Querido
Monseñor, queridos Padres, Hermanos, Hermanas,
Queridos Amigos, el
Sacerdote Católico es un otro Cristo, que transmite la gracia in
persona Christi. Y Jesucristo nos ha hecho un reino, y sacerdotes para Dios
y Su Padre, a Él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
(1)
En verdad, el Sagrado
Corazón de Jesús debe ser honrado en gloria e imperio el día de hoy en Su
Festividad Litúrgica, en particular con la ocasión de incrementar el número de
sacerdotes para Dios. La Divina Providencia nos ha reunido en esta ceremonia
para realizar un acto de reparación por los pecados cometidos contra Él. ¿Por
qué? Porque Nuestro Señor también ha pedido honor y reparación a Santa María
Margarita de Alacoque en Paray-le-Monial el día 16 de junio de 1675. Desde hace
350 años, Sus palabras todavía resuenan como un eco para el mundo moderno: “He
ahí el Corazón que ha amado tanto a los hombres, que nada ha perdonado hasta
agotarse y consumirse para demostrarles su amor, y en reconocimiento no recibo
de la mayor parte de ellos sino ingratitud, ya sea por sus irreverencias y
sacrilegios…. Te prometo que mi Corazón se dilatará para derramar con
abundancia las influencias del divino amor sobre los que le rindan, y los que
procuren que le sea tributado.” (2)
Una vez más, el día
17 de junio de 1689, Nuestro Señor insistió en el hecho de ser honrado en
reparación a Santa María Margarita por Su mandato hacia Luis XIV, Rey de
Francia, quien habría debido consagrar Francia al Sagrado Corazón de Jesús, y
debería haber colocado la imagen del Corazón de Jesús en el estandarte del Rey.
Pero la respuesta del Rey fue una manifestación de ingratitud e irreverencia.
La Revolución Francesa derrocó a la familia Real con la declaración de los
derechos humanos. Luis XVI fue consecuentemente despojado de su Realeza siendo
arrestado el día 13 de agosto de 1792; él en su soledad recitó una consagración
personal al Corazón de Jesucristo detrás de las barras de la prisión en 1793,
unos pocos días más tarde su cabeza fue cortada por sentencia de muerte a la
guillotina. Por tanto, Dios inspiró en la región de La Vendée algunos clérigos
y laicos quienes públicamente dieron honor portando sobre el escapulario la
imagen del Sagrado Corazón de Jesús, ofreciendo su sangre hasta la muerte.
Ellos verdaderamente tributaron honor en testimonio al Divino Amor con su grito
de batalla: Dieu le Roi! (Dios, el Rey)
Desde entonces, la
Iglesia Católica ha transmitido a través de todo el mundo las cinco peticiones
para rendir a Él honor y reparación, a saber: La proclamación de la festividad
del Sagrado Corazón de Jesús; la devoción de los primeros viernes; la adoración
nocturna del jueves al primer Viernes; la hora santa reparadora; y la
entronización del Sagrado Corazón de Jesús, como soberano Rey, en nuestros
hogares, centros de trabajo, y en nuestras naciones.
Nosotros simplemente
estamos aquí para continuar la misma Cruzada por Dieu le Roi. En el
mismo espíritu, Monseñor Lefebvre inspiró una Cruzada de Sacerdotes por la Misa
Tradicional en latín como una expresión de la realeza de Nuestro Señor
Jesucristo, Gobernante y Juez de todas las Naciones en materia de fe y de moralidad
de nuestras acciones. (3)
A mi parecer, después
de su muerte de Monseñor, la posición doctrinal de la FSSPX se resumió
solamente a los asuntos de la Misa Tradicional y a la regularización canónica
con las autoridades romanas de la iglesia conciliar y ahora sinodal. Además,
“por razones políticamente correctas,” prevalece una negligencia para predicar
en público la doctrina de la Realeza de Nuestro Señor Jesucristo en el dominio
social. Por eso, no nos encontramos en la misma línea doctrinal con la FSSPX
para profesar públicamente el Reino Social de Nuestro Señor Jesucristo, tampoco
por la aplicación de la jurisdicción, ya sea delegada o suplida, que concierne
a los sacramentos de la Penitencia y del Matrimonio, ni por la cuestión de las
consagraciones episcopales.
A pesar de todo,
debemos consagrar a estos candidatos a las Sagradas Ordenes, y a cada uno de
nosotros con el ímpetu vandeano, como en un acto de reparación por la
ingratitud y los sacrilegios perpetrados al presente en contra del Sagrado Corazón
de Nuestro Señor Jesucristo, Quien es la imagen de Dios Invisible (4), el Hijo
de Dios Vivo. (5) También remarquemos el principio esencial de la Consagración
al Sagrado Corazón de Jesús, como Soberano Rey, que es el de restaurar el
Estado Católico - como lo hizo el Presidente Gabriel García Moreno en Ecuador,
así como también el Cardenal Pie se lo pidió al Emperador Napoleón III pero
éste último no lo quiso hacer - por la profesión de fe en las familias
católicas a través de la entronización para rendir a Él honor y gloria.
¿Bajo qué condiciones debemos rendir honor a Él?