Tuve la suerte de obtener permiso para ver y habar con
Lucía, la única sobreviviente de las apariciones de la Santísima Virgen de
Fátima. Para ello fui a Coimbra, ciudad situada en el norte de Portugal,
célebre por su Universidad, al Convento de las Carmelitas Descalzas, donde
Lucía está actualmente como religiosa de coro. Fui al momento recibido en el
locutorio. Lucía estaba autorizada por el señor Obispo a levantarse el velo y a
contestar a mis preguntas.
Lucía, que tiene a la fecha 46 años, se conserva joven
y de muy buena salud; su fisonomía abierta, franca, sencilla, modesta,
inteligente y discreta, muy equilibrada y tranquila, sin exageraciones de
ninguna especie; perfectamente normal. No es aquel “bicho arrancado a la selva”
como fue definida al entrar en las Religiosas Doroteas; su rostro sin ser
hermoso, es distinguido y agradable, con una expresión de paz y de bondad en su
mirada que impresiona muy favorablemente.
-¿Es
cierto lo que se ha dicho que un ángel les dio la Sagrada Comunión, teniendo él
en sus manos la Hostia y el Cáliz?
-Sí, señor; fue así.
-¿Usted
tiene completa seguridad? ¿No sería una ilusión infantil de Vds., tan pequeños aún?
-Tengo completa seguridad.
-¿Pero no
se turbarían ante un acontecimiento tan extraordinario?
-No, señor. Antes de este hecho, el ángel se nos había
aparecido en dos oportunidades. Una vez de un modo vago, más o menos,
impreciso; y otra vez claramente, y nos enseñó a rezar. Así no nos sorprendió
su última aparición y lo que en esta se verificó.
-¿Vd. se
da cuenta bien ahora de la responsabilidad que tiene por estas afirmaciones y
se ratifica en ellas ante Dios?
-Sí, señor; y no podría decir otra cosa sin faltar a
la verdad.
-¿Estos
hechos ocurrieron antes de las apariciones de la Virgen?
-Sí, señor; quizás serían una preparación para estas.
-¿Y por
qué no hablaron de ellas antes?
-Tal vez porque no habríamos sabido explicarnos, no
nos atrevimos.
-¿Y la devoción
de los cinco primeros sábados de mes, fue realmente pedida por la Santísima
Virgen? ¿Y las gracias que se ha dicho concederá a los que los hagan, de asistirlos
y ayudarlos a la hora de la muerte con las gracias necesarias para su
salvación?
-Sí, señor; con el fin de dar reparación a su Corazón
Inmaculado por los pecados que tanto lo lastiman y ultrajan. A ella le es muy
grata esta devoción y desea verla extendida más y más y recompensará a los que
la practican con las condiciones debidas de confesión, comunión y rezo de una
tercera parte del Rosario meditado.
-¿Puedo
yo certificar esto en la predicación o por escrito, como la expresión de la
verdad más completa?
-Sí, señor; la Santísima Virgen lo desea mucho.
-Sobre las
imágenes de Nuestra Señora de Fátima, ¿cuál es la que debe preferirse, la común
o la con el corazón sobre el pecho?
-Señor, sobre esto nada puedo decir ni expresar la
realidad de la imagen. No es posible. Ni los artistas podrán jamás reflejar en
ella su hermosura. No puedo excluir uno ni otra. Creo, sin embargo, preferible
la común, adoptada desde el principio.
-¿Y sobre
la consagración al Corazón Inmaculado, como condición de la conversión de
Rusia?
-Señor, muy grata es para ella la consagración de
todos a su Corazón, como parte esencial de su mensaje de Fátima. Pero como
condición de la conversión de Rusia, es la consagración de esta, que aún no ha
sido realizada.
-Es
verdad lo que se ha dicho, que Vd. estuvo con S.S. el Papa Pío XII, o le
escribió, o que Su Santidad deseaba leer la carta que está en poder del Sr.
Obispo de Leiria y debe mantenerse cerrada hasta 1960?
-No, señor; no he hablado nunca con el Papa, ni he
estado en Roma, ni le he escrito, ni el Papa ha leído dicha carta; son
invenciones.
No creí discreto ni oportuno seguir interrogándola
sobre las nuevas apariciones de la Sma. Virgen a ella y otras gracias
personales. Satisfechos mis deseos, regresé de Coimbra, dándole las gracias a
la Santísima Virgen por la bondad maternal para su indigno servo.
Un
Sacerdote del Perú, 1953.
El hombre de bien, Editorial Don Bosco, Buenos Aires,
13 de noviembre de 1953.