podríamos recordar aquellas palabras finales de Kurtz en Apocalipse Now (1979): “El horror…el horror…”. Somos llevados a las orillas mismas del horror, pero sin sumergirnos en sus profundidades. A diferencia de Willard, el protagonista de Apocalipse Now, que permanece atrapado en el oscuro mundo que ha contemplado, aquí Tim Ballard logra salir de allí, y con él nosotros, en busca de “un nuevo comienzo”. A pesar del horror que la esclavitud y explotación sexual de los niños nos despierta, la película no nos deja sacudidos sino que nos invita a pelear de frente, en una actitud positivamente confrontativa contra el poder de las tinieblas. El primer paso es no temer conocer y decir la verdad. Algo parecido ocurrió cuando Mel Gibson descubrió el horror de la América precolombina en su gran película Apocalypto: no se lo perdonaron. El príncipe de este mundo no quiere la verdad. He aquí una buena señal del bien que puede hacer esta película.

II.- Sound of freedom es un relato épico-dramático que evita exitosamente los golpes bajos y la sensiblería como también deslizarse hacia el espectacular film “de acción”. Es más bien una versión moderna de The Searchers, el inolvidable clásico de John Ford (hoy sin dudas en la mira de los canceladores, por mostrar el salvajismo de los indios y estar protagonizada por un actor de derecha como John Wayne –nos paramos para decir su nombre).

Para el que no sabe, The Searchers (1956) transcurre en Texas en 1868 y narra la busca emprendida por un hombre que ha regresado de la reciente Guerra de Secesión, de una sobrina suya cautiva de los indios comanches, que masacraron al resto de su familia. La busca se vuelve empecinada y transcurre a lo largo de muchos años marcados por peligrosas peripecias. La obstinación –y la caridad- al fin dan sus buenos frutos. El héroe ha cumplido con su deber, ha devuelto la libertad a la cautiva. Puede marcharse.

Hay sin duda grandes diferencias entre sus protagonistas y en la trama, pero en lo esencial se trata de rescatar una cautiva de los hijos del Diablo. Plantear esta posibilidad es intolerable para los progres. Por eso no puede sorprendernos que el periódico inglés The Guardian, que ha atacado histéricamente a Sound of freedom, antes haya hecho lo mismo –y con igual excitación- contra The Searchers.

III.- En tiempos donde se ha cancelado la figura arquetípica del héroe para reemplazarlo por el afeminado (ya lo había dicho de otro modo nuestro Ignacio Braulio Anzoátegui: “Cuando desaparecen los santos, aparecen los afeminados”) o el fachoso super-héroe de poderes especiales, se nos pone en pantalla un héroe que no necesita exhibir músculos o realizar proezas acrobáticas, ni tampoco se rodea de preciosas féminas o muestra su lado “oscuro” como para opacar su heroicidad. Héroe es el que va más allá de lo simplemente correcto y exigido, es quien se sacrifica porque entendió que su causa vale más que su propia vida. Jim Caviezel, consagrado en La Pasión de Cristo, es el emblema perfecto para este film: hombre de convicciones, de verdadera fe católica, padre de familia, es todo lo que el progresismo odia. Sin embargo, la película no está, acertadamente, del todo centrada en el héroe, para que el foco en el protagonista no eclipse el drama mayor, que logra conmovernos con muy pocas escenas que sugieren más que muestran, y estamos hablando del sufrimiento de los niños. Es su drama el que tiñe todo el film de una tensión que nos hace unirnos al itinerario del héroe con mayor apego.

IV.- La película se propone como lo absolutamente contrario de lo que este mundo satanizado en que vivimos opera desde sus usinas de poder global. El número de los esclavos en estos tiempos es mayor que en tiempos donde estaba legalizada la esclavitud. La vieja institución que fue desterrada por el Cristianismo volvió en la medida que éste fue corrompido y marginado de la sociedad. Ya lo había predicho Hilaire Belloc en su obra El estado servil. El horror del siglo XX va mucho más allá en este siglo XXI. Propósito indudable de Satanás que odia al ser humano por haber sido redimido por Jesucristo. Y precisamente ha sido la Iglesia católica quien se ha ocupado del rescate de los pecadores, esclavos, oprimidos y sobre todo, de proteger la inocencia de los más débiles. La Contra-Iglesia tiene el programa contrario y pretende llevarlo hasta sus últimas consecuencias. Nos acercamos al punto más álgido de esta guerra espiritual.

V.- Como película, Sound of freedom tiene una estructura narrativa sólida y los guionistas han construido la historia sabiendo bien su oficio. Reúne los tópicos propios de toda narración clásica: una investigación, una busca y un viaje. El director Monteverde sabe llevar un ritmo ágil para mostrar el avance del protagonista en su misión, y sabe hacer sus pausas cuando se trata de la intimidad donde se vierte la “procesión interior” de su alma o el silencioso dolor de los niños. Los amplios encuadres buscan siempre incorporar el ambiente que rodea a los personajes como una forma de hacer que los lugares participen activamente del drama que se está viviendo. El ayudante del héroe quijotesco es otro acierto: algo caricaturezco, ha vuelto de las tinieblas de una vida criminosa y busca reivindicarse en el bien. Se evita así toda caracterización maniquea y fútil.

VI.- Hemos encontrado aquí y allá algunas objeciones de no mucho peso, pero que vamos a responder. No nos referimos, por supuesto, a los ataques frontales de la prensa de las grandes corporaciones, sino a cosas que aparecen en medios alternativos. Primero, un médico que ha estado luchando contra la farsa plandémica –lo aplaudimos por eso- ha salido a decir que esta película manipula sutilmente al espectador (“Así te manipulan” dice él, claro, manipulan a los demás, no a él que sería inmune a toda manipulación), porque cuando el héroe y su compañero ingresan disfrazados de médicos al territorio guerrillero, donde no osan entrar ni el ejército ni la policía, mencionan dos veces que son médicos de las Naciones Unidas, y mencionan tres veces la palabra vacunas. Como si fuera poco, el objetante dice que usan tres veces seguidas el pronombre “quién”, es decir, “who” en inglés, lo cual sería un guiño secreto (¡!) porque querría decir “World Health Organization”. Dice además que imágenes finales son musicalizadas con la voz de la cantante sierva globalista Shakira. Y aporta finalmente esta contundente afirmación: Ninguna película sale de Hollywood sin pasar por la CIA.

Es cierto que hay conspiraciones y conspiradores, pero también hay –y no son escasos- conspiranoicos.  Estos ven en cada mínimo detalle un signo del poder globalista al que no se le escapa absolutamente nada. Todo se hace adrede. Mucho nos tememos que este parece ser el caso. Vamos a ver: la película está basada en hechos reales, la única forma que tenían los agentes de ingresar al territorio guerrillero era fingiendo ser médicos de la ONU, o de la Cruz Roja u alguna entidad internacional, pues a ellos los dejan ingresar en todas partes. Es un hecho. Luego, esos médicos cargan con medicinas y vacunas. ¿Qué se supone que tenían que llevar Tim Ballard y su compañero para hacerse pasar por médicos?   Lo del pronombre “quién” es sencillamente ridículo. ¿Queda prohibido decir “who” en toda película hablada en inglés? Y no imaginamos cómo podrán entender esa “señal” los que vean la película doblada…  Pero además, la película fue terminada en 2018 y no permitieron que se estrenara entonces. Dice el objetor que eso es más a su favor puesto que habría dejado una imagen positiva inconsciente. Pero es al revés: porque si la película era conveniente a los conspiradores covídicos, entonces la hubiesen estrenado sin dificultades. Por otra parte, por aquel entonces la mayoría de la gente desconocía la cuestión “vacunas” (quizás hasta el mismo que objeta), así que mal se les puede endilgar a los realizadores de la película una utilización perversa del tema. Más aún, Eduardo Verástegui no tiene problemas en hablar públicamente de “plandemia”. Después de todo lo que ha pasado en los últimos tres años, sería mejor no hacer mención favorable de ese tema, pero, ¿la película lo hace, o simplemente se trata de una excusa y un disfraz de los rescatadores? En todo caso, se le estaría pidiendo demasiado a una película que, hay que repetirlo, fue terminada dos años antes de la “pandemia”. Respecto de lo de Shakira, no hemos escuchado ningún tema de la tal cantante, quizás al final de todos los títulos aparezca, no hemos podido comprobarlo, pero en ese caso sería una mala elección, quizás sólo comercial, de sus productores –puesto que gran parte de la película transcurre en Colombia-, antes que “una señal” de adhesión a los planes globalistas. ¿Y habrá que presumir que porque se incluye un tema musical compuesto por el cubano Silvio Rodríguez, los realizadores están dando la señal de que quieren manipularnos para que aceptemos el comunismo? La afirmación de que toda película de Hollywood -¿qué se entiende por Hollywood? ¿Estados Unidos?- pasa antes por la CIA no la prueba, por lo tanto no tiene ningún sustento. Afirmación gratuita. Podemos agregar todavía que Caviezel ha sido amenazado luego de afirmar que las agencias de inteligencia estadounidenses estaban implicadas en el tráfico de niños. Con lo cual la supuesta “sutil manipulación” parece más bien un razonamiento descabellado de aquel que se apuró a publicarlo. Es lo que sucede: algunos se pasan de revoluciones y terminan sospechando hasta de su propia sombra.

Desde México lanzan otra teoría, de que sería la película parte de la gran conspiración porque el multimillonario Carlos Slim habría puesto dinero en la misma. La verdad es que quien lanza la acusación no se molesta en absoluto en aportar las pruebas de tan seria acusación. En todo caso, lo que importa es lo que dice la película, y eso es lo que han entendido bien los mass media del sistema, por lo cual la combaten. Se aporta una foto donde Verástegui y otras personas aparecen junto a Slim, el cual se sostiene que tiene estrechos vínculos con el presidente de izquierda López Obrador, y también se lo vincula a diversos crímenes. También se sostiene que Slim ha apoyado económicamente a Verástegui para ayudarlo a lanzar su carrera política y convertirlo en una “oposición controlada”. Todo es posible, pero sería fatigoso y distractivo introducirse en esos meandros que nos llevarían lejos de lo que nos ocupamos. Por otra parte Verástegui ha hecho un video desmintiendo totalmente la especie y hablando acerca de la producción de su película. Y la cuestión es la película en sí, y no quiénes pretenden aprovecharse de su éxito o de sus realizadores con otros fines. Siempre ocurre que hay personas que intentan ser demasiado listas y, fatalmente, terminan haciendo papelones. Recientemente pudimos comprobarlo con un señor que escribe a veces en algún que otro medio de Internet, despotricó contra Nefarious diciendo, entre otras cosas, que estaba hecha por protestantes: estaba así demostrando su supina ignorancia, puesto que en verdad los realizadores son católicos. Y, una vez más, haciendo acusaciones gratuitas, sin probar sus aserciones.

Terminemos nuestra consideración. La perversión de niños se extiende como reguero de pólvora y, contrariamente a las medidas urgentes que se tomaron por una supuesta “pandemia”, los gobiernos y personas “representativas” en las instancias públicas prefieren manejar esta agenda satánica en segundo plano, para que la población no se entere de que sus hijos están todos en un grave peligro. Se pretende normalizar el satanismo, y hacer de la corrupción de los niños un “progreso”, legalizando la pedofilia. Cuando esto escribimos nos llega la noticia de que en la televisión de Holanda sientan a niños de 10 a 12 años frente a hombres y mujeres transexuales que se desnudan frente a ellos, “para que piensen en su propia sexualidad”. Aquellos países depravados ya no atinan a reaccionar y se están entregando de lleno a las obras del infierno. Pero nosotros nos escandalizamos. Es por eso que Sound of freedom está resultando, con su enorme éxito, una bandera que llama a la batalla contra este mundo perverso que nos quieren imponer a todos. Decía Braulio Anzoátegui que “No hay verdadera crítica sin trompadas, como no hay verdadera religión sin guerra religiosa”. La película es una trompeadura allí donde más les duele a los perversos de la élite mundialista, y nuestra actitud debe ser la misma. Estamos en una guerra religiosa y es hora de entenderlo de una vez por todas. Hay que golpear. El enemigo no va a detenerse si nosotros no hacemos algo para detenerlo. Esta es una guerra a muerte. Una película es un medio poderoso de difusión de esta contra-agenda. Nuestro compromiso con la verdad, y sobre todo nuestras oraciones, van a darnos la victoria. Dijo Nuestra Señora en Fátima que sólo Ella puede ayudarnos. El Santo Rosario y la devoción a su Corazón Inmaculado son nuestros dos últimos recursos. El sonido de la libertad de los hijos de Dios va a resonar muy fuerte: hay que empezar por hacerlo oír desde ahora.

 

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