Por GIL
DE LA PISA
Debemos reconocer que el Cielo ha elegido el
apacible y apetecible Octubre como el mes hispánico por
excelencia, cosa fácil de probar.
Un doce de octubre, Juan Rodríguez,
desde la Pinta gritó “¡Tierra!” y Castilla (aun no existía la nueva
España, de Fernando e Isabel) presentó al mundo dos nuevos Continentes
contribuyendo como nadie a la difusión de la civilización.
Ese hecho ha tenido unas consecuencias trascendentales
para la Humanidad. ¿Pueden ustedes imaginarse lo que hubiera ocurrido si –por
contraste-hubiese sido otra nación (Inglaterra, Holanda, Alemania…) la
descubridora? No digan que eso es una disquisición bizantina -y sin
sentido- sobre futuribles porque, en este caso, la respuesta que brota
espontánea es: Atengámonos a las consecuencias de la enseñanza
inapelable de Cristo, “¡por los frutos se conoce el árbol!”.
La Historia confirma que únicamente España ha
sabido mostrar al mundo la maravilla del “mestizaje
enriquecedor” llamado “Hispanidad”.
Inglaterra –por medio de los Estados Unidos—ofreció
al mundo civilizado “otro” cimiento de su “colonización” resumido
en la conocida afirmación de su clase dirigente: “El único indio bueno, es
el indio muerto”. Convicción que no solo enunciaron sino que practicaron
con celo aniquilador. Su racismo discriminador siguió
latente, incluso en los años posteriores a II Guerra Mundial…Hasta
ayer los indios y los negros fueron considerados seres inferiores
y, en cierta forma aún colea… en el subconsciente de muchos
estadounidenses.
En relación a Holanda (la nación enemiga entrañable de España
-venerada por los catalanistas-) no me cansaré recordar lo que, en los años
sesenta, contó el Rector de la Universidad de Manila, en una
visita a España, explicando la diferencia entre la “obra
de España” -en sus provincias de ultramar- y las
“colonizaciones del resto de las naciones”. Lo expuso maravillosamente
sobre la base de un hecho inolvidable y reciente, que
deberían imprimirse por millones para regalar una copia al incontable número de
ignorantes españoles y así podrían aprender algo sobre los valores
patrios.
Su impactante lección se resume en pocas líneas.
Veamos:
“Cuando los filipinos nos independizamos de España
a finales del siglo pasado, –hace sesenta
años–, todos los
profesionales liberales (médicos, abogados, arquitectos, etc.) eran ‘nativos filipinos’… y cuando,-hace
diez años– Indonesia obtuvo la independencia, ¿saben ustedes
cuántos profesionales ‘titulados universitarios’ tenía?
—preguntaba el Rector y respondía–: ¡’Dos indonesios’ estudiando
en Holanda!”
Esta información deberían conocerla todos los españoles,
sobre todo los renegados y traidores separatistas.
La diferencia es abismal por una razón muy simple: España
mezcló su sangre con la india desde el primer día, naciendo así, la que
Vasconcelos llamo la “raza cósmica”. Nuestra nación es
única y sus valores no tienen comparación como lo
demuestran sus frutos. Por algo le regaló Dios el 12 de Octubre.
Octubre es el Descubrimiento pero es además
la Hispanidad, y la visita de la Virgen del Pilar y, también, la Victoria de
Lepanto… la más trascendental de los últimos 500 años al salvar a Europa del
Islam y consolidar a Felipe II como dueño del mundo y a España como la primera
potencia durante dos siglos más.
La Victoria de Lepanto es también la victoria
del Rosario como lo declaró san Pío V. Y el Rosario es la
oración predilecta de María Santísima que eligió a un santo español
para difundirlo, -Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de
Predicadores o “dominicos”- Siglos más tarde León XIII hizo
de octubre el “mes del Rosario”
Pero aún falta una relación más entre lo hispano y el mes
de octubre. Se trata, nada menos, que del regalo de la Santísima
Virgen María a España acercándose milagrosamente en vida –“en carne
mortal” solemos decir—para animar al apóstol Santiago empeñado en
hacer de los testarudos pobladores de Hispania en discípulos de Cristo. Este
hecho lo conmemoramos el 12 de octubre con la fiesta del Pilar.
Tenemos los españoles motivos, por lo tanto, para
proclamar a octubre como un mes realmente “hispano” y dedicarlo
especialmente a dar gracias a Dios por los servicios que nuestra Patria
prestó a la Iglesia de Cristo y -de paso—aprovechar para pedirle que barra de
España a los degenerados que la han convertido en un estercolero. Que el
Cielo tenga en cuenta los servicios prestados, olvide nuestra
cobardía e inutilidad y nos ayude para ser dignos de nuestros antepasados
luchando como ellos por la Fe, la Verdad y la Justicia
Fuente:
https://ntvespana.com/05/10/2023/octubre-mes-hispanico-por-gil-de-la-pisa-antolin/