Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María

martes, 10 de diciembre de 2024

FÁTIMA NO LO CONTÓ TODO. EL PLAN DE DIOS PARA EL TRIUNFO DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

 


Cómo se fue desarrollando el Plan de Dios para el Triunfo del Inmaculado Corazón de María.

 

El enorme cúmulo de profecías sobre nuestro tiempo coincide en que el Cielo nos está dirigiendo hacia el triunfo del Inmaculado Corazón de María.

¿Y qué significa? 

Que Nuestra Señora reunirá a Sus hijos, los instruirá, los purificará, y los conducirá hacia una Era de Paz, pasando por encima de la tribulación.

Y para que sea posible, el Cielo quiere instaurar la devoción al Inmaculado Corazón de María, como sabemos anunció en las apariciones de Fátima en 1917.

Pero movimientos sobrenaturales, casi olvidados por la historia, comenzaron a preparar el terreno con anterioridad.

Es eso lo que vamos a contar aquí.

Acompáñanos en este viaje fascinante para descubrir cómo el Cielo comenzó a orquestar, de manera milagrosa, el triunfo del Inmaculado Corazón de María a través del llamado a la Consagración, antes que en Fátima.

La devoción al Inmaculado Corazón de María es ya mencionada por san Gregorio Taumaturgo, Padre de la Iglesia, en el siglo III.

En el siglo IV, san Agustín de Hipona contribuyó a la argumentación teológica de que María fue concebida sin pecado original, es decir Inmaculada. 

Fue preservada del pecado original por Dios, para concebir al hombre que no tuvo pecado alguno, Jesús [Dios y Hombre]. 

Luego en el siglo XVII, el sacerdote francés san Juan Eudes escribió las primeras obras sobre el Corazón de María.

Y en 1830 tiene lugar en París la primera aparición moderna de la Santísima Virgen: la Medalla Milagrosa.

Comienza lo que Pío XII llamó la “era de María”, una etapa de repetidas visitaciones celestiales.

la invocación que María le dictó a Santa Catalina Labouré se relacionó con la Inmaculada Concepción, fue: “Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos”.

Ese clima favoreció a que el Papa Pío IX promulgara solemnemente el dogma de la Inmaculada Concepción en 1854. 

Y cuatro años más tarde, la aparición de Nuestra Señora en Lourdes confirmaría, de manera inesperada, la definición del Dogma.

¿Y cuándo comenzó la movida a la Consagración al Inmaculado Corazón de María?

Fue antes que eso.

El inicio formal de la Consagración al Inmaculado Corazón de María comenzó en 1836.

Ocurrió 6 años después de la aparición de la Medalla Milagrosa en la Rue du Bac, y 18 años antes de la aprobación del Dogma de la Inmaculada Concepción.

El padre Charles Dufriche Desgenettes, era párroco de Nuestra Señora de las Victorias, en el barrio de la Bourse de París, y estaba desanimado y descontento.

Tenía el cargo desde 1832, y a pesar de sus esfuerzos tenía sólo cuarenta personas en la misa dominical.

El barrio ha sido descristianizado desde la Revolución. 

Y el sábado 3 de diciembre de 1836, el padre Desgenettes sintió la tentación de desesperarse mientras celebraba la misa.

Oyó una voz lúgubre que le dijo: “Aquí no haces nada, tu ministerio es inútil. En cuatro años, ¿qué has ganado? Todo está perdido. Esta gente ya no tiene fe. Por prudencia deberías retirarte”.

Aterrorizado, pierde el hilo de la misa y casi se detiene antes de consagrar, por miedo al sacrilegio. 

Y pide a Dios que lo libere de esta desgraciada distracción. 

Y entonces escuchó una voz que le decía de manera solemne: “¡Consagra tu parroquia al Inmaculado Corazón de María!”.   

E inmediatamente, la perturbación demoníaca se evaporó, dando paso a una sensación de calma.

Terminada la misa, se dirige a la sacristía, repitiéndose que no debe detenerse en una ilusión, ni atreverse a convertirse en un vidente. 

Y mientras reflexionaba la misma voz se eleva de nuevo: “¡Consagra tu parroquia al Inmaculado Corazón de María!”.

Y cae de rodillas.

El sacerdote intenta rechazar esta sugerencia, pero es en vano. 

Y para librarse de esto, redactó los estatutos de una cofradía puesta bajo el nombre de María, diciéndose que era un acto de devoción a la Santísima Virgen.

La cual Monseñor de Quelen aprobaría de inmediato.

el domingo 11 de diciembre, ante un público aún más reducido de lo habitual, el sacerdote anunció la celebración de un servicio excepcional para esa misma tarde, “para implorar la misericordia divina, a través de la protección de María y la gracia de la conversión de los pecadores”, e invitó a que muchos participaran. 

Él pensaba que no habría nadie a las 7 de la tarde.

Pero llegada la hora del servicio la iglesia está llena, casi 500 personas.

Explica los objetivos de la cofradía y el público lo recibe con lágrimas en los ojos y recita con fervor las letanías de la Virgen. 

al llegar a la invocación “Refugio de los pecadores, ruega por nosotros”, el sacerdote exclama: “¡María, adopta esta piadosa asociación! Dame como señal la conversión del señor Joly. Iré a su casa mañana en tu nombre”.

¿Y qué pasó con el Señor Joly?

El señor Joly, era un octogenario, fue el último Guardián de los Sellos de Luis XVI. 

Masón, enemigo de la religión, estaba enfermo, ciego y aislado.

En su juventud este hombre había aceptado doctrinas anticlericales y prejuicios contra la Iglesia.

Pero el padre Desgenettes lo había visitado varias veces, y había sido rechazado.

El 12 de diciembre el Padre Desgenettes regresó a casa del señor Joly y tocó a la puerta.

Los empleados no querían dejarle pasar, pero éste insistió de nuevo y por fin pudo llegar donde el anciano.

No habían cruzado más que unas cuantas palabras corteses, cuando el señor Joly pidió al padre que lo bendijera.

Conmovido profundamente, el sacerdote lo bendijo, y en ese momento el anciano exclamó:

“¡Su visita me está haciendo tanto bien, padre! No lo puedo ver, pero siento su presencia.

Desde que entró a mi cuarto sentí una paz, calma interior y una felicidad que nunca antes había experimentado”.

Entonces el padre, al ver la disposición tan extraordinaria que tenía el señor Joly, le preguntó si quería confesarse, a lo cual contestó inmediatamente que sí.

El Padre Desgenettes había pedido una señal y la había recibido claramente.

Ahora, ya estaba convencido de que estaba haciendo la voluntad de Dios y que tenía una misión auténtica que cumplir.

Todo este movimiento de la Consagración al Inmaculado Corazón de María ¿dio frutos rápidamente?

Solamente en cuatro años las comuniones que se distribuyeron en Nuestra Señora de las Victorias crecieron de 720 en el año 1835 a 12,500 en 1938.

Para este mismo año la Archicofradía tenía 7,900 miembros.

Igual que la Medalla Milagrosa, a través de la aprobación Papal, la Archicofradía de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora de las Victorias alcanzó gran empuje con la fundación oficial.

Que la convirtió en la gran precursora de Fátima, aparición que sería el foco de nuestros tiempos para promover la devoción al Inmaculado Corazón de María.

Luego la parroquia sería testigo de numerosas gracias concedidas por la Virgen, como lo muestran los ex-votos en las paredes de la iglesia.

La más conocida sucedió en mayo de 1883, cuando Santa Teresita de Lisieux tenía apenas 10 años y estaba a punto de morir.

Su padre envió una donación a Nuestra Señora de las Victorias para que hicieran una novena de misas por su salud.

Luego Santa Teresita atribuiría, lo que llamó el milagro de su curación, a Nuestra Señora de las Victorias.

Y por pura providencia divina, sería allí donde se inauguró la adoración nocturna al Santísimo Sacramento.

Hermann Cohen, músico y miembro de una adinerada familia judía, tuvo una conversión eucarística al catolicismo en 1847, y llevó adelante la idea de fundar una adoración nocturna al Santísimo Sacramento en 1848.

Como se ve, donde está María está Su hijo.

 

Fuente: https://forosdelavirgen.org/triunfo-inmaculado-corazon/

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