Si para muchos la Biblia en general ha dejado
de ser el libro de espiritualidad, ¿cuánto más el Apocalipsis? Ya en el siglo
séptimo el IV Concilio de Toledo se vio obligado a excomulgar a los sacerdotes
que no lo explicasen todos los años en las misas desde Pascua a Pentecostés.
¿Qué dirían los Padres del Concilio si vieran cómo el Apocalipsis ha llegado a
ser hoy el libro menos leído y más olvidado de la Biblia?
“Bienaventurado el que lee y oye las palabras
de esta profecía" (Apoc. I, 3). Leamos, pues, sin miedo la tremenda y
dulcísima profecía del Apocalipsis. Tremenda para los traidores de Cristo;
dulcísima para “los que aman su advenimiento” y aspiran a los misterios de la
felicidad prometida para las Bodas del Cordero. Sobre ellos dice San Jerónimo:
“El Apocalipsis de San Juan contiene tantos misterios como palabras; y digo
poco con esto, pues, ningún elogio puede alcanzar el valor de este libro”.
Mons. Juan Straubinger.
(Poco y Católico FB)