Hablamos recientemente de una conferencia del
intelectual francés Pierre Hillard (foto), dada en el año 2019 y organizada por la
FSSPX. Ahora hemos podido ver “otra” conferencia de M. Hillard del año 2023,
organizada por Culture Populaire:
EUA vs
Rússia: Choque de messianismos
https://www.youtube.com/watch?v=Tu1NbXCkn94&t=63s
La conferencia, del año 2023, es un calco casi exacto,
palabra por palabra, de la anterior. No difiere
en nada.
Los primeros diez minutos habla P. H. de la creación
puritana de los EEUU y su Mesianidad. No aporta demasiado a la cuestión rusa. Luego
habla del asunto de la formación de bloques regionales en los continentes
(incluso por parte de la FIFA para el fútbol ¡!), lo cual de por sí no está mal,
todo depende de para qué se hagan esos bloques. Pero para P.H. eso es ya de por
sí negativo.
A continuación habla de la masonería, de su relación
con el noaquismo, del pasado de Rusia, sus orígenes y la gran influencia
masónica gnóstico-cabalista recibida desde Occidente por parte de sus élites y
gobernantes. Hasta ahí nada nuevo, eso ya se sabía y nosotros hablamos bastante
de eso en nuestro libro “Fátima y Rusia”.
Luego se refiere al cabalista Jacob Frank y de que se
convirtió él y sus secuaces falsamente al catolicismo. Y dice que “estamos
marcados por nuestros orígenes, y cuando nuestros antepasados se envolvieron en
el ocultismo eso se transmite”. Así el zar Nicolás II descendía de ocultistas,
por lo tanto también lo era. Todo eso nos lleva indirectamente a asumir luego
que, como Putin fue de la KGB comunista, entonces está marcado por sus orígenes
(no lo dice pero ayuda a que se infiera eso) y no puede pensar distinto a como
pensaba antes.
De nuevo: “Tenemos una herencia espiritual, y cuando
nuestros antepasados se envolvieron en el ocultismo, eso se transmite”. Es como
si hablase del pecado original. Pero, ¿qué decir entonces de la hija de Stalin,
que abominó del comunismo, y se convirtió finalmente al catolicismo? ¿Cómo no
se le transmitió la “herencia espiritual” de sus padres? ¿Hará falta poner
incontables ejemplos de esa no transmisión espiritual? ¿Y qué hay del zar que
se hizo católico antes de morir, Alejandro I? ¿O del apoyo de la zarina
Catalina II a los jesuitas, cuando los masones los expulsaban de toda Europa y
sus territorios de América y hasta influyeron para que el Papa los suprimiera?
Pero el
determinismo de Hillard le hace explicar con total solvencia una situación
variable y en extremo compleja. Eso tranquiliza la apetencia de saberlo todo.
Pasa muy de largo el período comunista, como si no
hubiese tenido ninguna influencia –ya mala o buena- en el pueblo ruso.
Luego da una cita de Dostoievsky: “El único pueblo
teóforo es el pueblo ruso”. Nuevamente esto del aberrante mesianismo ruso ya lo
decimos en nuestro libro, no es ninguna novedad. ¿Y acaso los franceses, por
ejemplo, no tienen bastante de eso?
Habla luego de la ligazón en Rusia entre el mundo
ortodoxo y el mundo esotérico. Una constante: la marca de la Kabala.
Y, como en la otra conferencia, nuevamente juega a las
escondidas: “Un estudio, no voy a darles la referencia, de setiembre de
1999, sobre la situación económica rusa, de un instituto israelita
especializado dice que en 1999 la economía estaba en 50% a 80% en poder de los
judíos rusos”. Curioso porque antes ha gozado en dar referencias hasta del
número de página de los libros mencionados (de memoria), y acá simplemente
omite eso, tratándose de algo que sería sumamente importante para su tesis de
que la economía rusa está aún hoy en manos de los Lubavitch, y por tanto quien
paga manda, y así Putin sería sólo un empleado o títere de los Lubavitch.
¿Alguien puede creer eso? ¿Su única prueba es un estudio del cual no da la
referencia?
Pero vamos a lo más importante: dice Hillard que una
de las características del judaísmo cabalístico y anticatólico –que sería quien
manda en Rusia (y paga a Putin) es el rechazo y el odio a la Sma. Virgen, la
Inmaculada, la Madre de Dios, y a la Sma. Trinidad.
Ahora bien, en Rusia se exalta públicamente a la
Virgen y a la Trinidad. Por lo tanto, no puede sostenerse que allí en aquella
tierra quien domine la situación sea el judaísmo. Curiosa forma de judaísmo
sería aquella. A no ser que todo sea una simulación
gigantesca. Estaríamos entonces en el terreno no ya del conspiracionismo,
sino de la conspiranoia.
Finalmente, Hillard no hace ninguna referencia a las
apariciones de la Virgen en Fátima, que menciona a Rusia dos veces, y de la
cual hace una promesa inexorable.
Dice un libro interesante sobre estas cuestiones:
“Hay una
notable diferencia entre los que hacen afirmaciones porque tienen argumentos
ciertos y aquellos que no tienen otros argumentos que sus propias afirmaciones.
Llama la atención ver el cuidado que ponía Tomás de Aquino en examinar las
opiniones ajenas para incorporar lo que de verdadero encontrara en ellas, al
tiempo que rechazaba con argumentos lo que era falso. Lo mismo hacía
Aristóteles, y no en vano ambos han venido siendo ejemplos de honradez
intelectual, es decir, de un escrupuloso respeto a la verdad. Pues no es lo
mismo exponer lo que después de un paciente trabajo y un examen detenido hemos
hallado como cierto, que afirmar sin argumentos, como si fuera una verdad
comprobada, lo que tan sólo es una opinión todavía no fundada. Lo que no es verdadero
no es real. La mentira y el error (más aún la primera que el segundo), por
estar en desacuerdo con la realidad, con lo que es, acaban provocando daños a
la corta o a la larga. Y cuando un mundo se construye contra la realidad, sin
tener en cuenta el ser de las cosas, ese mundo está abocado a la ruina, y
mientras ésta llega va arruinando a los hombres. Mentiras (o sea, violencia al
ser de las cosas) como el divorcio, el aborto, el ateísmo y tantas otras nunca
pueden servir para edificar una sociedad, toda vez que edificar sobre una
mentira es edificar sobre arena” (Que los
buenos no hagan nada, Federico Suárez, 2005).
Por lo
que venimos diciendo, y referente a la situación actual de la guerra Rusia-OTAN-Ucrania,
nos parecen mucho más convincentes, medidos y fundados los análisis de otros
franceses, como el Cnel. Jacques Baud, el Gral. Jean-Bernard Pinatel, Philippe
Ploncard d’Assac y Xavier Moreau.
Para terminar, no estamos haciendo
afirmaciones concluyentes sobre un rumbo por el cual quisiéramos que Rusia se
enderece, y que es el que ha vaticinado la Santísima Virgen. Pero queremos
recordar que Dios sigue siendo el Señor de la Historia. Y que, como afirman las
Sagradas Escrituras:
“Arroyo de agua es el corazón del rey en las
manos de Yahvé, quien lo inclina adonde quiere” (Prov. 21,1).
F. Mateos