Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María
sábado, 16 de agosto de 2025
DOMINUS JESUS O LA “ORTODOXIA” DE LA IGLESIA CONCILIAR
A
propósito de los festejos de algunos por el 25 aniversario de esta desdichada
declaración.
Editorial de Le Sel de la terre N° 35, Invierno 2000-2001
Dominus Jesus y los
elementos de Iglesia
En la declaración de la Congregación para
la Doctrina de la Fe Dominus
Jesus, del 6 de agosto de 2000, leemos lo siguiente:
Por la expresión subsistit in, el Concilio
Vaticano II quiso proclamar dos afirmaciones doctrinales: por una parte, que a
pesar de las divisiones entre cristianos, la Iglesia de Cristo continúa
existiendo en plenitud en la sola Iglesia católica; por otra parte, «que
numerosos elementos de santificación y de verdad subsisten fuera de sus
estructuras [1]», es decir, en las Iglesias y comunidades eclesiales que no
están todavía en plena comunión con la Iglesia católica (56).
El texto hace referencia a una nota (56)
que es la siguiente:
Contraria al significado auténtico del
texto conciliar es, pues, la interpretación que saca de la fórmula subsistit in la tesis de que la
única Iglesia de Cristo podría también subsistir en Iglesias y comunidades
eclesiales no católicas. «El Concilio había, por el contrario, escogido la
palabra subsistit
precisamente para poner de relieve que existe una sola “subsistencia” de la
verdadera Iglesia, mientras que, fuera de su conjunto visible, existen
solamente elementa ecclesiae
que – siendo elementos de la misma Iglesia – tienden y conducen hacia la
Iglesia católica.» (A propósito del libro Iglesia:
carisma y poder, del padre Leonardo Boff. Notificación de la
Congregación para la Doctrina de la Fe: AAS
77 [1985] 756-762.)
Estos textos no constituyen una enseñanza
nueva. Es incluso el nudo de la herejía conciliar sobre el ecumenismo [2].
Existen ciertamente en las comunidades
cristianas separadas de la Iglesia católica vestigios de la Iglesia católica:
por ejemplo, los protestantes han conservado la Sagrada Escritura (a menudo más
o menos alterada), los cismáticos orientales (falsamente llamados «ortodoxos»)
han conservado los sacramentos, etc.
La primera operación de la «nueva teología»
consistió en cambiar el vocabulario. Se intercambió la palabra «vestigios»
tradicionalmente utilizada para designar estas realidades, pero considerada
demasiado negativa porque hace pensar en «ruinas», por la expresión «elementos
de la Iglesia [3]».
Este cambio de vocabulario no es inocente.
La palabra «vestigio» expresaba una verdad importante, a saber, que la realidad
robada a la Iglesia católica por la comunidad cristiana deja de ser una
realidad viva, se convierte en una «ruina».
Es verdad que la Sagrada Escritura, leída en el sentido que conoce la Iglesia
católica, es santificante; es verdad que los sacramentos recibidos en comunión
con la Iglesia católica nos justifican, pero ya no es lo mismo cuando estas
realidades están incluidas en una falsa religión.
Por ejemplo, un bautismo recibido de un ministro protestante, suponiendo que sea válido, es de por sí un signo de que se acepta la herejía protestante. La participación activa en cualquier ceremonia religiosa de una comunidad herética o cismática es de por sí una marca de pertenencia a la herejía y al cisma: «La asistencia activa en las acciones litúrgicas comporta de por sí una cierta profesión de fe [4].»
RESEÑA DE JOHANNES DÖRMANN, COMENTARIO A LA DECLARACIÓN DOMINUS JESUS
Por
Fr. PIERRE-MARIE DE KERGORLAY O.P.
Le Sel de la terre N° 41, verano de 2002.
+ Dominus
Jesus o cómo unir a Cristo y Belial
El profesor Johannes Dörmann, de quien ya
hemos reseñado varias obras en Le
Sel de la terre, hizo un comentario a la declaración Dominus Jesus publicado en el
mensual católico alemán Theologisches
Katholische Monatsschrift de noviembre-diciembre de 2000 [1].
Habiendo algunos pensado que esta
declaración era el inicio de un retorno de Roma a la Tradición [2], nos parece
útil dar aquí un resumen de dicho comentario.
La declaración Dominus Jesus aparece como un golpe de freno (muy
en la lógica modernista [3]) contra ciertos errores que son consecuencia de la
política ecuménica de la Iglesia conciliar. Sin embargo, la declaración guarda
completo silencio sobre el papel de Roma en esta política (especialmente a
través de los encuentros interreligiosos de Asís y otros lugares).
Después de recordar en su introducción las
verdades centrales de la fe católica, Dominus
Jesus continúa con una página de «sabor» modernista, de la cual
damos aquí el pasaje principal:
Considerando de manera abierta y positiva
[4] los valores de los que dan testimonio estas tradiciones y que ofrecen a la
humanidad, la Declaración conciliar sobre las relaciones de la Iglesia con las
religiones no cristianas afirma: «La Iglesia católica no rechaza nada de lo que
hay de verdadero y santo en estas religiones. Considera con sincero respeto
estas maneras de obrar y de vivir, estas reglas y estas doctrinas que, aunque
difieren en muchos puntos de lo que ella misma mantiene y propone, sin embargo
aportan con frecuencia un rayo de la Verdad que ilumina a todos los hombres
[5]». Continuando en la misma dirección, la tarea eclesial de anunciar a
Jesucristo, «camino, verdad y vida» (cf. Jn 14, 6), sigue tomando hoy la vía
del diálogo interreligioso, que ciertamente no reemplaza la missio ad gentes, sino que más
bien la acompaña, a causa de este «misterio de unidad» del que «se sigue que
todos aquellos y aquellas que son salvados participan, aunque de manera
diversa, del mismo misterio de salvación en Jesucristo por su Espíritu [6]».
Este diálogo, que forma parte de la misión evangelizadora de la Iglesia [7], comporta
una actitud de comprensión y una relación de conocimiento recíproco y de
enriquecimiento mutuo, en la obediencia a la verdad y el respeto de la libertad
[8].
Así, la declaración nos explica que de
ahora en adelante el diálogo interreligioso (doctrina conciliar) deberá
acompañar a la misión (doctrina católica). Y todo el resto del texto estará en
este tono: se explicará la doctrina católica (más o menos), y luego se añadirá
un párrafo para decir que esta doctrina debe completarse con la nueva doctrina
(conciliar). No se toma en cuenta el hecho de que una está inspirada por Cristo
y la otra por Belial.
Y para justificar este monstruoso acoplamiento, se invoca el «misterio de unidad» gracias al cual todos los que son salvados (y el resto de la declaración puede hacer pensar que se trata de todos los hombres sin excepción) están asociados al misterio de salvación, es decir, que incluso los que están fuera de la Iglesia pueden salvarse.
LAS “SEMILLAS DEL VERBO”
Editorial Le Sel de la terre N° 38, Otoño 2001.
Las
“semillas del Verbo”
En su primera encíclica, Redemptor hominis, el papa Juan
Pablo II se expresaba así:
Con razón, los Padres de la Iglesia veían
en las diversas religiones como otros tantos reflejos de una única verdad, como
“semillas del Verbo” [1] que testimonian que la aspiración más profunda del
espíritu humano está orientada, a pesar de la diversidad de caminos, hacia una
dirección única, expresándose en la búsqueda de Dios y, al mismo tiempo, por
medio de la tensión hacia Dios, en la búsqueda de la dimensión total de la
humanidad, es decir, del sentido pleno de la vida humana [2].
Esta frase es un intento de justificar el
diálogo interreligioso: unas “semillas del Verbo” estarían contenidas en las
diversas religiones, y las convertirían en “reflejos de una única verdad”.
El papa pretende apoyarse en los Padres de
la Iglesia. Y, en nota, se refiere a san Justino y a Clemente de Alejandría.
En realidad, Clemente no es un Padre de la
Iglesia en sentido estricto. Para serlo, se requiere, entre otras cosas, la
ortodoxia de la doctrina y la santidad de vida [3]. Ahora bien, nos dice el
padre Cayré:
[La obra de Clemente] no está, sin embargo,
exenta de todo reproche: a) su mística era un poco idealista; en los últimos Stromatas, hizo a veces descripciones
hiperbólicas del estado de los perfectos (ausencia de pasiones, contemplación
perpetua); insistió más de la cuenta sobre el sacerdocio (metafórico) del
gnóstico; b) en su ascesis misma, que es verdaderamente cristiana por el lugar
que en ella ocupa Cristo como revelador y como maestro, descuida quizá un poco
el papel del sufrimiento y de la oración (esta última es señalada sobre todo al
final, en el gnóstico), mientras exalta en exceso el de la filosofía; c) por
último, practica cierto esoterismo, tomando algunas doctrinas de tradiciones
secretas, más bien que de los órganos oficiales de la fe [4].
Además, la Iglesia romana ha rehusado
inscribirlo (como santo) en su martirologio:
Por consejo de Baronio, Clemente no fue
admitido en el martirologio romano revisado por Clemente VIII, y Benedicto XIV
mantuvo esta decisión, sin zanjar absolutamente la cuestión de doctrina y de
virtud, […] por razones de oportunidad, que son las siguientes: su vida
demasiado poco conocida, ninguna huella de culto público rendido en la Iglesia,
doctrina por lo menos dudosa y sospechada por diversos historiadores o teólogos
[5].
Pero hay algo más grave: cuando se van a
verificar los textos de san Justino y de Clemente, se ve que no dicen en
absoluto lo mismo que el papa.
San Justino no habla de las “diversas
religiones”, sino que habla de los filósofos y de los poetas. Y esa “semilla”
que está difundida por todas partes es la de la razón, no la de una revelación
sobrenatural.
San Justino distingue incluso muy
claramente el “germen” plantado en todo hombre (la razón), de la participación
en el Verbo que se da por la gracia. Citemos su segunda Apología, a la que se refiere
Juan Pablo II:
13, 2: Cristiano, reconozco que lo soy. […]
No que la doctrina de Platón sea ajena a la de Cristo, pero no le es
absolutamente idéntica, como tampoco la de los otros, estoicos, o poetas y
prosistas. 3. Pues cada uno de ellos ha visto, parcialmente, de lo que ha
recibido del Verbo divino difundido [spermatikou,
literalmente: difundido como una semilla] en el mundo, aquello que le es afín,
y de ello ha hablado bien; pero aquellos que se han contradicho a sí mismos en
puntos más importantes muestran con evidencia que no poseen la ciencia
infalible y el conocimiento irrefutable. 4. Lo que todos ellos han enseñado de
bueno nos pertenece, pues, a nosotros, los cristianos, porque, después de Dios,
adoramos y amamos al Verbo nacido del Dios inengendrado e inefable, ya que
incluso se hizo hombre por nosotros, a fin de venir a participar en nuestras
miserias para curarnos de ellas. 5. De hecho, todos los escritores podían, de
manera indistinta, ver la realidad gracias al germen del Verbo que ha sido
plantado en ellos. 6. Pero una cosa es un germen (sperma) y una semejanza dados a los hombres en
proporción a sus facultades, y otra cosa es el objeto mismo cuya participación
e imitación les es concedida en proporción a la gracia de la que es fuente [6].
En cuanto a Clemente de Alejandría, él
habla también no de las “diversas religiones”, sino de los filósofos (y aún
así, no de cualquier filósofo, sino solamente de Platón y Aristóteles) y de los
poetas que han tenido “algunas teorías justas”. Da como ejemplo a Arato, poeta
griego citado por san Pablo en su discurso en el Areópago (Hch 17, 22-28). “De
donde resulta claramente que, utilizando ejemplos poéticos tomados de los Fenómenos de Arato [7], [san
Pablo] aprueba lo que los griegos han dicho de bueno [8].”
Este intento de Juan Pablo II de querer
apoyar su “extraña teología” en “los Padres de la Iglesia” es, por tanto, vano.
Los Padres de la Iglesia siempre han considerado, junto con el Espíritu Santo,
que los dioses de los paganos eran demonios [9]. Nunca han dicho que las
religiones paganas eran “reflejos de una única verdad”. Para ellos, esas
religiones eran simplemente falsas, y había que apartarse de ellas para hacerse
cristiano.
Si en el mundo pagano había algunas “piedras de espera” de la verdadera religión, era debido al “milagro griego”, es decir, al trabajo de esos filósofos que, con la ayuda de la razón natural, habían logrado reencontrar una parte de las verdades que el hombre puede saber sobre Dios sin la revelación [10].
DOCE RAZONES POR LAS QUE NO ES PREFERIBLE EL NOVUS ORDO
Réplica al P.
Longenecker
Por PETER
KWASNIEWSKI
08/01/2019
El
P. Longenecker es autor de varios libros excelentes. Hace años me gustó mucho y
me resultó muy provechoso su libro sobre San
Benito y Santa Teresita del Niño Jesús, y el estudio que publicó hace poco sobre la
veracidad histórica de los Reyes
Magos es
muy interesante.
Pero
parece que en lo que se refiere a liturgia no da la talla. Cada una de las
afirmaciones que expresa en su artículo Twelve
Things I Like About the Novus Ordo Mass (doce cosas que me gustan de la
Misa Novus Ordo) puede refutarse y ha sido refutada en los abundantes trabajos
publicados sobre el tema, de los que no parece tener ni idea. En realidad, el
artículo denota un conocimiento mínimo de la historia, proceso y contenido de
la reforma litúrgica (que, por ejemplo, está bien documentado en esta biografía
de Anibale Bugnini)
y de la riqueza que, en contraste, posee la liturgia tradicional.
Examinemos
una por una las doce afirmaciones del P. Longenecker, que hemos destacado en
negrita:
1.
Es accesible. Cuando la liturgia está en la lengua vernácula la entiende mejor
el pueblo. ¿Qué puede haber de malo en ello?
Es
característico del racionalismo que informa el movimiento litúrgico (basado en
sus precursores de la Ilustración) dar prioridad a que se entiendan las
palabras por encima de un entendimiento más sintético y cabal del misterio de
la Fe, que convoca a todos los sentidos y apela tanto al corazón como al
intelecto. El empleo del latín, además de ser ni más ni menos lo que
ha tenido la Iglesia durante más de 1500 años, genera un ambiente sobrenatural
y sagrado que invita a la meditación y la adoración.
No
sólo eso. Aspirar a que se entendiera más fácilmente llevó a los reformadores a
bajar el nivel y simplificar buena parte del contenido de la Misa para que no
fuera tan difícil. ¿Cuál es el elevado precio que hemos tenido
que pagar por la perogrullesca accesibilidad del Novus
Ordo? La superficialidad y el aburrimiento. Está tan alcance que no se puede
agarrar, como diría P.G. Wodehouse. Por eso hay un nuevo género de libros de
autoayuda para no aburrirse en Misa y existen movimientos juveniles para animar
el Novus Ordo. Esto contrasta con la Misa Tradicional en latín, que es elevada
y sublime, y proporciona al feligrés desafíos a la altura de su dignidad
racional y destino sobrenatural, y le descubren todo un panorama de
descubrimientos en las oraciones y gestos de siempre.
Por
último, nadie que sepa leer es incapaz de usar un misal diario en el que puede
encontrar la traducción de todas las antífonas, oraciones y lecturas; eso sí,
sin ningún intento oficial de traducir los intraducibles textos latinos
antiguos, evitando así las interminables polémicas sobre qué estilo y registro
de la lengua vernácula conviene emplear en la liturgia. Las oraciones
principales de la Misa son fijas y se repiten semana tras semana, por lo que no
es difícil seguirlas, como se puede observar en los niños de ambos sexos que
asisten a la Misa tradicional en latín.
2.
Es flexible. Debemos honrar el latín como lengua de la Iglesia, y es bastante
fácil integrar un poco de latín, o mucho, en la Misa Novus Ordo. Es igualmente flexible
en lo musical. No hace falta que cualquiera salga y se ponga a cantar, ni tocar
rock ligero. Aprendan canto gregoriano y polifonía. Se adapta bien.
La idea de que la liturgia es cuestión de gustos y se puede escoger entre diversas opciones es ajena al desarrollo histórico de la liturgia cristiana en Oriente y en Occidente, el cual ha tendido siempre a un carácter más definido, coherente y estable de los textos, cantos y ceremonias litúrgicos. La liturgia es una representación ritual en el que los actores pierden su individualidad y se convierten en personajes aptos para los misterios representados. No se debe ver al sacerdote como alguien que preside y da color a la escena, sino como el guardián de un tesoro que ha recibido y presenta humildemente a los fieles. A éstos, a su vez, les resulta más fácil rezar cuando la liturgia es fija y pueden participar siempre de la misma rutina sagrada. Esta cualidad intrínseca de la buena liturgia brilla intencionalmente por su ausencia en el Novus Ordo.
NOTAS SOBRE LA GUERRA DE LA OTAN CONTRA RUSIA EN UCRANIA Y OTROS ESCENARIOS DE LA GEOPOLÍTICA MUNDIAL – 14 DE AGOSTO DE 2025
Por LUIS ALVAREZ PRIMO
Luego de un involuntario interregno retomo
estas notas.
“Moto in fine velocior” (el movimiento se
acelera al final), este dicho latino de raigambre aristotélica, remite por
extensión, al hecho de que los acontecimientos se suceden más rápido al final
de un proceso histórico.
El comienzo más próximo del inicuo proceso de
desestabilización política promovido por los EE.UU. y los 32 países de la OTAN
en Ucrania, podríamos ubicarlo en las jornadas del llamado Euromaidan, la ola
de manifestaciones contra el gobierno ucraniano de Viktor Yanukovich en noviembre
del 2013, cuando este se negó a firmar un acuerdo de unión entre Ucrania y la
Unión Europea- Euroatom (la Comunidad de energía atómica europea). Tras una
guerra civil que costó la vida a miles de rusos en la región ucraniana del
Donbás, el conflicto desembocó, luego de infructuosos esfuerzos rusos por
alcanzar una solución diplomática, en la Operación Militar Especial lanzada por
Vladimir Putin el 24 de febrero de 2022 ante lo que consideraba una amenaza
existencial para la Federación de Rusia.
La trágica guerra en Ucrania, que ha durado
ya más de tres años, parece estar llegando a su fin—sea por la victoria militar
o un acuerdo diplomático-político realista. Quienes la promovieron – los judíos
neoconservadores de los EE.UU. y los globalistas de la OTAN-- han sido
derrotados en todos los frentes: militar, político, económico y diplomático,
por la estrategia de desgaste que les impuso y sostuvo admirablemente la
Federación de Rusia y su líder Vladimir Putin. La hegemonía global del
decadente y corrompido imperio judeo-masónico anglo estadounidense ha cedido a
una nueva realidad geopolítica y cultural en ascenso: el multipolarismo
anticolonialista fundado en la cooperación internacional, el respeto, la
búsqueda de la paz y el desarrollo, representado por los BRICS+ que lideran
Rusia, China, India y Brasil.
La reunión entre Putin y Trump en Anchorage,
Alaska, mañana viernes 15 de agosto, fiesta de la Asunción de María, a las
11.30, inaugura una real perspectiva hacia la paz en Ucrania, en la medida en
que predomine la sensatez y el realismo por parte de Trump y el gobierno que
representa. El desafío y la misión que
Putin ha asumido, propio de un extraordinario estadista como él, es delicado y
no carente de riesgos. Que Dios y la Virgen lo protejan y lo bendigan.
El genocidio del pueblo palestino en Gaza por
parte del criminal y sanguinario gobierno sionista de Benjamín Netanyahu,
acabada expresión del espíritu revolucionario judío, continúa desaforado y
enceguecido en su afán de ocupar Gaza y exterminar a los palestinos, para luego continuar su expansión en Medio Oriente
atacando a Irán nuevamente, con el apoyo del hipócrita gobierno estadounidense
de Donald Trump, cuya base electoral se erosiona día a día a medida que los
norteamericanos abren los ojos sobre su situación de oneroso y humillante
vasallaje ante el sionismo judío.
LA PRIORIDAD EN LAS BATALLAS
Por RAFAEL
GAMBRA
Tanto la
vida de los hombres como la de los pueblos experimentan a veces momentos de
plenitud y de victoria en los que parece que todo les es concedido, y a veces
también grandes derrotas y retrocesos históricos que los reducen a sus mínimas
posiciones y les obligan a recomenzar desde cero su vida.
Pensemos
entre los primeros, y referido a nuestra patria, aquel año estelar de 1492 en
que nuestros mayores alcanzan definitiva victoria sobre el infiel en la vega de
Granada, y en que, como de propina, reciben con el gran descubrimiento las
llaves de todo un mundo nuevo. Entre los segundos —los retrocesos
catastróficos— recordemos aquel aciago 711 en que se consumó en una sola
batalla "la pérdida general de la España". La aristocracia visigótica
que en el año 710 se consideraba definitivamente asentada en una gran nación
dotada ya de unidad religiosa, se ve de pronto fugitiva en las montañas
asturianas para iniciar, con pequeñas escaramuzas, una reconquista que duraría
casi ocho siglos.
Otro tanto acontece en la vida de los individuos. Hombres que, por ejemplo, han sido capaces de escalar las más altas montañas se ven de pronto incapaces de remontar la escalera de su casa. Unos y otros sin embargo —individuos y pueblos— han de reaccionar y afrontar su suerte histórica por precaria que sea la situación a que se han visto reducidos. Con la diferencia de que en el individuo la lucha contra la caducidad es, en un cierto plazo, causa perdida, al paso que los pueblos y civilizaciones pueden conocer renacimientos y nuevos días de esplendor.
CUANDO 6.000 SACERDOTES ESPAÑOLES SE NEGARON A CELEBRAR LA NUEVA MISA
El siguiente artículo apareció en el n.º 140 de la
revista Itinéraires[1], en
febrero de 1970, pocas semanas después de que la celebración de la nueva misa
se hiciera obligatoria, el 1.º de diciembre de 1969. El título del artículo, el
prólogo y la conclusión son de la redacción de Itinéraires. Las notas al pie son de La Porte Latine.
Prólogo
La Asociación
Sacerdotal Española de San Antonio María Claret cuenta con 6. 000 sacerdotes y religiosos.
Ha dado al mundo
católico un ejemplo de fidelidad sacerdotal y de intrepidez en el deber al dar
a conocer a la Santa Sede la imposibilidad moral, intelectual y espiritual en
la que se encuentran sus miembros para celebrar el santo sacrificio según el
nuevo Ordo Missae.
Estamos
autorizados por su presidente, el abad José Bachs, y su secretario, el abad
José Mariné, a reproducir las dos cartas que, el 11 de diciembre, enviaron a
Pablo VI y a Mons. Bugnini[2].
Carta a Pablo VI
Santísimo Padre,
Con profundo dolor
le adjuntamos fotocopia de la carta que nuestra Asociación acaba de dirigir al
Secretario de la Sagrada Congregación para el Culto Divino, y que deseamos
llevar personalmente al conocimiento de Vuestra Santidad.
La cuestión del
nuevo Ordo comienza a ser una cuestión de conciencia de la máxima gravedad para
millones de católicos, sacerdotes y laicos. No hablaremos de las razones
doctrinales católicas; no sabríamos exponerlas mejor que el documento Breve
Examen Crítico del Novus Ordo Missae[3], que Vuestra Santidad ha recibido
recientemente acompañado de una carta firmada por los cardenales Ottaviani y
Bacci, y que sería necesario refutar punto por punto según la doctrina del
Concilio de Trento, si se quisiera probar la ortodoxia del Novus Ordo.
No hablaremos de ello, pero sí hablaremos de las razones protestantes. El Sr. Max Thurian afirma en La Croix del 30 de mayo de 1969 que con el nuevo Ordo «comunidades no católicas podrán celebrar la Santa Cena con las mismas oraciones que la Iglesia católica. Teológicamente, es posible». Si, pues, esta celebración por parte de un protestante es teológicamente posible, es que el nuevo Ordo ya no expresa ningún dogma con el cual los protestantes estén en desacuerdo. Ahora bien, el primero de estos dogmas es el de la Presencia Real, esencia y centro de la Misa de San Pío V. ¿Podría un pastor protestante celebrar el nuevo Ordo, si debiera hacer la consagración con la intención con la que lo hace la Iglesia católica? Lex orandi, lex credendi[4]: la liturgia es la expresión más alta de nuestra fe. ¿A dónde iremos si, en el mejor de los casos, la Misa silencia las verdades católicas?
NOTAS SOBRE LA GUERRA DE LA OTAN CONTRA RUSIA EN UCRANIA Y OTROS ESCENARIOS DE LA GEOPOLÍTICA MUNDIAL – 31 DE JULIO DE 2025
Por LUIS ALVAREZ PRIMO
Parte I
La historia sigue su curso más allá de la
voluntad caprichosa de los hombres que eligen desconocer que es Dios quien la
ordena en su desarrollo, sirviéndose de sus decisiones particulares.
Vivimos un momento histórico en que
pareciéramos estar necesitados más que nunca de la filosofía de la historia y,
todavía más, de la teología de la historia. E. Michael Jones, el genial
polímata estadounidense, nos regaló en el 2020 un libro fascinante que vino a
dar respuesta a esa necesidad: “La
Epifanía del Logos. Historia de la realidad última”. Tuve el gusto y el
honor de traducirlo y la primera edición está prácticamente agotada. El libro
se divide en dos partes: I. Historia del logos y II. El logos de la historia. Todos
tenemos necesidad de ver y comprender qué está pasando en el mundo y hacia
dónde se encaminan los acontecimientos en desarrollo.
En estas notas he tratado de registrar los
hechos de la geopolítica mundial e interpretarlos, situándolos en primer lugar,
en el contexto de los dos grandes campos de la gran historia agustiniana: las
dos ciudades que dos amores hicieron: el amor propio hasta el desprecio de
Dios, la Ciudad Terrena o Civitas diaboli; y el amor de Dios hasta el olvido de
sí, la Ciudad Celeste.
La Federación de Rusia, bajo el lúcido
liderazgo de Vladimir Vladimirovich Putin continúa implacable su avance militar
en Ucrania mientras Zelensky y la OTAN se niegan a reconocer la realidad de su
derrota e imponen más muertes y destrucción al pueblo ucraniano. Siguiendo su
acertada estrategia de desgaste (attrition war) Putin no sólo ha causado una
catastrófica derrota al régimen de Zelenski sino, más importante aún, a la
propia OTAN y a los Estados Unidos, quienes, llevados por su hybris
imperialista, provocaron la terrible tragedia de esta guerra.
La ofensiva rusa continúa demoledora y
sistemáticamente. El desarrollo de la tecnología militar rusa es tan admirable
y sin comparación como el heroísmo patriótico de sus soldados. Los patrones del
degenerado régimen de Kiev están desesperados ante el desastre político-militar
y el vaciamiento de sus propios recursos militares y financieros, pero no ceden
porque, más tarde o más temprano, tendrán que afrontar las consecuencias de
esta guerra.
Trump, el extorsionador, ha humillado a la
Unión Europea nuevamente en la cabeza de Úrsula von der Leyen, la presidenta de
la Comisión de la UE, al imponerle abusivas tarifas arancelarias directas e
indirectas a través de sanciones secundarias que impiden a Europa comprar gas y
petróleo ruso y la obligan a carísimas importaciones de los Estados
Unidos.
Trump es una figura patética que se
descompone a cada hora que pasa. Da manotazos tuiteros desde la oficina Oval
disparando medidas arbitrarias y contradictorias que carecen de toda eficacia,
resultan contraproducentes para los intereses de EE.UU. y lo convierten en el
hazmerreír de China, Rusia e India.
Donald J. Trump traicionó al movimiento MAGA
(Make America Great Again) incumpliendo todas sus promesas electorales (“en 24
horas pondré fin a la guerra en Ucrania”, se ufanaba grandilocuente). Su
discurso y sus políticas, aberrantemente infundadas, le han hecho perder
credibilidad. Trump optó por ceder al “Deep State” (los oligarcas judíos que lo
financiaron, el complejo militar industrial, la CIA, el MI6, y el Mossad) en
lugar de apoyarse en el pueblo estadounidense y buscar la paz.
El llamado “Deep State” lo aprieta y lo sostiene porque lo usa. Por momentos parece una figura desahuciada. Pero se recompone. El desgaste de su persona y de su capital político en seis meses tienen pocos antecedentes que lo igualen. Hasta los propios rusos tratan de insuflarle aire y apuntalarlo a fin de lograr un eventual acuerdo.
LA POLÍTICA DE SAN MARTÍN
ROQUE RAÚL ARAGÓN: La Política de San Martín. Universidad
Nacional de Entre Ríos, Córdoba, 1982.
Por OCTAVIO A. SEQUEIROS
La presentación es descorazonante: papel satinado, publicación
oficial por haber ganado un premio del Comando en Jefe del Ejército. Con
semejantes antecedentes era previsible una apología desvergonzada de San
Martín, y sólo empecé a leerlo por respeto a otras obras del autor.
Valía la pena. En el prólogo Aragón encara la relación
-inmutable desde Adán al anticristo-, entre militarismo y política: ni habrá ni
hubo ningún gran político que no aproveche al máximo la fuerza militar, ni gran
militar sin designios políticos. San Martin no era precisamente un civilista
republicano sino un militar completo, es decir político y ambicioso del poder,
de todo el poder: «La política, por eso mismo, no es un agregado a su
ejecutoria del que se pudiera prescindir. Política es todo lo que hizo con la
espada y la palabra» (p. 12).
El primer capítulo nos enfrenta con una pregunta clave: ¿por
qué vino San Martín? No por la tierra y una patria chica (esa Argentina del
virreinato o de Corrientes), que desconocía; ni por ideología liberal, puesto
que era monárquico recalcitrante, ni por ser agente inglés como pretendía
Alberdi deseando ponerle su camiseta, la de “uno de los grandes abogados del
capital británico”, ni por masón, pues la Logia Lautaro “fue una
sociedad secreta con signos de reconocimiento masónicos y sin ningún tipo de
iniciación”: sus propósitos fueron estrictamente políticos. San Martín
profesó un catolicismo escandaloso en público y en privado, y no hay motivos
para sospecharlo esquizofrénico. Aun aceptando, por hipótesis, que hubiese
contraído un compromiso masónico ocasional, éste “no gravitó sobre su
conducta”, ergo no vino por convicciones o mandatos masónico.
Vino, nos dice Aragón, para salvar lo que podía de un imperio en descalabro; vino pues como patriota imperial que observando la decadencia del todo, por el que había luchado en Bailén, intentaba salvar la parte: «San Martín llego a ser un héroe de América por amor a España o, como se dice hoy, a la hispanidad» (p. 12). «Aquí no tenía parientes ni amigos ni bienes materiales. Su patria era, indivisamente, el Imperio Español y en la península estaba cuanto da nobleza a su vida: las tumbas de sus abuelos; su educación familiar: escolar y militar; su carrera, sus campañas, la sangre que derramó, el renombre que supo ganarse» (p. 16). «Toda su carrera dependió de ese punto decisivo (la decisión del regreso), para el que hay que buscar una interpretación coherente aunque no pueda ser concluyente. Se trata de comprender a San Martín, no de inventarlo» (p. 15).
“ESTAMOS MUY CERCA DEL FINAL”
“ESTAMOS MUY CERCA DEL FINAL” Por FLAVIO MATEOS El Padre Nicholas Gruner, tenaz apóstol hasta su muerte del mensaje ...