“Como
católicos que somos, sabemos y creemos que la Santa Iglesia es indefectible. Es
decir, que las puertas del infierno no pueden contra ella, como prometió
Nuestro Señor: portae inferí non prevalebunt (Mt.16, 18). Pero
lo que estamos presenciando nos revela la realidad de una situación terrible en
la que una parte corrupta de la jerarquía a la que en aras de la brevedad
llamo iglesia profunda se
ha sometido por entero al estado
profundo. Se trata de una traición de la que tienen una
gravísima responsabilidad moral los pastores y los altos niveles de la Iglesia
y que impone a sacerdotes y laicos decisiones valientes que en otros tiempos
habría sido difícil aceptar y justificar. Asistimos a una guerra, un enfrentamiento histórico en el que
nuestros generales no sólo han dejado de dirigir al ejército haciendo frente al
enemigo, sino que de hecho piden que se depongan las armas y se rindan
incondicionalmente, apartan a los soldados más valientes y castigan a
los oficiales que muestran más lealtad. El estado mayor de la Iglesia Católica ha demostrado en su totalidad
que se ha aliado con el enemigo y se ha constituido él mismo en enemigo de
aquellos a quienes debería defender: se ha hecho enemigo de Cristo y de quienes
se enorgullecen de militar bajo su bandera.
“Iluminados por las
palabras del Apocalipsis de San Juan y por las revelaciones privadas aprobadas,
podemos entender que el final de los tiempos es necesario para separar al final
el trigo de la cizaña, y podemos así ver quién está con Cristo y quién contra Él. Debemos igualmente entender que las
tribulaciones que padecemos son el justo castigo a décadas –yo diría siglos– de
infidelidades por parte de los católicos y de la jerarquía; infidelidades
públicas y privadas que tienen su raíz en el respeto humano, el miedo,
desviaciones morales y doctrinales y contemporizaciones con la mentalidad
secular y los enemigos de Nuestro Señor.
“Fijémonos bien: no
sólo se ha dejado de reconocer a Nuestro Señor Jesucristo como Soberano de
todas las naciones, sino que ya ni se lo considera Soberano de su Iglesia,
en la que los fines de la gloria de Dios y la salvación de las almas han sido
sustituidos por la gloria del hombre y la subsiguiente condenación de las
almas. Lo que ayer era vicio hoy es virtud; lo que
ayer era virtud, hoy es vicio: todas
las actividades de la secta modernista que ha infestado el Vaticano, las
diócesis y las órdenes religiosas se caracteriza por ser lo contrario de lo que
se nos había enseñado y transmitido.
“Tenemos el deber de alzar la voz condenando con firmeza las acciones de los pastores que han demostrado ser asalariados, por no decir lobos rapaces. Y asimismo, no sólo tenemos derecho a desobedecer órdenes ilegítimas, inválidas y nulas, sino también a objetar en conciencia y emprender iniciativas destinadas a defender a las víctimas de esos lobos disfrazados de ovejas.
“Tenemos que dejar
claro a los pocos obispos y cardenales que siguen fieles al Magisterio que no
es posible el diálogo con quienes han demostrado sobradamente que están de
parte del enemigo. También
debemos rogar a la Divina Majestad, por la intercesión de la Reina del Cielo y
Madre de los Sacerdotes, que se digne aceptar nuestros padecimientos y los de
esos buenos sacerdotes por la conversión de la jerarquía que se ha corrompido
desde arriba.
“Más arriba he recordado la causa de los males
presentes: la rebelión contra la Realeza Universal de Nuestro Señor Jesucristo.
La consagración de cada uno de nosotros, familias, sociedades, naciones y la
Santa Iglesia al Sacratísimo Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María
puede mover a compasión a la Santísima Trinidad y acabar con esta terrible
plaga, o al menos abreviarla y acelerar el triunfo del Rey de reyes sobre el
enemigo de la especie humana. Tal es mi más sincero deseo; y ésa es la
noble intención que debe animar cada una de nuestras acciones y el requisito
para la tremenda e inexorable frustración de los planes de Satanás. Christus vincit, Christus regnat, Christus
imperat!
“No hay nada más contrario al
supuesto magisterio del Concilio que la liturgia tridentina: toda oración, toda
perícopa (como dirían los liturgistas) es una afrenta a los delicados oídos de
los novadores y toda ceremonia una ofensa a sus ojos.”
“Los sacerdotes y obispos que al
igual que yo han redescubierto aquel tesoro inestimable de fe y espiritualidad
–o que por la gracia de Dios no lo han abandonado a pesar de la feroz
persecución postconciliar– no están dispuestos a renunciar a él, porque han
encontrado en él el alma de su sacerdocio y el alimento de su vida
sobrenatural. Y resulta inquietante, además de escandaloso, que a pesar del
mucho bien que reporta a la Iglesia la Misa Tridentina haya quienes quieran
prohibirla o limitar su celebración alegando pretextos.”
“Se equivocan cuantos creen posible la coexistencia de dos formas
opuestas de culto católico en nombre de una pluralidad de expresión litúrgica
que es hija de la mentalidad conciliar, ni más ni menos que de la hermenéutica de la continuidad.”
“La Iglesia no es una empresa cuyo
departamento de mercadeo pueda retirar del catálogo productos obsoletos para
presentar otros nuevos a pedido de los clientes. Ya fue doloroso que se
impusiera por la fuerza a los sacerdotes y los fieles la revolución litúrgica
en nombre de la obediencia al Concilio, privándolos del alma misma de la vida
cristiana para sustituirla por un rito que el masón Bugnini copió del Book of Common Prayer del
anglicano Cranmer, si de verdad se
quisiese ayudar en esta crisis al pueblo de Dios, sería necesario abolir la
liturgia reformada, que en cincuenta años ha causado más daño del que hizo el
calvinismo.”
“¿Cómo se puede pedir a un
sacerdote que celebre unas veces un rito venerable y santo en el que encuentra
perfecta coherencia entre doctrina, ceremonia y vida, y otras un rito falseado
que hace concesiones a los herejes y calla vilmente lo que el otro proclama con
ardor?”
“Muchos están obedeciendo también
en el ámbito civil durante esta pandemia normas absurdas y perjudiciales porque
las impusieron médicos, virólogos y políticos que deberían preocuparse por la
salud y el bienestar de los ciudadanos; y muchos no han querido creer, ni
siquiera ante la evidencia de un plan criminal, que esos fuesen capaces de
desear positivamente que millones de personas pudieran enfermar o morir. Es lo
que los psicólogos llaman disonancia cognitiva, que lleva a las personas a
refugiarse en un nicho cómodo de irracionalidad antes que reconocerse víctimas
de un colosal fraude y reaccionar con valor.”
“Hay que
decir claro que el Concilio Vaticano II fue concebido como un acto
revolucionario. Entiéndase, no me refiero a las buenas intenciones de
quienes colaboraron en la redacción de los esquemas preparatorios, sino a los
novadores que rechazaron tanto dichos esquemas como la condenación del
comunismo que habría debido formular el Concilio, y que deseaba la mayor
parte del episcopado mundial. Ahora bien, si
el Concilio fue un acto revolucionario, ya sea por la manera en que se
desarrolló o por los documentos que promulgó, es lógico y lícito pensar que su
liturgia está afectada por ese sesgo ideológico, sobre todo si tenemos en
cuenta que es el principal medio de catequesis para los fieles y el clero. No
es casual que Lutero y otros herejes protestantes y anglicanos metieran mano en
la liturgia por ser la mejor manera de difundir sus errores entre los fieles.”
“Esa conciencia de incompatibilidad doctrinal entre
el rito antiguo y la ideología vaticanosegundista es reivindicada por supuestos
teólogos e intelectuales progresistas, según los cuales se puede llegar a
tolerar la forma extraordinaria del rito siempre y cuando no se adopte todo el
aparataje teológico que esta supone. Por eso se tolera la liturgia de las
comunidades Summorum Pontificum en
tanto que en la predicación y en la catequesis se cuiden de no criticar el
Concilio o la nueva Misa.”
“La decadencia litúrgica es síntoma de una
decadencia doctrinal que humilla a la Santa Iglesia en su afán de halagar la
mentalidad mundana.”
“Volver al
rito antiguo archivando definitivamente la miseria del Novus Ordo exigiría
grandes dosis de humildad, porque quienes hoy quieren salvarla del naufragio
eran ayer los más entusiastas artífices de la reforma litúrgica, y al mismo
tiempo del Concilio.”
“Al próximo papa le corresponderá restablecer todos
los libros litúrgicos anteriores a la reforma conciliar y prohibir en los
templos católicos la indecente parodia a la que han contribuido notorios
modernistas y herejes.”
“En cuanto a la FSSPX, asistimos a una operación
más sutil: Bergoglio mantiene con ellas relaciones de buena vecindad otorgando por un lado a sus superiores
prerrogativas que hacen ver que los considera miembros vivos de la Iglesia,
mientras que por otro lado sería posible que quisiera otorgarles una
regularización canónica total a cambio de que acepten el magisterio conciliar.
Es evidente que se trata de una trampa astuta: una vez firmado un acuerdo con
la Santa Sede, desaparecería la independencia de que goza la Fraternidad en
virtud de su postura de legalidad incompleta, y con ello también su
independencia económica. No olvidemos que la Fraternidad dispone de bienes y
recursos que garantizan la subsistencia y la atención médica de sus miembros;
en un momento de crisis financiera sumamente grave para el Vaticano, a muchos
se les hace agua la boca pensando en esos bienes. Ya hemos visto lo que ha
pasado en otros casos, como con los Franciscanos de la Inmaculada y con la
persecución del P. Mannelli.”
“La situación canónica de las comunidades Ecclesia
Dei siempre ha sido precaria; su supervivencia está ligada, al menos
implícitamente, a la aceptación de la doctrina conciliar y la reforma
litúrgica.”
“El César de hoy nos
ordena cerrar las iglesias, llevar una máscara y suspender las celebraciones
con el pretexto de una supuesta pandemia. El régimen comunista persigue a los
católicos chinos, y el mundo no escucha nada más que silencio de Roma. Mañana
un nuevo Tito saqueará el templo del Concilio, transportando sus restos a algún
museo, y la venganza divina a manos de los paganos se habrá logrado una vez
más.”
“El error de los
"conservadores" consiste en dar una connotación negativa al
tradicionalismo y en situarlo en el lado opuesto del progresismo. Su aurea
mediocritas consiste en colocarse arbitrariamente no entre dos vicios, sino
entre la virtud y el vicio. Son los que critican los excesos de la pachamama o
de las declaraciones más extremas de Bergoglio, pero que no toleran que se
cuestione al Concilio, por no hablar del vínculo intrínseco entre el cáncer
conciliar y la metástasis actual. La correlación entre el conservadurismo
político y el conservadurismo religioso consiste en adoptar el
"centro", una síntesis entre la tesis de la "derecha" y la
antítesis de la "izquierda", según el enfoque hegeliano tan apreciado
por los partidarios moderados del Concilio.”
“El propio Motu Proprio
Summorum Pontificum, por ejemplo, al tiempo que concede la celebración en forma
extraordinaria, exige saltem impliciter [al menos implícitamente] que aceptemos
el Concilio y reconozcamos la legalidad de la liturgia reformada. Esta
estratagema impide a los beneficiarios del Motu Proprio plantear cualquier
objeción, o se arriesgan a la disolución de las comunidades Ecclesia Dei. Y se inculca en el pueblo cristiano la
peligrosa idea de que una cosa buena, para tener legitimidad en la Iglesia y en
la sociedad, debe ir necesariamente acompañada de una cosa mala o, al menos, de
algo menos bueno.”
“El tema de la
fraternidad, una obsesión de Bergoglio, encuentra su primera formulación
en Nostra Ætate y Dignitatis Humanae. La última
encíclica, Fratelli Tutti, es el manifiesto de esta visión masónica, en la
que el grito Liberté, Égalité, Fraternité reemplazó al Evangelio, en aras de
una unidad entre los hombres que deja fuera a Dios. Nótese que el Documento
sobre la Fraternidad Humana para la Paz Mundial y la Convivencia firmado en Abu
Dhabi el 4 de febrero de 2019 fue orgullosamente defendido por Bergoglio con
estas palabras: "Desde el punto de vista católico el documento no pasó ni
un milímetro más allá del Concilio Vaticano II."
“Por lo tanto, dejemos
de una vez por todas las vanas distinciones sobre la presunta bondad del
Concilio, la traición a la voluntad de los Padres Sinodales, la letra y el
espíritu del Vaticano II, el peso magisterial (o la falta) de sus actos, y la
hermenéutica de la continuidad frente a la de la ruptura. La anti-iglesia ha usado la etiqueta "Concilio Ecuménico"
para dar autoridad y fuerza legal a su agenda revolucionaria, así como
Bergoglio llama a su manifiesto político de lealtad al Nuevo Orden Mundial una
"carta encíclica".
FUENTES:
http://syllabus-errorum.blogspot.com/2021/10/vigano-el-estado-mayor-de-la-iglesia-se.html#more
http://syllabus-errorum.blogspot.com/2021/06/el-pensamiento-de-monsenor-vigano.html
http://syllabus-errorum.blogspot.com/2020/10/extraordinaria-conferencia-de-mons.html#more