Libero, Nov-07-2023, págs. 24 y 25
Este es un artículo firmado por
Antonio Socci y publicado en Libero, Nov-07-2023 (en la imagen
superior), en el cual adelanta unos pocos pasajes de un libro publicado hoy en Italia
con el título “Los secretos de sor Lucía. Fátima, la verdad nunca dicha” (“I
segreti di suor Lucia. Fatima, la verità mai detta”, original en
italiano), del periodista Saverio Gaeta. Traducción, con adaptaciones,
de Secretum
Meum Mihi.
EL
ANTICIPO DEL LIBRO DE SAVERIO GAETA
Sor Lucía: «No he dicho todo» Aquí está la verdad sobre el secreto de Fátima
En el ensayo del vaticanista, en las librerías desde hoy, revelaciones
sensacionales e inquietantes sobre nuestro futuro: la guerra, el comunismo y la
crisis de la Iglesia. La carta inédita de la religiosa a Pablo VI. [NOTA A.F.: De
acuerdo en lo leído por la reseña, el anuncio de “revelaciones sensacionales e
inquietantes” parece más bien un recurso sensacionalista propagandístico que
otra cosa. En todo caso, el anterior libro que hemos leído de Saverio Gaeta
sobre Fátima no arroja ningún material especialmente destacado]
ANTONIO SOCCI
Con los vientos de guerra que soplan sobre el mundo, faltaba la aurora boreal
del domingo por la noche, fenómeno rarísimo en nuestras latitudes, para evocar
las profecías de Fátima. [A.F.: En
realidad no se ha tratado de una aurora boreal: https://spaceweather.com/archive.php?view=1&day=07&month=11&year=2023]
Un sitio
católico recordó inmediatamente que Nuestra Señora, el 13 de julio de 1917,
predijo una guerra peor que la que estaba en curso (la Primera Guerra Mundial)
si la humanidad no se convertía y afirmó que el nuevo conflicto sería anunciado
por «una noche iluminada por un luz desconocida».
Efectivamente
hubo una aurora boreal el 25 de enero de 1938. Y el fenómeno se repitió el 23
de agosto de 1939, la misma noche en que se firmó el pacto Ribbentrop-Molotov
que de hecho allanó el camino para la guerra (que comenzó 1° de septiembre).
Hoy el
Papa Francisco teme una «tercera guerra mundial a pedazos» que realmente corre
el riesgo de incendiar el mundo. No es casualidad que el Pontífice haya
realizado la Consagración de Rusia (y Ucrania) al Inmaculado Corazón de María
el 25 de marzo de 2022, después de la invasión rusa de Ucrania, solicitada por
Nuestra Señora en Fátima para protección de la humanidad. [A.F.: Francisco no hizo la “Consagración de Rusia (y Ucrania)” sino que
consagró el mundo entero, la Iglesia y además Rusia y Ucrania. La Virgen no pidió eso, sino sólo la consagración de
Rusia, y pidió además que se estableciera la devoción a su Corazón Inmaculado.
Nada de esto hizo Francisco, como afirman ciertos cándidos conservadores en la
Iglesia]
OPORTUNO
A propósito de este Mensaje profético, uno se pregunta si hay algo —como varios
han especulado— que todavía no ha sido revelado.
Para
arrojar luz sobre toda esta historia, llega hoy a las librerías —con
providencial oportunidad— el ensayo de Saverio Gaeta Los
secretos de sor Lucía. Fátima, la verdad nunca dicha (Piemme, 272
págs, €19,90) del cual anticipamos algunos de los contenidos,
entre los más sensacionales. Gaeta pudo leer documentos que habían permanecido
enterrados en el Vaticano durante décadas y que contienen importantes
revelaciones.
Antes de
ver algunas de ellas, recordemos la historia. Las apariciones de Fátima —del 13
de mayo al 13 de octubre de 1917— fueron aprobadas por la Iglesia muy pronto,
probablemente debido al impresionante milagro solar público del 13 de octubre.
El
mensaje de Fátima es profético. De hecho, Nuestra Señora —el 13 de julio de
1917— predijo el inminente fin de la Primera Guerra Mundial, la revolución
bolchevique en Rusia y las guerras y persecuciones (contra los cristianos) que
provocaría; finalmente (si la humanidad no hubiere cambiado de rumbo) la
llegada de un segundo conflicto mundial peor que el primero («una guerra atea
contra la fe, contra Dios, contra el pueblo de Dios. Una guerra que quería
exterminar el judaísmo de donde venía Jesucristo. La Virgen y los Apóstoles»,
escribió sor Lucía hace cuarenta años).
Todo esto
—junto con la visión del Infierno— está contenido en las dos primeras partes
del secreto.
La
tercera parte permaneció oculta durante mucho tiempo entre los muros vaticanos
y esto alimentó mil rumores apocalípticos sobre eventos catastróficos para la
humanidad y graves crisis de la fe y de la Iglesia.
LAS PREGUNTAS
Finalmente, Juan Pablo II, durante el Año Santo del 2000, decidió dar a conocer
su contenido. En esa tercera parte Lucía describe la visión del 13 de julio de
1917: una ciudad devastada, con muchos cadáveres, y un viejo Pontífice que la
atraviesa hasta llegar a una cruz al pie de la cual es martirizado junto con
una gran cantidad de eclesiásticos y fieles cristianos.
La
publicación de este texto, sin embargo, suscitó nuevas preguntas. Se publicaron
libros que —basándose en diversos elementos— planteaban la hipótesis de que no
se había revelado todo el tercer secreto, sino que faltaba una parte que
evidentemente debía tener contenidos explosivos.
Ahora
Gaeta ha podido consultar y analizar muchos documentos recopilados en el ámbito
del proceso de canonización de Sor Lucía y ha encontrado confirmaciones
sensacionales.
En primer
lugar, la carta —hasta ahora desconocida— que sor Lucía escribió a Pablo VI,
después de su fallida conversación directa en Fátima.
Esa
—escribe Gaeta— «documenta de manera indiscutible lo que desde hace mucho
tiempo hemos planteado como hipótesis, reuniendo indicios significativos: el
contenido de la tercera parte del Secreto de Fátima, dado a conocer por la Santa
Sede el 26 de junio de 2000 (...) es efectivamente lo que la Virgen del Rosario
comunicó a la pastora durante la aparición del 13 de julio de 1917 en Cova da
Iria».
Pero a
aquella visión, explica Gaeta, «la Virgen (...) añade detalles y aclaraciones
que iluminan el sentido de tan angustiosas imágenes: revelaciones
sobrenaturales importantísimas, que todavía se mantienen reservadas, cuya
existencia ya había aflorado con evidencia en la divulgación de la indicación
de la Virgen cuando había permitido a Sor Lucía, el 3 de enero de 1944,
escribir finalmente la tercera parte del Secreto, limitándose, sin embargo, a
“aquello que te ordenan, pero no a aquello que te ha sido dado entender de su
significado”» .
He aquí
el texto de aquella carta que sor Lucía escribió el 22 de agosto de 1967 al
Papa: «Una de las preguntas que me han hecho últimamente es: ¿Si todo el
Mensaje ya ha sido entregado a la Iglesia? Respondí que sí. Debería haber dicho
que: en cuanto a los hechos, sí, pero en cuanto a la perspectiva y a los
aspectos particulares, en cambio no. Sin embargo, no he dado esta respuesta
para no dar lugar a más preguntas a las cuales no sería conveniente responder.
Los puntos significativos del Mensaje son: 1º - La Luz Inmensa que era Dios, y
se manifestó el 13 de junio de 1917. Dije que esta Luz se mostró, pero no su
desarrollo. 2º - Las palabras de Nuestra Señora: “En Portugal se conservará
siempre el dogma de la Fe”, el 13 de julio de 1917. Lo dije y se publicaron
estas palabras, pero no su significado. 3º - “Al final, mi Corazón Inmaculado
triunfará”. Dije y se publicaron estas palabras, pero no en qué consiste su
realización».
Esta
carta, según Gaeta, es «una lápida sobre la reconstrucción vaticana» y, en
particular, sobre «ese corolario del “todo ha sido revelado” que ha
caracterizado constantemente las tomas de posiciones de la Santa Sede». [A.F.: en efecto, la interpretación oficial
dada por el Vaticano es insostenible. Respecto a ese tema pueden leerse tres
artículos en nuestro blog, bajo la etiqueta “Tercer secreto”]
OTROS ESCRITOS
Además, que hayan otros escritos de sor Lucía está demostrado «incluso en la
documentación facilitada a los teólogos que tuvieron la tarea de comprobar el
carácter heroico de las virtudes de la carmelita» en quien, escribe Gaeta, «hay
evidentes lagunas e incomprensibles censuras».
El
ejemplo “más llamativo”, explica Gaeta, «se refiere a un acontecimiento
ocurrido en el verano de 1977, después de que la religiosa escribiera a Pablo
VI el 31 de mayo para animarlo a publicar un documento que rechazara con
decisión la posible influencia de los movimientos de extrema izquierda en la
Iglesia: «Debemos amar a nuestros hermanos comunistas y marxistas, orar a Dios
por ellos y desearles el bien, porque son como nosotros, hijos de Dios. [...]
Pero no podemos adherir ni aceptar sus ideologías, desde el momento que tienen
como base el ateísmo, la injusticia y la violencia. [...] El pluralismo no
justifica delante de Dios, la incredulidad, ni la injusticia, ni la violencia,
mucho menos la falta de verdad con la cual engañan a los pueblos, prometiendo
lo que luego ni dan ni hacen. El retraso en publicar este documento da ocasión
al aumento de la confusión y de la incomprensión sobre la posición que debemos
asumir. El silencio puede ser percibido con valor de consenso”».
Gaeta
prosigue: «El 3 de septiembre (Lucía) anotó en su Diario que el obispo de
Coimbra, por encargo de la Santa Sede, le había hecho dos preguntas: “¿Si la carta
que dirigí al Santo Padre estaba motivada por alguna intervención sobrenatural?
Segundo: ¿si fue motivada por la intervención de otras personas? Respondí
diciendo que era por dos razones”. Curiosamente, sin embargo, después de esta
frase aparecen corchetes con puntos suspensivos, para señalar el corte
inexplicado en el texto relativo a la aclaración».
Esa
aclaración, sin embargo, habría sido preciosa dada la centralidad, en el
Mensaje de Fátima, del comunismo y de Rusia. Que, además, siguen siendo centrales
en la historia de nuestros días.
Aún más
preciosas serían las aclaraciones “inspiradas” que Sor Lucía enumeró en la
carta (inédita) a Pablo VI que he citado.
Servirían
especialmente para descifrar la visión del tercer secreto dada a conocer por el
Vaticano en 2000 —que de las páginas de Gaeta— aparentemente no parece
referirse al atentado de 1981 a Juan Pablo II.
Los
puntos esbozados por Sor Lucía en esa misiva hacen intuir que lo que aún es
secreto se refiere tanto a la suerte de la Iglesia como al destino del mundo.
Su urgencia de comunicar ese mensaje y su preocupación son aleccionadores.
LA ANGUSTIA
El “tercer secreto” desde el inicio está acompañado de la angustia de la
vidente. Escribe Gaeta: «Un interrogante que el padre [Joaquín María] Alonso ya
se había planteado en 1976 referente al motivo de los problemas que la vidente
había encontrado al escribir la tercera parte del Secreto, después de haberle
comunicado otras cosas ya enormemente difíciles: “Si se tratara simplemente de
anunciar proféticamente nuevos y grandes cataclismos, estamos seguros que Sor
Lucía no habría sufrido tales dificultades, cuya superación requirió una
intervención especial del Cielo. Por otra parte, si se trata de luchas
intestinas dentro de la Iglesia misma y de graves negligencias pastorales por
parte de los altos jerarcas, es comprensible que Lucía sintiera una repugnancia
casi imposible de superar naturalmente”».
Cuál fue
la “intervención del cielo” que convenció a la vidente de escribir el Tercer
Secreto se descubrió hace diez años, con la biografía oficial publicada por el
Carmelo de Coimbra, donde vivió y murió sor Lucía, en 2005.
De hecho,
reproduce una página del diario de la vidente la cual cuenta que, mientras se
detenía y oraba, se le apareció “la Madre del Cielo” diciéndole: «Queda en paz
y escribe lo que te mandan, pero no aquello que te he dado a entender de su
significado» (es decir, sólo la visión y no su significado que le fue explicado
por la Virgen). Inmediatamente después —dice sor Lucía— «sentí el espíritu
inundado por un misterio de luz que es Dios y en Él he visto y oído: Una punta
de lanza, como una llama que se desprende, toca el eje de la tierra. Ésta
tiembla: montañas, ciudades, villas y aldeas con sus habitantes son sepultados.
El mar, los ríos y las nubes salen de sus límites, se desbordan, inundan y
arrastran consigo en un torbellino casas y personas en un número que no puede
contarse. Es la purificación del mundo por el pecado en el cual está inmerso.
¡El odio, la ambición, provocan una guerra destructora! Después he sentido en
el palpitar acelerado del corazón y en mi espíritu el eco de una voz suave que
decía: — “En el tiempo, una sola Fe, un solo Bautismo, una sola Iglesia, Santa,
Católica, Apostólica. ¡En la eternidad, el Cielo!”. Esta palabra “Cielo” llenó
mi alma de paz y felicidad».
Está
claro que algo importante no se ha dado a conocer: es la explicación de la
visión. Benedicto XVI, durante la peregrinación a Fátima el 13 de mayo de 2010,
afirmó: «Se engaña quien piensa que la misión profética de Fátima está
acabada». Y añadió: «Se indican realidades del futuro de la Iglesia que poco a
poco se desarrollan y se muestran... y por tanto son sufrimientos de la Iglesia
que se anuncian».
El
sensacional libro de Gaeta hará discutir y llevará a pedir a la Santa Sede, en
este punto, que haga saber todo lo que aún está oculto. Es justo que todos
sepan y decidan si creer en la profecía de Nuestra Señora de Fátima y seguir el
llamado.
Fuente:https://secretummeummihi.blogspot.com/2023/11/sor-lucia-de-fatima-no-he-dicho-todo.html