La
demolición del Papado por etapas
Por P. FLAVIO MATEOS
Capítulo de nuestro libro “FATIMA Y EL MILAGRO DEL SOL. LA GUERRA DEL ANTICRISTO CONTRA EL
PAPADO”, Ediciones Reacción,
2024. Lo actualizamos.
Puede verse una lógica en las acciones y actitudes de
los revolucionarios que tomaron la Iglesia en el Vaticano II (“la Revolución de
octubre pacífica en la Iglesia”, como lo llamó el dominico Congar). La
intrusión de la democracia (influencia sobre todo del americanismo, pero
llevada a cabo con particular habilidad por los neo-teólogos subjetivistas
alemanes) ha debido desacralizar paulatinamente el Papado, mientras iban democratizando
cada vez más la Iglesia, que de conciliar está pasando a ser ahora sinodal. En
una palabra: protestante.
Podemos establecer algunos de esos hitos en este
camino de deformación del Papado:
1.- Colegialidad y bicefalismo en la Iglesia, en la
constitución dogmática Lumen Gentium
(1964). [1]
2.- Pablo VI visita la sede de las Naciones Unidas
(ONU). Se presenta como un hombre igual a los demás, que ha de ponerse al
servicio de las Naciones (cuando las Naciones deben estar al servicio de la
Iglesia). Hace una “ratificación moral y solemne de esta augusta
Organización” (nacida de la Revolución anticristiana y merced al triunfo masónico-liberal-comunista
tras la Segunda Guerra Mundial), y afirma que “Los pueblos se vuelven a las
Naciones Unidas como hacia la última esperanza de concordia y paz” (¡!) (1965).
3.- Pablo VI entrega su anillo,
símbolo de la autoridad papal suprema, al herético, cismático y falso arzobispo
de Canterbury, en la basílica de San Pablo extramuros (1966).
4.-Declaración de Pablo VI: “el
Papa es el más grave obstáculo en el camino hacia el ecumenismo” (1967).
5.- Deposición de la tiara por Pablo VI (1969). La
Iglesia adopta la democracia, el Papa deja de ser un monarca.
6.- Actitudes populistas, adopción de sombreros, gorras
o cascos grotescos y hasta bailes de música moderna por parte de los papas
conciliares (desde el posconcilio hasta la actualidad).
7.- Reunión interreligiosa de Asís. El Papa (Juan Pablo
II) es uno más entre todos los líderes de las falsas religiones. (1986)
8.- Juan Pablo II es el primer Papa en visitar una
sinagoga (1986). El Papa en pie de igualdad con el Rabino de Roma, como dos
amigos. Los Papas posteriores seguirán su ejemplo.
9.- Redefinición ecuménica del Papado, proyectada en la
encíclica Ut unum sint de Juan Pablo
II (1995).
10.- Benedicto XVI quita la tiara de su escudo papal
(2005).
11.- Tras su renuncia (2013), Benedicto XVI se convierte
en “papa emérito” (viejo proyecto suyo, en connubio con Karl Rahner). Permanece
en Roma, donde hay ahora “dos Papas”.
12.- Francisco se dedica sistemáticamente a derruir la
imagen de Papa, bajo capa de “humildad”. Hasta llegará a colocarse una nariz de
payaso.
13.- Documento de estudio del Dicasterio para la
promoción de la unidad de los cristianos: “El
Obispo de Roma. Primacía y sinodalidad en los diálogos ecuménicos y en las
respuestas a la encíclica Ut unum sint”, tendiente a establecer una
“Iglesia sinodal”, donde el Papa pasaría a ser no ya un primus inter pares con los obispos católicos, sino también con los
de otras denominaciones o sectas cristianas. Así lo explicita el cardenal Koch
(modernista y, desde luego, “sinodal”): “el primado debe ejercerse de
manera sinodal […] poniéndonos a la escucha de las diferentes tradiciones
cristianas con respecto a la sinodalidad y al primado, como contribución al
proceso sinodal”.
14.-Francisco, hacia el penoso final
de su pontificado, aparece públicamente sin la sotana blanca, con un grotesco
pijama.
15.-León XIV, promotor de la
iglesia “sinodal” o “democrática, afirma indirectamente en un discurso a una “Peregrinación
ecuménica ortodoxa-católica de los Estados Unidos” que Roma (es decir,
el Papa) no tiene la primacía respecto de las otras denominaciones cristianas. El
Papa ya no es “un obstáculo en el camino al ecumenismo”. La doctrina católica
es arrojada al cesto de la basura.
Última reflexión: aunque los modernistas, herejes y
masones hagan todos los esfuerzos que su perversa sinuosidad les aconseje,
aunque conjuren y arbitren asambleas y nuevos documentos, todo va a un final fracaso:
el Papado seguirá en pie puesto que la palabra de Dios no pasa: “Y Yo, te
digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificare mi Iglesia, y las puertas
del abismo no prevalecerán contra ella” (Mt. XVI, 18).
[1] “¿Cómo introduce esta constitución la bicefalia en la
Iglesia? Tras recordar que el Papa «tiene la potestad plena, suprema y
universal sobre la Iglesia [...]», LG añade inmediatamente que «el orden de los
obispos [...] constituye también el sujeto de la potestad suprema y plena sobre
toda la Iglesia» (§ 22). Mientras que hasta entonces la Iglesia había sido una
monarquía con un único poder supremo, el del Papa, LG afirma de repente un
doble poder supremo, una Iglesia bicéfala. Junto al Papa, el colegio episcopal
(incluido el Papa) también está sometido al poder supremo. Este cambio de
doctrina fue tan considerable que el Papa Pablo VI consideró que debía
intervenir y redactar una «nota
explicativa prævia» (nota explicativa preliminar) que debía adjuntarse a la
Constitución, en la que matizaba este cambio: «Para no poner en tela de juicio
la plenitud del poder del Romano Pontífice, [...] el colegio está siempre y
necesariamente de acuerdo con su cabeza, que en el colegio conserva
íntegramente su oficio de vicario de Cristo y pastor de la Iglesia universal».
Esta nota impide, pues, que el colegio ejerza por sí solo el poder supremo en
la Iglesia, lo que constituye una herejía condenada, pero no suprime la
«bicefalia». El nuevo Código de Derecho Canónico de 1983 ratificó esta doctrina
de la doble potestad suprema en el canon 336: «El colegio episcopal, cuya
cabeza es el sumo pontífice y del que forman parte los obispos [...] está
también, en unión con su cabeza y nunca sin ella, sometido a la suprema
autoridad de la Iglesia”. (Petit
catéchisme du concile Vatican II, Le Sel de la terre No 93, ÉTÉ
2015).