Nota
del blog:
Decía
Alberto Falcionelli, uno de los mayores expertos en Rusia y la Unión Soviética
que ha habido: “Hace muchos años que he
podido comprobar que Rusia es el país peor conocido en Occidente, aquel acerca
del cual, por consiguiente, los historiadores tuvieron la facultad de emitir
los más impensados propósitos”.
No
pretendemos que con un par de documentales se pueda conocer la inmensa
complejidad de una nación como Rusia, por supuesto, pero alguna cosa valiosa se
puede sacar de su visión. Por lo menos se esfumará la idea absurda que tienen
muchos en nuestros países de que Rusia sigue siendo “comunista” (¡!).
Nos
extendemos a lo largo de tres capítulos, en nuestro libro “Fátima y Rusia”,
acerca de la historia y actualidad de Rusia, y su misión providencial en la
historia. Entre otras cosas nos ocupamos de zanjar acerca del mito de que Dugin
(que aparece en uno de los videos) sería el asesor de Putin, que lo estaría
empujando hacia el “perenialismo” (¡!), entre otras cosas. Nada que ver. Putin
es un caso único en el mundo, pues es un conservador pragmático que es guiado
sólo por su patriotismo –si se quiere, por su pasión eslava- pero que no tiene
ni sombra de ideología que lo influya, ni su aversión a la democracia liberal a
la manera yanqui lo ha corrido hacia la autocracia al estilo oriental (estilo
chino-coreano). Decía un texto de Calderón Bouchet, recientemente dado a
conocer por un sitio revisionista: “Castellani
nos recordó que la autoridad era la causa eficiente del orden social y que no
debía confundirse con el poder ciego de una comandita dispuesta a arrasar con
todo lo que resistiera. La autoridad supone la existencia de una inteligencia
egregia. Un gobierno puede tener poder, pero si carece de inteligencia y no es
capaz de dar solución a los problemas que la realidad social le presenta, no
tiene autoridad y por ende no gobierna en el sentido preciso del término”.
Es innegable la autoridad con que Putin, un verdadero estadista, sin dudas con
sus contradicciones y deficiencias (no es Franco ni Oliveira, aunque está más cerca
de ellos que de un personaje impresentable como Maduro) ha sabido hacer
resurgir a Rusia de sus cenizas, convirtiéndola en una amenaza real –un
obstáculo- a la alianza pedo-sodomita internacional que se ha impuesto en
Occidente con su ideología de género y demás putrefacciones. Uno de los
documentales se llama “Revolución conservadora”, lo cual es un contrasentido:
Putin mismo se ha calificado de conservador moderado y esto se ha podido ver en
la parsimonia con que en sus veinte años de gobierno ha ido realizando cambios
lentamente, con el mayor de los cuidados, todo lo contrario de una revolución.
No
decimos más, sino simplemente que si Rusia no se convierte, no podrá finalmente
sobrevivir, y por eso mismo es que la Sma. Virgen de Fátima ha pedido la
consagración a su Corazón Inmaculado, la cual se hará. Entonces Rusia será
católica.
F.M.