Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María

viernes, 25 de noviembre de 2022

DISCUTIENDO SOBRE PUTIN

 


Por FLAVIO MATEOS

 

I-¿Putin comunista?

Si bien este es un blog acerca de Fátima, Rusia está involucrada en sus mensajes y por lo tanto en cierta medida, como hasta ahora lo hemos estado viendo, debe tenerse presente lo que ocurre con aquel país. Acerca de ello hemos escrito largo y tendido, además de investigado, para nuestro libro “Fátima y Rusia”. Pero, como lamentablemente muchos de quienes nos rodean aún no lo han leído, hay elementos de juicio que no se ponen en la mesa a la hora de considerar ciertas cosas. Y así debemos volver sobre ciertos temas. Ahora nos acaban de informar que Putin, durante una visita oficial del actual presidente cubano en Moscú, inauguró una estatua del tirano comunista Fidel Castro. Un razonamiento primario sacará infaliblemente la siguiente conclusión: “Putin es comunista, ¿no se dan cuenta?”. Pero, ¿es realmente así?





Ese mismo tipo de razonamiento, viendo a Putin inaugurar una estatua de Alexander Solzhenitsyn (cuya obra mandó se estudiase en las escuelas rusas), concluiría: “Putin es anticomunista”, ya que el famoso escritor lo era. Igualmente viendo a Putin inaugurar, cuando se cumplieron los cien años de la revolución comunista, un monumento de homenaje a las víctimas de la represión política revolucionaria.





Del mismo modo, si alguien ve a Putin inaugurando el museo de la memoria judía, entonces concluirá que “sin dudas, es judío”. Y si lo ven inaugurando la monumental escultura dedicada a Vladimir I, quien cristianizó Rusia, dirán “es cristiano”. Más un largo etcétera, que preferimos ahorrarle al lector.





Sin embargo, no se trata ni de una cosa ni de la otra. El asunto no es tan simple, como quisieran algunos para facilitarse las cosas y luego echarse a descansar sabiendo que ya han comprendido la realidad. La realidad es más compleja. Putin no es comunista ni es anticomunista. Pero ocurre que el mundo moderno está tan ideologizado, que ya no se entienden los hechos o los personajes políticos sin una ideología que explique sus pasos, sus motivaciones, sus comportamientos. Es claro: tuvimos a Hitler movido por el nacional-socialismo; a Mussolini movido por el fascismo; a Lenin movido por el marxismo-leninismo; a los norteamericanos movidos por el liberalismo democrático, etc. Ahora los gobernantes occidentales son movidos por la ideología del transhumanismo, del género y del ecologismo, lo cual no viene a ser sino un comunismo 5G (al decir comunismo estamos incluyendo el sionismo y la acción sectaria de las sociedades secretas, por supuesto), que reagrupa todos los errores anteriormente mencionados. Entonces, para algunos Putin tiene que ser comunista, para otros sionista, y para otros más, “perenialista”.

Pues bien, es el gran problema que tiene todo el mundo, y por el cual tanto se discute, llegando a haber tanto adhesiones como rechazos en las mismas corrientes de derecha, izquierda, católicos y demás, respecto del presidente ruso y sus motivaciones. Hasta el tan mencionado Dugin –que dicen que es un asesor de Putin, para lo cual nadie ha aportado pruebas- le reclama a Putin que tenga una ideología. Convengamos que sería mucho más fácil demonizarlo –o exaltarlo- de ese modo. Pero he allí el problema con Putin para los amantes de teorías y esquemas: es irreductible a ellos.

Putin no es un ideólogo ni se mueve por ideología alguna. Como ya lo hemos mostrado en nuestro libro, es un conservador liberal (él mismo se ha definido como conservador), es un político pragmático, cuyo único interés, por encima de todo, es Rusia, y puede cuando quiere manipular la historia para hacerla contribuir a los intereses rusos. Puede llamárselo eslavista, si se quiere, pero no creemos, analizando sus discursos y obra de gobierno, que pueda inscribirse dentro de una ideología o sistema de ideas que pretenda explicar toda la realidad e imponerse en el mundo entero.

Decía Alexander Solzhenitsyn acerca del comunismo:

Dentro del sistema filosófico de Marx y Lenin, y en el corazón de su psicología, el odio a Dios es el motor principal, más fundamental que todas sus pretensiones políticas y económicas. El ateísmo militante no es meramente incidental o marginal a la política comunista; no es un efecto secundario, sino el pivote centralPara lograr sus diabólicos fines, el comunismo necesita controlar a una población desprovista de sentimientos religiosos y nacionales, y esto implica la destrucción de la fe y la nacionalidad. Los comunistas proclaman ambos objetivos abiertamente, y con la misma franqueza van a cumplirlos.”

(Discurso de Aleksandr Solzhenitsyn en Londres, 10 de mayo de 1983).

Ahora bien, desde que llegó al gobierno, en la Rusia de Putin no se ha dejado de alentar la religión, construyéndose cerca de 30.000 iglesias (cristianas ortodoxas, casi el 80% de la población lo es), muchísimos monasterios, etc. Y se ha fomentado el orgullo patriótico nacional ruso constantemente. Además se ha promovido la familia tradicional. Es decir, se han fortalecido los fundamentos a los cuales ha atacado implacablemente el comunismo y los cuales están bajo feroz ataque hoy en todo Occidente, un Occidente que ya ha dejado de ser cristiano. Entonces, ¿cómo podría un gobernante comunista hacer lo contrario de lo que pregona su ideología? 

De acuerdo, pero ¿por qué, entonces, inaugurar una estatua del oprobioso tirano cubano en Moscú, si ni Putin ni Rusia son comunistas? Respondemos que, en las circunstancias actuales, es lógico: Rusia está bajo el acoso de la OTAN, que desea destruirla, partirla en mil pedazos, dividirla en pequeños territorios fácilmente dominables (como hicieron con el Imperio Austrohúngaro al final de la Primera guerra mundial). Recordemos que el desmantelamiento de Rusia viene desde por lo menos mediados del siglo XIX, especialmente por parte de alemanes e ingleses, que nunca quisieron integran al gran imperio ruso a Europa. Así, hoy más que nunca Rusia necesita por lo tanto mantener sus aliados en todo el mundo. Cuba ocupa un lugar geográfico estratégico para la geopolítica rusa (recuérdese la crisis de los misiles, en 1962). Y está tambaleando, pues, más allá de las legítimas protestas y reacciones del pueblo cubano contra el comunismo, todo parece indicar que los Estados Unidos estuvieron tratando –o lo están aún- de provocar una “Revolución de color” para hacerse con el control total de la isla, quitándole a los rusos toda influencia en la región. La estatua no es gratuita y debe haber una reciprocidad para con Rusia por parte del régimen cubano. Por otro lado, no se inauguró la estatua de Castro en tanto dirigente comunista, sino en tanto dirigente anti-norteamericano. Ese sentimiento está cada vez más en vigor en los rusos y puede que también Rusia quiera hacer que explote en nuestro continente. Todo es posible y como recurso de guerra, Putin debe haberlo contemplado. Nos guste o no, se trata de un acto que forma parte de la guerra entre Rusia y la OTAN, que es quien hoy está aplicando una política comunista en todo el mundo (véase cómo los partidos comunistas en nuestro continente aprueban todos la ideología de género y demás aberraciones promovidas por Washington). 

Pero, para que se vea hasta qué punto la escalada de agresiones contra Rusia ha subido en los Estados Unidos –lo que hace comprensible la cada vez más agresiva política antinorteamericana de Putin-, puede verse en las siguientes imágenes, cómo en un jardín infantil de Nueva York, han colocado una estatua ridiculizando al presidente de Rusia:






Así que, nuevamente, el pragmatismo de Putin no tiene problemas en hacer lo que fuere necesario a favor de Rusia, y así como ha mantenido buenas relaciones con Maduro que es comunista, también las ha tenido con Bolsonaro, que es de derecha. La ideología no juega allí ningún papel, a no ser que se le llame ideología al sentimiento anti-norteamericano.

 

II.¿Putin sionista?

Hay también quienes acusan a Putin de formar parte de la banda judía Lubavitch, la cual sería como “la Tradición católica” de los judíos, es decir, que se opondrían a los judíos progresistas de Occidente, pero que de todos modos quieren imponer un “Nuevo Orden Mundial”. En este caso Putin querría un “nuevo orden mundial” ruso-judío, o algo así. ¿Qué demostración se da de esto? El hecho de que alrededor de Putin haya muchos oligarcas judíos. Pero eso no es prueba alguna, porque, ¿necesariamente los judíos tienen que mandar a Putin, o éste los tiene controlados y los usa para su beneficio? ¿Quién es el que tiene en verdad el poder y está imponiendo su proyecto? No es fácil de dilucidar un tema tan complejo, pero hay una cosa de sentido común. El judío –sea progre o tradi- es cosmopolita, internacionalista y exclusivista. Es decir, sabe bien que el sentimiento religioso y patriótico o nacionalista de los otros pueblos conspira necesariamente contra su poder. Lo vemos confirmado en esto que informa el autor David Duke (el destacado es nuestro):

“A finales de 1941, muchos observadores internacionales esperaban plenamente que la Unión Soviética colapsara a causa de las numerosas victorias militares alemanas del frente oriental. La elite gobernante de la URSS, luchando por su propia existencia, recurrió a la única reserva que siempre, en términos ideológicos, había despreciado: el nacionalismo ruso.

Alentando al pueblo ruso a combatir a los invasores alemanes, la propaganda soviética pasó de decir que se trataba sólo de una lucha ideológica entre el nacionalsocialismo y el comunismo, a oponer el nacionalismo y la independencia rusos a la agresión y el imperialismo alemanes.

Este cambio –indiscutiblemente un llamamiento al nacionalismo ruso, en lugar del «internacionalismo obrero», se puede decir que señala el inicio del declive de la influencia judía en la Unión Soviética.”

(Dr. David Duke, El secreto del comunismo, edición digital. Agrega luego este autor: “La victoria sobre el nacional-socialismo preparó el terreno para el enorme crecimiento del poder judío en el mundo occidental de la posguerra compensando de sobra, a la postre, la decadencia de los judíos en la Unión Soviética”).

¿Sabe el lector por qué los medios de prensa occidentales han demonizado a Stalin, y no a los otros dirigentes soviéticos? Porque se metió con los judíos y se convirtió en un problema, que un autor sintetizó así: “el jefe de los comunistas de todo el mundo se volvió el mayor enemigo del comunismo”. ¿Sorprendente? ¿No pasa lo mismo hoy en que el Jefe de la Iglesia católica es el mayor enemigo de la Iglesia católica? Lo que sucedió con Stalin es que el internacionalismo que impulsaba Wall Street a través de Trotsky fue cortado de raíz por el líder nacionalista de la URSS. El gobierno mundial sufrió un obstáculo por parte del líder comunista. Eso llevó a que arrojaran las bombas atómicas para presionarlo, y no sólo eso sino que se estima que el tirano georgiano habría sido asesinado. ¿Por qué se lo demoniza a Putin hoy? Por las mismas razones: se metió con los internacionalistas que quieren apurar el gobierno mundial del Anticristo, destruyendo a Rusia que es un país todavía no dispuesto a renunciar a su propia identidad. ¿Habrá entonces el proyecto de un “Nuevo Orden Mundial ruso? No, sólo puede haber un gobierno mundial judío…o cristiano, no puede haber un gobierno mundial ruso-judío, eso es absurdo. ¿Y un “Nuevo Orden Mundial multipolar, como propone Putin, funcionaría? Esa es una ilusión liberal, vamos camino o a una victoria del Cielo a través de la conversión milagrosa de Rusia, o hacia el gobierno mundial del Anticristo, que antes o después, como sabemos, finalmente llegará. El problema es que de un lado están los fanáticos comunistas (USA y aliados-Foro de Davos-Vaticano, y quien cree que el comunismo se acabó no lo entiende), y por el otro liberales-conservadores (Rusia). En una situación tal, la ventaja corre siempre para los comunistas, que carecen de todo escrúpulo y cuya astucia satánica no descansa nunca. De allí que la resolución victoriosa contra el comunismo sólo puede darla la intervención divina, y no el sólo uso de las armas.

Volviendo a los que afirman que Putin sería un cómplice del poder judío que pretende establecer un gobierno mundial “perenialista” o falsamente “tradicional”, insistimos en que no son una ilusión las 30.000 iglesias cristianas, los innumerables iconos de Jesucristo y la Virgen María que se observan en toda Rusia (incluso en las tropas de combate ahora en Ucrania), el sentimiento patriótico vinculado a esa misma identidad, que aflora hoy con más fuerza que nunca (y eso sin dejar de destacar las grandes contradicciones internas que dominan aquel país). Todo eso conspira contra el sentir judío y si Putin hubiera permitido a lo largo de más de dos décadas todo eso para “simular”, resulta francamente inconcebible, sobre todo teniendo en cuenta que el pueblo ruso no ha sido idiotizado, como los pueblos occidentales en base al liberalismo democrático. Las Fuerzas Armadas rusas tienen su propia imponente catedral, donde los iconos del Salvador y la Madre de Dios alientan su defensa nacional. No tienen una sinagoga. Hay allí “libertad religiosa”, sí, pero la jerarquía de poder se mantiene en aquellos que se llaman cristianos. Para que eso disminuya debe disminuir el sentimiento patriótico ruso, pero, por el contrario, eso es lo que se está incentivando cada vez más.  Más aún, va quedando claro que los judíos no se sienten realmente rusos: podemos leer en las noticias que muchísimos de ellos abandonan el país rumbo a Israel, porque no quieren ser reclutados por el ejército para ir a combatir. Putin ha dicho que espera de los judíos su contribución en estos momentos. La respuesta ha sido escapar. Eso no será sin consecuencias.

 

https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-62576616

https://www.infobae.com/america/mundo/2022/10/12/cada-vez-mas-rusos-investigan-sus-origenes-judios-para-evitar-la-movilizacion-de-putin-y-huir-a-israel/

 

 

El ministro de defensa de Rusia en la consagración de la Catedral de las FF.AA. en Moscú.

 


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