Por GABRIEL CAMILLI
- 09.11.2025
Sergei
Naryshkin, director del SVR (Servicio de Inteligencia Exterior de Moscú), en su
intervención durante una reunión de seguridad de la Comunidad de Estados
Independientes (CEI) en Samarcanda, Uzbekistán, advirtió que “el mundo
atraviesa el momento más frágil para la seguridad internacional desde la
Segunda Guerra Mundial, es decir, un período de transformación cualitativa del
orden mundial”.
Añadió
que se está librando una "feroz batalla" entre
bloques opuestos para definir las reglas del futuro orden mundial, señalando
que "nuestra tarea común, y quizá primordial, es garantizar que la
adaptación a la nueva realidad se produzca sin el estallido de una guerra a
gran escala, como ha ocurrido en fases históricas anteriores". Esta no es
una tarea fácil, dado que, según Naryshkin, “vemos que los miembros europeos de
la OTAN se están preparando para la guerra con nuestro país”.
En este
contexto, era previsible que la reunión anunciada entre Trump y Putin en
Hungría pendiera de un hilo, especialmente porque el torpe intento de Trump de
resolver el conflicto ucraniano mediante negociaciones había fracasado
prácticamente incluso antes de la reunión en Alaska en agosto.
El
principal obstáculo que provocó la cancelación de la reunión de Budapest fue,
una vez más, la petición estadounidense de un alto el fuego inmediato, lo que
confirma la alineación de Washington con las posiciones europeas.
Esta petición es inaceptable para Moscú, ya que conduciría a una guerra
congelada que solo permitiría a Ucrania y a la OTAN reorganizarse para una
futura reanudación del conflicto. Rusia no se olvida de los acuerdos de Minsk.
El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, reiteró
esta idea una vez más al día siguiente de que Estados Unidos anunciara la
cancelación de la reunión.
“Las
exigencias de un alto el fuego inmediato sin abordar las causas profundas del
conflicto ucraniano contradice los acuerdos alcanzados por Putin y Trump en
Alaska”, dijo Lavrov. A la luz de las últimas revelaciones sobre la
actitud de Trump en aquella ocasión, queda la pregunta de si, desde el punto de
vista estadounidense, se llegó alguna vez a un acuerdo sobre el asunto.
CELEBRACION EUROPEA
Por su
parte, los europeos “celebraron” de inmediato la cancelación de la reunión de
Budapest y la imposición de represalias estadounidenses a las compañías
petroleras rusas, aprobando a su vez el 19º paquete de sanciones contra Moscú.
Así sigue adelante el parido de la guerra y sus intereses financieros.
Al mismo tiempo, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte,
acudió a la Casa Blanca para agradecer a Trump su visita y reiterar su
convicción de que una “presión sostenida” sobre Rusia
obligaría a Moscú a aceptar un alto el fuego. Intransigencia con Moscú,
indulgencia con Pekín.
En conclusión, la brecha que se abrió entre las dos orillas del Atlántico con
la toma de posesión de Trump en la Casa Blanca y su posterior "apertura
a la negociación" hacia Moscú, se ha cerrado en gran medida
gracias al fracaso de esta apertura (causado esencialmente por la insistencia
de la administración estadounidense en un alto el fuego inmediato e incondicional)
y a la aceptación por parte de Europa de asumir los costes de la guerra.
Incapaz de formular una visión coherente más allá de la idea de una mera
congelación del conflicto, Trump terminó abrazando las posiciones antirrusas de
los europeos y de los elementos más intransigentes de su administración.
Sin embargo, con el ejército ucraniano cada vez más desorganizado (en Pokrovsk
y en otros puntos del frente) y la aparente incapacidad de Europa para
financiar eficazmente el esfuerzo bélico de Kiev, la estrategia occidental ha
pasado de intentar derrotar a las fuerzas rusas en el campo de batalla
ucraniano a aumentar los costes estratégicos del conflicto para Moscú atacando
su sector energético mediante sanciones y una campaña de ataques contra la infraestructura
en territorio ruso. Es probable que el cálculo resulte desastroso, además de
peligroso, porque Rusia parece capaz de asumir estos costes (como lo hace
durante tres años) y, en cualquier caso, no puede permitirse una derrota
estratégica en Ucrania. Kiev pagará el precio más alto.
EL PROBLEMA PARA LOS EE.UU.
De
acuerdo al desarrollo de los sucesos desde 2014 a la fecha podemos pensar que,
para Washington, Ucrania siempre ha sido prescindible (al igual que para los
europeos). El objetivo ha sido debilitar a Moscú y mantenerla involucrada en un
conflicto a largo plazo. Y también: desmantelar la integración económica
euro-rusa.
El
problema para Estados Unidos es que, tras haber restablecido una Cortina de
Hierro en Europa, alimentando un conflicto arriesgado y sacrificando la
prosperidad del viejo continente, no parece capaz de detener el ascenso
imparable del verdadero adversario de Washington: China.
Esto
quedó confirmado por la reunión recientemente concluida entre Trump y el
presidente chino Xi Jinping en Busan, Corea del Sur, que marcó una tregua
temporal en la guerra comercial entre los dos países, aunque marcada por una
retirada sustancial de la Casa Blanca.
Pekín ha
aprovechado su posición de liderazgo en la extracción y procesamiento de tierras
raras, tan importantes para la industria de defensa estadounidense y la
revolución de la inteligencia artificial, para obtener una reducción sustancial
de los aranceles por parte de Washington.
LA REALIDAD DEL CAMPO DE BATALLA
Según nos
informa el coronel retirado de EE.UU. Douglas Mc Gregor en un
reportaje: “estoy tratando de exponer es que Ucrania está al borde del
colapso. Los rusos aún no han lanzado un asalto total. Sí, han lanzado una
ofensiva en la porción noreste del este de Ucrania y eso está avanzando bien, y
la mayoría de las fuerzas ucranianas están siendo barridas o se están
desvaneciendo. Eso continuará y sospecho que parte de eso girará hacia el norte
para rodear Járkov. Y otra parte continuará hacia Sloviansk y otros territorios
detrás de las líneas ucranianas.
Pero el
asalto total que está esperando suceder aún no se ha lanzado. Y creo que
llegará cuando quede claro que no vamos a negociar un final para esto. Por el
contrario, creo que ahora hay personas considerando seriamente el uso de
fuerzas de la OTAN en el oeste de Ucrania, y creo que los polacos están
liderando este esfuerzo. Es por eso que hablo de la cola polaca moviendo al
perro americano”.
MERCENARIOS ARGENTINOS
Diferentes
medios locales se han hecho eco de una noticia: Tres mercenarios de
nacionalidad argentina cayeron en combate. En medio de la guerra entre Ucrania
y Rusia que ya lleva más de tres años, el jueves 30 de octubre pasado se
conoció que tres ciudadanos argentinos murieron en el campo de batalla luego de
ser atacados por drones rusos cuando se encontraban en una misión en el frente
de batalla.
“De
acuerdo a lo que pudo confirmar Infobae a partir de fuentes gubernamentales,
los tres combatientes fueron identificados como José Adrián Gallardo de 53
años, Mariano Franco de 47 y el menor de ellos, Ariel Achor de 25 años. Todos
se habían unido a las tropas de Volodímir Zelenski dos meses atrás.”
Algunas
reflexiones al respecto: En primera instancia coincido con la opinión del
coronel (R) del Ejército Argentino Jorge F. Duran: “Mas
allá de la estupidez de que fueron ´asesinados´ es interesante ver que tipos
sin ningún entrenamiento militar con un mes de entrenamiento son enviados al
frente. ´Rusia asesinó en combate a tres argentinos alistados en el ejército de
…´ dicen algunos medios. Un mes de entrenamiento solo sirve para aprender
técnicas de soldado individual pero no para combatir integrado en un grupo, los
ucranianos no tienen gente y mandan carne de cañón al frente, que los deudos le
reclamen a Ucrania, no a Rusia”.
En
segunda instancia podemos referir que el tema “mercenarios” es uno de los
legados de esta guerra larga e irrestricta.
En tercera
instancia los soldados argentinos de todos los tiempos y jerarquías sabemos
que "Morir por la patria" es nuestro deber y por
ello juramos. Es nuestra ofrenda y entrega de patriotismo y el sacrificio por
el país. Siguiendo la tradición desde la antigüedad clásica y nuestras raíces.
La frase más conocida en latín es "Dulce et decorum est pro patria
mori", que significa "Es dulce y honroso morir por la
patria", atribuida al poeta romano Horacio.
Nos preguntamos con seria preocupación: ¿Es licito morir por Ucrania, aliada
de Gran Bretaña? ¿Es licito apoyar a la potencia usurpadora de las Islas
Malvinas? El lector que sigue esta columna conoce nuestra respuesta. Los invito
a reflexionar sobre las cosas por las cuales un argentino debe dar la vida.
https://www.laprensa.com.ar/El-mundo-frente-al-momento-mas-fragil-566037.note.aspx
Gabriel Camilli
Cnl My (R) - Director del Instituto ELEVAN.
