Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María

martes, 29 de julio de 2025

REFUTACIÓN SINTÉTICA DEL LIBERALISMO

 


Por JUAN VAZQUEZ DE MELLA

 

Señores: no puede existir una sociedad sin un orden de principios morales y jurídicos inmutable e inviolable que sirva de frontera a la libertad humana, individual o colectiva. La inviolabilidad de los principios o de las instituciones que los representan tiene que estar en alguna parte; porque si todo es variable y violable, no existe más que el imperio de la fuerza, y el derecho es un proscripto. Y una sociedad que no esté unida por el derecho será una congregación de fieras, pero no será una sociedad de personas. Mas una inviolabilidad cuyo fundamento sea variable es contradictoria, porque depende del cambio; y lo que es hoy inviolable no lo será mañana, y entonces no habrá nada que deba ser perpetuamente inviolable, porque habrá inviolabilidades opuestas. Pero una doctrina inmutable e inviolable, para no ser una abstracción debe estar bajo la custodia de una autoridad de su misma naturaleza; porque si fuera contraria, la destruiría. Y como todas las autoridades humanas cambian y pasan, es necesaria una autoridad divina que exista como directora suprema entre los hombres. Esa autoridad, para ser divina y no confundirse con las autoridades humanas, y para ser proporcionada a la naturaleza de la doctrina encomendada a su guarda, tiene que ser perpetua y no contradecirse nunca. De todas las autoridades religiosas que se han conocido en el mundo, sólo la de la Iglesia católica subsiste hace cerca de dos mil años sin haber incurrido en una contradicción, viviendo en una lucha doctrinal perpetua, y es, además, la única que sube por el pueblo escogido, y mediante una estirpe de profetas y patriarcas, hasta el umbral de la Historia. Luego, sólo ella es divina, y tiene, por lo tanto, el derecho de dirigir en ese orden supremo a las autoridades humanas.

El Estado, que es lo primero en la esfera política, está subordinado a ese orden religioso, moral y jurídico supremo, y su potestad está limitada por esa soberanía, que es superior a la suya. De donde se deduce que no tiene por sí mismo derechos, como no se le concedan circunstancialmente por la potestad superior, más que como medios de cumplir los deberes religiosos que le obligan lo mismo que a las demás personas. Y esta conclusión implica esta otra: que es falso el cesarismo radical o atenuado que afirma lo contrario.

Lo que supone a su vez que es anticristiano el absolutismo que, sea cualquiera la forma de gobierno en que se manifieste, no reconoce en realidad más límites al poder del Estado que los que él mismo se traza. Luego, es falsa toda soberanía única y absoluta, ya radique en el César individual o en el César colectivo, que no reconozca sobre ella y por encima de sus decretos y de sus votos la soberanía del orden religioso, moral y jurídico supremo. Y como la relación de dependencia respecto a ese orden abarca por tal aspecto a todas las personas individuales o sociales, el Estado, que está ligado con igual vínculo, tiene que reconocerlo y respetarlo en los demás con el derecho de conformarse con él, so pena de romper el suyo, que es el mismo lazo repetido en las otras entidades, según la naturaleza de cada una. Y como no se puede reconocer esa relación de dependencia a un orden que impera de igual manera sobre el Estado que sobre las otras personas sin reconocer los deberes y los derechos que implica, y no se pueden reconocer esos deberes y derechos sin afirmar la personalidad y la relativa independencia de los sujetos en que radica con respecto al poder civil, resulta que sólo el orden religioso, moral y jurídico que la Iglesia mantiene, y mirado por un solo aspecto, incluye la afirmación de una jerarquía de personas —como el individuo, la familia, que se puede prolongar en Escuela, Universidad, Gremio y congregarse en municipios, comarcas, regiones y nación— que tienen, frente al Estado, una escala ascendente de derechos, sólo teniendo en cuenta los religiosos y los que de ellos suponen, que son otros tantos límites a los desbordamientos de su soberanía.

De manera que la Iglesia, con su existencia como sociedad organizada e independiente, es ya en este concepto un límite frente al poder del Estado; y por el orden doctrinal que mantiene y aplica, es otro límite jurídico, superior a su soberanía; y por la relación de las personas individuales y colectivas con ese orden y los derechos y deberes que él establece, fija otro límite, el de la jerarquía social, como nuevo baluarte para sitiar la tiranía. No se puede negar uno solo de esos límites sin concluir por negar los tres, porque no son más que la aplicación de un mismo principio. Y no se puede afirmar uno con lógica sin afirmar los tres.

Pues bien, señores, el liberalismo los ha negado todos, porque niega el principio de que son consecuencias. El liberalismo radical y lógico —del cual son derivaciones hábilmente atenuadas, según las fuerzas sociales contrarias, todos los demás— consiste esencialmente en la negación de un orden religioso, moral y jurídico superior y obligatorio como límite de la libertad humana, empezando por la del individuo y acabando por la del Estado.

Y como niega, o prescinde de ese orden, no reconoce su soberanía sobre el orden civil, y por eso el poder civil no quiere reconocer los deberes y derechos que engendra en las demás personas sociales. Y de aquí que las leyes en que penetra no sean más que un estado de sublevación permanente contra la Iglesia que empiece por emanciparse de su potestad y, después, de su doctrina, y siga negando en toda la jerarquía de las personas sociales los deberes y derechos religiosos que él quebrantó, y que acabe negando los derechos naturales también, para que no sean medios de recuperar los demás derechos perdidos. Así, señores, un absolutismo esencial sistemático, una verdadera Estadolatría, consecuencia inmediata de la Ateocracia, es la nota fundamental del Estado moderno. ¿Y vamos a transigir, en nombre de los intereses de la Iglesia, con el que vive de la tiranía que ejerce sobre sus derechos, que son los de nuestras conciencias cristianas?  Jamás. Toda transacción en esta materia es una resta moral que hacemos de nuestro derecho y una suma con que aumentamos su despotismo para que lo merme más.

Por eso hay que combatir el liberalismo como una doctrina que en cualquiera de sus escuelas, radical o doctrinaria, individualista u orgánica, socialista o anarquista, implica, en la medida en que sostenga la negación del orden religioso obligatorio y la proporción en que ceda a los hechos opuestos a su principio, el Ateísmo jurídico, que es, en último análisis y extremadas lógicamente las conclusiones, lo que, mirado por el aspecto religioso, constituye su esencia. Pero no basta anatematizar el principio y rechazarlo como un error abstracto si después se le acepta cobarde e hipócritamente en la práctica como un hecho; porque semejante procedimiento, trasladado del orden político, que es parte del orden moral, a todos los actos humanos que éste comprende, ya que no hay razón alguna para que estén regidos por leyes opuestas, equivaldría a expulsar el deber de la vida en beneficio de toda violación radical y constante.

Se parte del hecho como de una realidad con la que hay que contar, pero no para darle fuerza, aceptándola aunque sea con las cómodas y sabidas reservas mentales, sino como de una tiranía que sólo es lícito soportar mientras se trabaja por exterminarla, como de un error que hay que desarraigar, como de una pérdida del territorio que es preciso reconquistar a viva fuerza; y para eso, señores, la primera condición es no transigir, no suspender ni por un instante el litigio, ni darlo por resuelto ni provisionalmente siquiera, porque eso sería el error de la táctica novísima del retroceso perpetuo y del fraude piadoso, empezar una campaña auxiliando al enemigo y partiendo de una derrota voluntaria; pues, como se ha dicho elocuentemente, la resignación de los vencidos es el complemento de la victoria, lo que quiere decir que no existe verdadero triunfo en los vencedores mientras no se lo otorga la resignación de los vencidos.

 

Juan Vázquez de Mella
Discurso pronunciado en el Teatro de Santiago,
el 29 de julio de 1902. Obras Completas, t. V, p. 162.

sábado, 26 de julio de 2025

SOLVE ET COAGULA - MONS. CARLO MARIA VIGANÒ

 


Stephen Kokx entrevista al Arzobispo Viganò.

 

 

“Lo diré sin rodeos: el lobby sinodal espera que León otorgue legitimidad canónica a un proceso subversivo de desmantelamiento del Papado; una especie de abdicación voluntaria del Monarca en favor de un Parlamento que, en respuesta a la renuncia al poder de jurisdicción y gobierno, lo reconozca como un primado honorífico que pueda ser útil en el plano ecuménico. En un paradójico absurdo jurídico, este lobby exige que quien posee un derecho divino ejerza la autoridad suprema para transmitir ese derecho al sínodo, algo que el Papa no puede hacer. Este golpe eclesial pretende llevar hasta sus últimas consecuencias el proceso revolucionario iniciado en el Vaticano II con la colegialidad episcopal de Lumen Gentium, extendiendo el gobierno de la Iglesia Católica a los laicos y a las mujeres, en detrimento total del vínculo indisoluble entre el poder del Orden Sagrado y el poder de Jurisdicción que ha existido en la Iglesia desde tiempos inmemoriales”.

 

 

Publicado en Kokx News el 18 de julio de 2025

Stephen Kokx – Excelencia, muchas de las decisiones de Prevost indican que desea continuar por el camino herético de sus predecesores, particularmente el camino sinodal trazado por Jorge Bergoglio. Muchos parecen creer que debemos “darle tiempo” y “mantener la esperanza” de que las cosas mejoren. Al mismo tiempo, parece que la agenda de Prevost es bastante clara y que el silencio o el “darle el beneficio de la duda” –a la vez que se presenta su pontificado de forma más positiva– podría causar escándalo por omisión y/o por crear falsas esperanzas. ¿Qué opina de estos argumentos y cómo deberían los católicos contemplar este “pontificado” con poco más de dos meses de existencia?

Arzobispo Viganò –

Ninguno de nosotros puede juzgar el fuero interno, es decir, las disposiciones interiores con las que una persona actúa o habla: solo Nuestro Señor, que ve lo más profundo de los corazones, puede hacerlo. Pero esto no significa que no podamos emitir un juicio en el fuero externo, es decir, sobre los efectos y consecuencias que las acciones o declaraciones de una persona pueden tener en general o en un contexto específico. Esto también se aplica a León, cuya elección es vista por muchos como un signo de cambio respecto al desastroso período de usurpación bergogliana, aunque no hay evidencia que lo sugiera. De hecho, las acciones de gobierno de León, sus nombramientos y declaraciones públicas se multiplican, demostrando su plena alineación con su predecesor de infausta memoria.

Yo mismo, como creo que muchos notaron en los días inmediatamente posteriores a la elección, preferí abstenerme de expresar públicamente mi parecer sobre León con comentarios que podrían haber parecido apresurados.

Sin embargo, tras poco más de dos meses, creo que ya es posible encontrar coherencia entre las acciones y declaraciones de León y la línea trazada por Bergoglio. Y quizás aquella aparición improvisada de la hermana Nathalie Becquart y otros miembros de la élite sinodal para tomarse una selfie con el recién elegido papa adquiera hoy un significado que al principio pudo pasar desapercibido. El mensaje que se puede sacar de esto –y que se acompaña de las sonrisas radiantes y satisfechas de muchos electores ultraprogresistas (entre ellos el cardenal Cupich de Chicago) que aparecieron en la Logia tras la fumata blanca– es que el camino sinodal, del que la Iglesia bergogliana y post-bergogliana no puede escapar de ningún modo, ya ha sido trazado, y que Leo fue elegido en la cuarta votación como continuador del mandato sinodal, y no del munus petrinum.

Lo diré sin rodeos: el lobby sinodal espera que León otorgue legitimidad canónica a un proceso subversivo de desmantelamiento del Papado; una especie de abdicación voluntaria del Monarca en favor de un Parlamento que, en respuesta a la renuncia al poder de jurisdicción y gobierno, lo reconozca como un primado honorífico que pueda ser útil en el plano ecuménico. En un paradójico absurdo jurídico, este lobby exige que quien posee un derecho divino ejerza la autoridad suprema para transmitir ese derecho al sínodo, algo que el Papa no puede hacer. Este golpe eclesial pretende llevar hasta sus últimas consecuencias el proceso revolucionario iniciado en el Vaticano II con la colegialidad episcopal de Lumen Gentium, extendiendo el gobierno de la Iglesia Católica a los laicos y a las mujeres, en detrimento total del vínculo indisoluble entre el poder del Orden Sagrado y el poder de Jurisdicción que ha existido en la Iglesia desde tiempos inmemoriales. Por otro lado, la extensión a las mujeres de funciones antes reservadas a los clérigos abre la posibilidad práctica de introducir roles para-ministeriales como diaconisas y ministros no ordenados. Es imposible no ver en esto también la realización de lo que exige la Agenda 2030 para la Igualdad de Género.

No sé si mis hermanos obispos y los fieles se dan cuenta de la amenaza mortal que representa esta acción subversiva y fraudulenta para la Iglesia Católica. Lo que la Revolución hizo en las naciones católicas se está consumando aquí en el plano eclesial: abolir la monarquía de derecho divino y reemplazarla por el fraude de la soberanía popular, cuando en realidad lo que se busca es trasladar el poder a manos de una élite y transformarlo en tiranía. La sinodalización en este sentido, o mejor dicho, la pseudo-democratización de la Iglesia, constituirá el instrumento y la causa de su destrucción, exactamente como ya ha ocurrido en la esfera civil. Esta aversión a la Realeza sagrada del Papado manifiesta todo el odio de Satanás: pues tanto en los monarcas católicos como en el Pontífice romano brilla la Sagrada Majestad de Cristo Rey y Pontífice, que reina desde el Trono de la Cruz.

Esta democratización –solo nominal, ya que en realidad el poder reside en el lobby– implica necesariamente una burocratización de la Iglesia, y sabemos que la burocracia es uno de los principales instrumentos de control de la masonería. Los burócratas, bajo el pretexto de procedimientos “democráticos” y “sinodales”, pueden manipular asambleas, orientar votaciones, moldear el consenso y hacer parecer que una propuesta surge espontáneamente de la base, cuando en realidad ha sido cuidadosamente diseñada por quienes manejan todo el aparato organizativo del Sínodo. Es una ficción colosal, un engaño que reproduce grotescamente la desintegración de la sociedad civil después de 1789. Un fraude que también conducirá al Terror, la dictadura de un cuerpo sin rostro ni nombre, que promulgará dogmas climáticos y nuevos pecados contra el medio ambiente, excomuniones por dañar a los migrantes o por negar el dogma de la inclusión LGBTQ+, y lo hará en nombre de la Iglesia sinodal. En este caso, sin embargo, no hay un Luis XVI que guillotinar: el monarca ya se ha inclinado ante los ídolos globalistas y su rendición parece convencida y deseada, casi planificada de antemano.

A quienes persisten en idealizar la imagen de León según un modelo ciertamente tranquilizador pero que no se corresponde con la realidad, les aconsejo que evalúen los hechos tal como son, y no intenten adaptarlos a sus deseos. Parto de un hecho indiscutible: que Robert Francis Prevost fue nombrado Prefecto del Dicasterio para los Obispos y creado Cardenal en 2023 por el mismo Bergoglio. Y si Bergoglio hubiera tenido siquiera la más mínima sospecha de que Prevost no sería coherente con su línea de gobierno, nunca lo habría elevado al cardenalato, ni lo habría colocado al frente de un Dicasterio estratégico como el que decide sobre los nombramientos episcopales.

Temo que León represente un “modernismo con rostro humano”, por usar la expresión “socialismo con rostro humano” asociada a la Primavera de Praga de 1968, y que su modo indudablemente persuasivo y afable pueda inducir a error a muchos, especialmente a los “católicos conservadores”, llevándolos a construir una imagen virtual del Papa que, sin embargo, no parece corresponder con la realidad. El tiempo transcurrido entre el Nuntio vobis y la promulgación de la Missa votiva “verde” ha visto emerger una serie de pronunciamientos sobre diversos temas, todos los cuales nos muestran a un León plenamente comprometido con la eclesiología conciliar y sinodal, con la única diferencia respecto a su predecesor en su tono más cortés.

No olvidemos que durante la psicopandemia, el obispo Prevost no dudó en apoyar la narrativa pro-vacunas, recomendando el uso de mascarillas, el distanciamiento social y el cumplimiento de las inútiles y perjudiciales normas sanitarias de la OMS. Sus recientes llamados a una “conversión ecológica” emplean una terminología teológica que transforma una teoría anticientífica psicoambientalista, impregnada de neomaltusianismo y gnosticismo, en una Religión de la Naturaleza mucho más presentable, ante la cual se inclina como cabeza de la Iglesia de Roma, testigo clave del globalismo.

Pero si los arquitectos de la Agenda 2030 son declarados enemigos de Nuestro Señor Jesucristo y de su Iglesia; si sus falsas emergencias sirven para legitimar falsas soluciones que implican el exterminio de parte de la humanidad y la esclavitud de los sobrevivientes, ¿cómo es posible, me pregunto, que un Papa no se dé cuenta de la enorme responsabilidad moral que asume al ratificar el golpe de Estado del Nuevo Orden Mundial?

¿Cómo juzgarán el tribunal de la Historia –y el infalible tribunal de Cristo Rey y Pontífice– esta traición del munus petrinum?

León se encuentra en una encrucijada: o elige el camino ancho y cómodo del consenso del mundo y de los enemigos de Cristo y pierde su alma junto con el Rebaño que el Señor le ha confiado; o elige el camino estrecho y escarpado de la sequela Christi, del retorno a la Tradición, en testimonio heroico de Cristo, y de Cristo Crucificado (1 Cor 2,2). Ha llegado la hora de cerrar de una vez por todas la “experiencia conciliar”, con sus terribles fracasos y devastaciones en todos los frentes. Persistir en este camino de autodestrucción y perdición suicida significaría hacerse responsable de una ruina anunciada, fomentándola en vez de denunciarla y combatirla por todos los medios. Recordemos con confianza las palabras de Nuestro Señor a Pedro: Yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca; y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos (Lc 22,32).

16 de julio de 2025

Beata María Virgen del Monte Carmelo

https://exsurgedomine.it/250718-solve-eng/

 

LA DEMOLICIÓN DEL PAPADO POR ETAPAS

 

La demolición del Papado por etapas

 


 

Por P. FLAVIO MATEOS

 

Capítulo de nuestro libro “FATIMA Y EL MILAGRO DEL SOL. LA GUERRA DEL ANTICRISTO CONTRA EL PAPADO”, Ediciones Reacción, 2024. Lo actualizamos.

 

Puede verse una lógica en las acciones y actitudes de los revolucionarios que tomaron la Iglesia en el Vaticano II (“la Revolución de octubre pacífica en la Iglesia”, como lo llamó el dominico Congar). La intrusión de la democracia (influencia sobre todo del americanismo, pero llevada a cabo con particular habilidad por los neo-teólogos subjetivistas alemanes) ha debido desacralizar paulatinamente el Papado, mientras iban democratizando cada vez más la Iglesia, que de conciliar está pasando a ser ahora sinodal. En una palabra: protestante.

Podemos establecer algunos de esos hitos en este camino de deformación del Papado:

 

1.- Colegialidad y bicefalismo en la Iglesia, en la constitución dogmática Lumen Gentium (1964). [1]

2.- Pablo VI visita la sede de las Naciones Unidas (ONU). Se presenta como un hombre igual a los demás, que ha de ponerse al servicio de las Naciones (cuando las Naciones deben estar al servicio de la Iglesia). Hace una “ratificación moral y solemne de esta augusta Organización” (nacida de la Revolución anticristiana y merced al triunfo masónico-liberal-comunista tras la Segunda Guerra Mundial), y afirma que “Los pueblos se vuelven a las Naciones Unidas como hacia la última esperanza de concordia y paz” (¡!) (1965).

3.- Pablo VI entrega su anillo, símbolo de la autoridad papal suprema, al herético, cismático y falso arzobispo de Canterbury, en la basílica de San Pablo extramuros (1966).

4.-Declaración de Pablo VI: “el Papa es el más grave obstáculo en el camino hacia el ecumenismo” (1967).

5.- Deposición de la tiara por Pablo VI (1969). La Iglesia adopta la democracia, el Papa deja de ser un monarca.

6.- Actitudes populistas, adopción de sombreros, gorras o cascos grotescos y hasta bailes de música moderna por parte de los papas conciliares (desde el posconcilio hasta la actualidad).

7.- Reunión interreligiosa de Asís. El Papa (Juan Pablo II) es uno más entre todos los líderes de las falsas religiones. (1986)

8.- Juan Pablo II es el primer Papa en visitar una sinagoga (1986). El Papa en pie de igualdad con el Rabino de Roma, como dos amigos. Los Papas posteriores seguirán su ejemplo.

9.- Redefinición ecuménica del Papado, proyectada en la encíclica Ut unum sint de Juan Pablo II (1995).

10.- Benedicto XVI quita la tiara de su escudo papal (2005).

11.- Tras su renuncia (2013), Benedicto XVI se convierte en “papa emérito” (viejo proyecto suyo, en connubio con Karl Rahner). Permanece en Roma, donde hay ahora “dos Papas”.

12.- Francisco se dedica sistemáticamente a derruir la imagen de Papa, bajo capa de “humildad”. Hasta llegará a colocarse una nariz de payaso.

13.- Documento de estudio del Dicasterio para la promoción de la unidad de los cristianos: “El Obispo de Roma. Primacía y sinodalidad en los diálogos ecuménicos y en las respuestas a la encíclica Ut unum sint”, tendiente a establecer una “Iglesia sinodal”, donde el Papa pasaría a ser no ya un primus inter pares con los obispos católicos, sino también con los de otras denominaciones o sectas cristianas. Así lo explicita el cardenal Koch (modernista y, desde luego, “sinodal”): “el primado debe ejercerse de manera sinodal […] poniéndonos a la escucha de las diferentes tradiciones cristianas con respecto a la sinodalidad y al primado, como contribución al proceso sinodal”.

14.-Francisco, hacia el penoso final de su pontificado, aparece públicamente sin la sotana blanca, con un grotesco pijama.

15.-León XIV, promotor de la iglesia “sinodal” o “democrática, afirma indirectamente en un discurso a una “Peregrinación ecuménica ortodoxa-católica de los Estados Unidos” que Roma (es decir, el Papa) no tiene la primacía respecto de las otras denominaciones cristianas. El Papa ya no es “un obstáculo en el camino al ecumenismo”. La doctrina católica es arrojada al cesto de la basura.

 

Última reflexión: aunque los modernistas, herejes y masones hagan todos los esfuerzos que su perversa sinuosidad les aconseje, aunque conjuren y arbitren asambleas y nuevos documentos, todo va a un final fracaso: el Papado seguirá en pie puesto que la palabra de Dios no pasa: “Y Yo, te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificare mi Iglesia, y las puertas del abismo no prevalecerán contra ella” (Mt. XVI, 18).

 

[1] “¿Cómo introduce esta constitución la bicefalia en la Iglesia? Tras recordar que el Papa «tiene la potestad plena, suprema y universal sobre la Iglesia [...]», LG añade inmediatamente que «el orden de los obispos [...] constituye también el sujeto de la potestad suprema y plena sobre toda la Iglesia» (§ 22). Mientras que hasta entonces la Iglesia había sido una monarquía con un único poder supremo, el del Papa, LG afirma de repente un doble poder supremo, una Iglesia bicéfala. Junto al Papa, el colegio episcopal (incluido el Papa) también está sometido al poder supremo. Este cambio de doctrina fue tan considerable que el Papa Pablo VI consideró que debía intervenir y redactar una «nota explicativa prævia» (nota explicativa preliminar) que debía adjuntarse a la Constitución, en la que matizaba este cambio: «Para no poner en tela de juicio la plenitud del poder del Romano Pontífice, [...] el colegio está siempre y necesariamente de acuerdo con su cabeza, que en el colegio conserva íntegramente su oficio de vicario de Cristo y pastor de la Iglesia universal». Esta nota impide, pues, que el colegio ejerza por sí solo el poder supremo en la Iglesia, lo que constituye una herejía condenada, pero no suprime la «bicefalia». El nuevo Código de Derecho Canónico de 1983 ratificó esta doctrina de la doble potestad suprema en el canon 336: «El colegio episcopal, cuya cabeza es el sumo pontífice y del que forman parte los obispos [...] está también, en unión con su cabeza y nunca sin ella, sometido a la suprema autoridad de la Iglesia”. (Petit catéchisme du concile Vatican II, Le Sel de la terre No 93, ÉTÉ 2015).

GRAVE DECLARACIÓN DE LEÓN XIV PARA CONTINUAR LA OBRA DE DEMOLICION DEL PAPADO



Grave traición al primado petrino por parte de su nuevo ocupante, el plan masónico « continúa:

 

“La unidad entre los creyentes en Cristo es uno de los signos del don divino de la consolación; la Escritura promete que «en Jerusalén serán consolados» (Is 66,13). Roma, Constantinopla y todas las demás Sedes no están llamadas a disputarse la primacía, para no correr el riesgo de encontrarnos como los discípulos que, en el camino, precisamente mientras Jesús anunciaba su pasión inminente, discutían sobre quién de ellos era el más grande (cf. Mc 9, 33-37).”

https://www.vatican.va/content/leo-xiv/es/speeches/2025/july/documents/20250717-pellegrinaggio-ecumenico-usa.html

 

« https://agendafatima.blogspot.com/2025/07/la-iglesia-conciliar.html


HABLA LA DOÑA DEL VATICANO

 


Nathalie Becquart: “León XIV ejercita el papado de forma sinodal”

 

La subsecretaria del Sínodo de los Obispos advierte a las diócesis que “no basta con tener un documento y dejarlo archivado”.

 

Revista Vida Nueva digital.

Ya se han publicado las “Pistas para la Fase de Implementación” y por eso llega el turno de las diócesis. Esta es una “etapa clave” para la religiosa Nathalie Becquart, subsecretaria del Sínodo, en una entrevista a los medios vaticanos, en la que “concretar las recomendaciones del documento final, llevarlas a la vida con creatividad, respetando la diversidad de contextos de las Iglesias locales”. “No basta con tener un documento y dejarlo archivado. Cada Iglesia local debe discernir cómo aplicar sus recomendaciones en su realidad concreta”, advierte.

Una “fase abierta” hasta 2028 que habrá una Asamblea Eclesial en Roma. “He visto la belleza de una Iglesia que es una, pero diversa en contextos, culturas y modos de vivir la fe”, destaca la religiosa, que sabe que “cada Iglesia local tiene su camino, pero no debe caminar sola. Este documento subraya que no puede haber conversión sinodal en solitario”. “Por eso el Sínodo enfatiza el papel de las Iglesias locales, pero también el diálogo entre ellas: en provincias eclesiásticas, conferencias episcopales, y a nivel continental”, añadió.

Un estilo sinodal

“Todos los bautizados están llamados a ser protagonistas. En sus parroquias, movimientos, comunidades. También deben implicarse escuelas, universidades católicas, ministerios juveniles, Cáritas, comunidades religiosas… toda la diversidad eclesial”, invita de cara a la recepción. Y, además, destaca que “desde el inicio de su pontificado, el papa León ha reafirmado el deseo de ser una Iglesia sinodal. De hecho, ya lo vivía cuando era obispo en Perú: organizó la fase de escucha en su diócesis, participó en reuniones continentales, en la redacción del ‘instrumentum laboris’, en las asambleas de 2023 y 2024, y en dos grupos de estudio.

Para Becquart, el Papa “tiene un estilo muy similar al del papa Francisco: escucha, espiritualidad profunda, cercanía con el pueblo. Ejercita el ministerio petrino de forma sinodal. Cuando falleció el papa Francisco, fue conmovedor ver la cantidad y diversidad de personas que vinieron a despedirlo: pobres, niños, personas con discapacidad, líderes religiosos. Lo mismo ocurrió en la elección del papa León: la gente sintió esa conexión inmediata. La sinodalidad se manifiesta también en estos gestos concretos”

https://www.vidanuevadigital.com/2025/07/09/nathalie-becquart-leon-xiv-ejercita-el-papado-de-forma-sinodal

 

Habla también otro espantajo, la “presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales”:

 


Oonah O’Shea: “Espero ver diaconisas con León XIV”

 

La Unión Internacional de Superioras Generales (UISG) tiene nueva presidenta desde mayo: la australiana Oonah O’Shea, superiora general de las Hermanas de Notre Dame de Sion –presentes en los cinco continentes–. 

De padres irlandeses, O’Shea ha sido maestra de primaria en escuelas católicas y activista de la Juventud Obrera Cristiana (JOC) en Australia.

EUROPA Y LA OTAN SE PREPARAN PARA INICIAR UNA GUERRA GLOBAL EN 2027

 


La UE y EE.UU. tienen un año y medio para prepararse para una guerra contra China y Rusia, declaró el jefe del Comando Europeo de las Fuerzas Armadas de EE.UU., Alexus Grinkevich.

Según él, Xi Jinping podría "coordinar sus acciones con el presidente de Rusia antes de una invasión de Taiwán". Grinkevich considera que un conflicto global podría comenzar en 2027.

Grinkevich, quien también es Comandante Supremo Aliado de la OTAN en Europa, afirmó durante una reunión con líderes militares y de defensa que la situación actual deja poco tiempo a los aliados para prepararse:

"Necesitaremos cada unidad de equipo, armas y municiones que podamos obtener para estar listos".

Según el panfleto alemán BILD, en los círculos gubernamentales de Berlín creen que Rusia "podría atacar pronto a un pequeño país de la OTAN". Como argumento, se afirma que Moscú "está vigilando de cerca" que Alemania y otros países europeas no estén realmente preparados para defenderse antes de 2029.

Merz añade más leña al fuego:

"Incluso cambiamos nuestra Constitución porque vemos una amenaza grave. Y esa amenaza es Rusia. No solo para Ucrania, sino para nuestra paz, libertad y el orden político en Europa".

BILD también informa que miembros del gobierno alemán esperan una "provocación militar rusa" para 2027.

Por su parte, el ministro de Defensa de Polonia, Władysław Kosiniak-Kamysz, respaldó la predicción de una guerra entre Occidente y Rusia en 2027, instando a Europa y EE.UU. a movilizar recursos urgentemente y prepararse para "los tiempos más peligrosos desde la Segunda Guerra Mundial".

Así que, Occidente incluso empieza a fijar fechas para la guerra, pero, por supuesto, "será Rusia quien atacará".

https://t.me/Irinamar_Z/55863

EL SANTO PATRONO DE LA RESISTENCIA A LA REFORMA LITÚRGICA

 



Hubo un hombre, en el siglo pasado, que vivió largos años con los estigmas de la pasión en su cuerpo y que realizó portentosos milagros en vida y después de muerto. El muy recordado padre Pío, elevado al honor de los altares por Juan Pablo II. Ahora bien, un santo lo es por sus virtudes heroicas. Una de ellas, que casi nadie sabe, por cierto, fue su oposición a la reforma litúrgica y su fidelidad a la misa de siempre. Es verdad que murió poco antes de que ésta se hiciese obligatoria. Pero es de saber que fue preparada por una serie de pequeños cambios, todos los cuales rechazó el Santo. Muy en especial la obligación de recitar al canon en voz alta. Tampoco aceptó la supresión del manípulo, signo del sacrificio. Vio en todos estos cambios la sombra de Lutero hasta el punto de negarse terminantemente a pedir la autorización que Mons. Bugnini quiso sonsacarle a fin de que reconociera la validez de la reforma que él encabezaba. Pienso que el padre Pío debería ser considerado el Santo Patrono de la resistencia a la reforma.

 

La Misa Nueva de Pablo VI. Breve examen crítico”, Juan Carlos Ossandón Valdés, Editorial Monasterio, Santiago de Chile, 2008, pág. 172.

 

miércoles, 23 de julio de 2025

LA IGLESIA CONCILIAR

 


Nos queda orar para que el Señor derrumbe este edificio de la Iglesia conciliar con un soplo de su boca y, mientras tanto, que nos mantenga firmes y generosos en el combate por la fe, y asiduos en el estudio de este misterio de iniquidad.

 

 

En una carta del 25 de junio de 1976 dirigida a Mons. Lefebvre de parte del papa Pablo VI, Mons. Giovanni Benelli (sustituto de la Secretaría de Estado) utilizó por primera vez una expresión que haría fortuna: «la Iglesia conciliar».

[Si los seminaristas de Écône] son de buena voluntad y están seriamente preparados para un ministerio presbiteral en la verdadera fidelidad a la Iglesia conciliar, se procurará entonces encontrar la mejor solución para ellos.

Mons. Lefebvre había destacado esta expresión. Suspendido a divinis por haber realizado ordenaciones el 29 de junio del mismo año 1976, escribía el 29 de julio:

¡Qué más claro! A partir de ahora, hay que obedecer y ser fieles a la Iglesia conciliar y ya no a la Iglesia católica. Ese es precisamente todo nuestro problema; estamos suspendidos a divinis por la Iglesia conciliar y para la Iglesia conciliar, de la cual no queremos formar parte.

Esta Iglesia conciliar es una Iglesia cismática porque rompe con la Iglesia católica de siempre. Tiene sus nuevos dogmas, su nuevo sacerdocio, sus nuevas instituciones, su nuevo culto, ya condenado por la Iglesia en muchos documentos oficiales y definitivos.

Varios defensores de la Tradición católica comentaron esta expresión. Citamos entre otros a Jean Madiran [número especial de Itinéraires, abril de 1977: La condamnation sauvage de Mgr Lefebvre, p. 113-115]:

Que actualmente haya dos Iglesias, con un solo y mismo Pablo VI a la cabeza de ambas, no es responsabilidad nuestra, no lo inventamos, constatamos que así es.

Gustavo Corção en la revista Itinéraires de noviembre de 1974, y luego el P. Bruckberger en L'Aurore del 18 de marzo de 1976, lo señalaron públicamente: la crisis religiosa ya no es como en el siglo XVI, tener dos o tres papas simultáneamente para una sola Iglesia; hoy es tener un solo papa para dos Iglesias, la católica y la postconciliar.

Entre los estudios publicados sobre este tema, cabe destacar:

·      Un artículo sobre la «Eclesiología comparada» publicado en Le Sel de la terre n.º 1, verano de 1992. El autor retoma las reflexiones de Mons. Lefebvre sobre las cuatro notas de la Iglesia y sobre la nueva eclesiología (la nueva doctrina sobre la Iglesia) surgida del Concilio Vaticano II y expuesta por el papa Juan Pablo II al promulgar el nuevo Código. Expone que la Iglesia conciliar es una realidad distinta de la Iglesia católica, que posee sus propias cuatro notas características: es ecuménica, humanista, creyente y conciliar, en lugar de una, santa, católica y apostólica.

·      El editorial de Le Sel de la terre n.º 59 (invierno de 2006-2007): «Una Jerarquía para dos Iglesias». Exponiendo las cuatro causas de una sociedad, definía así a la nueva Iglesia conciliar:

Es la sociedad de los bautizados que se someten a las directivas del papa y de los obispos actuales, en su voluntad de promover el ecumenismo conciliar, y que, en consecuencia, aceptan toda la enseñanza del Concilio, practican la nueva liturgia y se someten al nuevo derecho canónico.

Luego, el editorial respondía a la objeción: “No es posible que una misma jerarquía dirija dos Iglesias, porque si se manda a una Iglesia distinta de la Iglesia católica, se apostata. Si el papa dirige otra Iglesia, ya no es papa; caemos en el sedevacantismo”.

El error de la objeción está en imaginar a la Iglesia conciliar como una sociedad que impone formalmente el cisma o la herejía, como una Iglesia ortodoxa o una comunidad protestante. Si adhiero a la Iglesia anglicana, por ejemplo, soy formalmente cismático, incluso hereje, y ya no formo parte de la Iglesia católica.

Pero puedo ser conciliar, es decir, para simplificar, ecumenista, y aún conservar la fe católica. Sin duda pongo en peligro mi fe y la de los demás. Pero no abjuro de inmediato.

Por eso, los miembros de la jerarquía, en la medida en que no lleven sus errores hasta el punto de renegar de la fe católica, siguen siendo miembros de la jerarquía católica, incluso si son conciliares.

Estas reflexiones fueron continuadas por el P. Alain Lorans en una conferencia en el 8º congreso teológico de Si Si No No titulada Un papa para dos Iglesias (ver Nouvelles de chrétienté n.º 115, enero-febrero de 2009). El autor insistía en la discontinuidad entre las dos Iglesias y mostraba que el papa Benedicto XVI intentaba en vano resolver la dicotomía mediante su hermenéutica de la continuidad.

Sin duda, la Iglesia conciliar no debe ser puesta en el mismo plano que la Iglesia católica. Esta última es la única Iglesia verdadera, la única Iglesia fundada por Nuestro Señor Jesucristo. Pero eso no impide que la Iglesia conciliar sea una realidad: un partido, un sistema, una sociedad, que se asemeja analógicamente a la Iglesia, la ocupa (provisionalmente) y la desvía de su fin. El sueño expuesto por la Alta Venta (logia superior de la masonería italiana) se ha hecho realidad. Los papas Gregorio XVI y Pío IX publicaron sus documentos. He aquí un extracto de 1820:

Lo que debemos pedir, lo que debemos buscar y esperar como los judíos esperan al Mesías, es un papa según nuestras necesidades. Queréis establecer [...] que el clero marche bajo vuestros estandartes creyendo marchar bajo las banderas apostólicas. [...] Habréis predicado una revolución con tiara y capa, marchando con la cruz y la bandera, una revolución que solo necesitará un leve estímulo para incendiar los cuatro rincones del mundo.

He aquí otro extracto de una carta de «Nubius» a «Volpe» (nombres codificados para mantener el secreto, como es costumbre en la masonería), del 3 de abril de 1824:

Nos han cargado con un pesado fardo, querido Volpe. Debemos hacer la educación inmoral de la Iglesia y llegar, mediante pequeños medios bien graduados, aunque algo mal definidos, al triunfo de la idea revolucionaria por medio de un papa. En este proyecto, que siempre me ha parecido de un cálculo sobrehumano, aún avanzamos a tientas.

El triunfo de la idea revolucionaria por medio de un papa, ¡ese es realmente el atentado supremo!, como dice Mons. Lefebvre al citar estos pasajes en su libro Lo han destronado [2ª edición, Escurolles, Fideliter, 1987, p. 148]. He aquí el comentario que ofrece:

“Cálculo sobrehumano”, dice Nubius, ¡quiere decir cálculo diabólico! Pues se trata de calcular la subversión de la Iglesia por su propio jefe, lo que Mons. Delassus llama el atentado supremo, porque no se puede imaginar nada más subversivo para la Iglesia que un papa ganado por las ideas liberales, un papa utilizando el poder de las llaves de san Pedro al servicio de la Contra-Iglesia. ¡Y acaso no es eso lo que vivimos actualmente, desde el Vaticano II, desde el nuevo derecho canónico! Con ese falso ecumenismo y esa falsa libertad religiosa promulgados en el Vaticano II y aplicados por los papas con una fría perseverancia pese a todas las ruinas que esto ha provocado por más de veinte años.

Mons. Lefebvre decía también:

La Iglesia está ocupada por esta Contra-Iglesia que conocemos bien y que los papas conocen perfectamente, y que los papas han condenado a lo largo de los siglos: desde hace ya casi cuatro siglos, la Iglesia no ha cesado de condenar esta Contra-Iglesia que nació sobre todo con el protestantismo, que se desarrolló con él, y que está en el origen de todos los errores modernos, que destruyó toda la filosofía, y que nos ha arrastrado a todos los errores que conocemos y que los papas han condenado: liberalismo, socialismo, comunismo, modernismo, sillonnismo. De eso estamos muriendo. Los papas han hecho todo para condenarlo, ¡y he aquí que ahora quienes ocupan los asientos de quienes condenaron todo esto están de acuerdo con ese liberalismo y ese ecumenismo! Por eso no podemos aceptarlo. Y cuanto más claras se vuelven las cosas, más nos damos cuenta de que este programa, todos estos errores, han sido elaborados en las logias masónicas (21 de junio de 1978, ver Le Sel de la terre n.º 50, p. 244).

Lamentablemente, nada ha cambiado desde estas reflexiones de Mons. Lefebvre, salvo que las ruinas se han acumulado durante casi 50 años. Nos queda orar para que el Señor derrumbe este edificio de la Iglesia conciliar con un soplo de su boca y, mientras tanto, que nos mantenga firmes y generosos en el combate por la fe, y asiduos en el estudio de este misterio de iniquidad.

 

Lettre des dominicaines d’Avrillé, n° 65, Avril 2013.

 

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