EDITORIAL
LE
SEL DE LA TERRE N° 133
Septiembre
2025
EN LA PRIMERA CARTA A LOS CORINTIOS, san Pablo reprende severamente los
desórdenes morales que reinaban incluso en la comunidad cristiana de Corinto.
De todas
partes se oye decir que hay impureza entre ustedes, y una impureza tal que no
existe ni siquiera entre los paganos. Es hasta el punto de que uno de ustedes
vive con la mujer de su padre. ¡Y ustedes están hinchados de orgullo! ¡Y no han
hecho más bien duelo, para que se quitara de en medio de ustedes al autor de
tal acción! (1 Co 5, 1-2).
Es interesante notar que el Apóstol, «aunque ausente de cuerpo, pero presente en espíritu», no se contentó con «juzgar», es decir, con excomulgar a aquel que ha pecado de tal modo. La falta de ese individuo no le hizo perder de vista la de la comunidad: nadie protestó. Los cristianos de Corinto, a quienes un crimen tan monstruoso no parece visiblemente haber conmovido, no tienen ciertamente de qué estar orgullosos. «¡No son hermosos sus títulos de gloria!» (1 Co 5, 6).
Por eso san Pablo exhorta a los corintios a purificarse de las
disposiciones viciosas, restos de su antiguo paganismo, que subsistían todavía
entre ellos. El Apóstol se expresa mediante una imagen tomada de la costumbre
de los judíos de hacer desaparecer de sus casas toda clase de levadura vieja en
vísperas de la fiesta de Pascua. Todo el mundo conoce este pasaje que la
liturgia ha elegido como epístola del día de Pascua: ¿No saben que un poco de
levadura corrompe [hace fermentar] toda la masa? Purifíquense de la vieja
levadura para ser una masa nueva, puesto que ustedes son ázimos. Porque nuestra
pascua, Cristo, ha sido inmolado. Celebremos, pues, la fiesta, no con levadura
vieja, ni con levadura de malicia y perversidad, sino con ázimos de pureza y de
verdad. (1 Co 5, 6b-8).
La conducta de los corintios habría sido sin duda más firme y más
cristiana si se hubieran acordado de lo que el Apóstol les había recomendado en
su carta precedente (hoy perdida): Les he escrito en mi carta «no tener
relaciones con los impuros». No entendía a los impuros de este mundo, ni
tampoco a los codiciosos, rapaces o idólatras; pues entonces tendrían que salir
del mundo. No, simplemente quise decir que no tengan relaciones con quien,
llevando el nombre de hermano, fuera impuro, codicioso, idólatra, difamador,
ebrio o rapaz; y aun, con tal hombre no tomar siquiera la comida. ¿Qué tengo yo
que ver con juzgar a los de fuera? ¿No son los de dentro a quienes ustedes
juzgan? A los de fuera, Dios los juzgará. Quiten al perverso de en medio de
ustedes. (1 Co 5, 9-13).
La recomendación es preciosa para nuestro tiempo, en que la depravación
de las costumbres se parece mucho a la que reinaba en Corinto en tiempos de san
Pablo.
Lo que hace más daño a la Iglesia, en efecto, no es tanto la corrupción
de los paganos de fuera como el escándalo de los malos cristianos. Es imposible
no tener relación alguna con «los impuros de fuera», pues el cristiano, aunque
no sea del mundo, vive necesariamente en el mundo; pero hay que huir de la
compañía de los malos cristianos, de los «impuros de dentro», que escandalizan
a la Iglesia. Como decía muy justamente el padre Emmanuel, los malos cristianos
que permanecen en el seno de la Iglesia «la fatigan por sus costumbres
depravadas» y la destruyen más seguramente que sus enemigos del exterior.
✵
Al leer estas cosas, ¿cómo no relacionarlas con lo que sucede hoy en la
Iglesia conciliar?
Algunos hechos recientes:
– El 1 de septiembre de 2025, el papa León XIV recibía en audiencia al
jesuita pro-LGBT James Martin, quien se declaró muy conmovido por este
encuentro: «El mensaje que he recibido es que el papa León continuará mostrando
la misma apertura de espíritu que Francisco hacia los católicos LGBT».
– Poco
después, el 6 de septiembre, León XIV nombró a la feminista Cristiana Perrella
presidenta de la Academia Pontificia de Bellas Artes y Letras. Esta mujer de
sesenta años, directora artística del Museo de Arte Contemporáneo de Roma, es
sin embargo conocida por haber organizado exposiciones de carácter abiertamente
pornográfico. En particular, en 2019 «una exposición que exploraba la cultura
de los clubes nocturnos como espacios de liberación sexual y de expresión de
sí, subrayando su pertinencia para la comunidad LGBT+»; en 2020, una exposición
titulada «Desnudos», presentando noventa fotografías de contenido explícito muy
provocador imposible de detallar; en 2021, «Cult fiction», ilustrando el tema
de la liberación sexual mediante carteles de películas pornográficas… ¿Cómo
puede una mujer así presidir un organismo pontificio?
– El 28 de
agosto, el papa había recibido en audiencia privada (hecha pública por las
fotografías difundidas por el Vaticano) a sor Lucía Caram, una religiosa
dominica que promueve regularmente prácticas contrarias a la moral católica.
Aunque religiosa de clausura, interviene continuamente en los medios. Afirma
que las «parejas» homosexuales deben poder «casarse en la Iglesia», que «todo
tipo de amor debe poder ser bendecido»; promueve la cultura favorable a las
costumbres contra natura; declara que «ni la Iglesia ni Dios deben inmiscuirse
en la decisión de las que abortan»; fomenta los métodos contraceptivos. En 2017
causó escándalo al negar en la televisión española la virginidad perpetua de la
Virgen María. Y no hablemos de sus posturas políticas revolucionarias.
– Mucho más escandalosa fue la ‘peregrinación’ LGBT organizada por la
asociación La Tenda di Gionata (la Tienda de Jonatán), en Roma, con ocasión del
Jubileo 2025. Animada por el papa Francisco antes de su muerte, anunciada en el
calendario oficial del Jubileo, esta ‘peregrinación’ tuvo lugar el pasado 6 de
septiembre. Tras una misa en la iglesia del Gesù (¡donde muchos comulgaron!),
celebrada por el vicepresidente de la conferencia episcopal italiana, Mons.
Savino, los mil cuatrocientos participantes venidos de una veintena de países
entraron en San Pedro por la Puerta Santa con sus banderas, sus camisetas y sus
accesorios arcoíris. En su homilía, Mons. Savino declaró a los asistentes:
«Libérense de los prejuicios… Nadie debería sentirse excluido… El Jubileo debe
ser un momento de justicia reparadora… Es hora de devolver la dignidad a todos,
en particular a aquellos que se han visto privados de ella…» ¡Como si hubiera
sido la Iglesia la culpable de injusticia por haber condenado en el pasado el
pecado de Sodoma! Los medios se hicieron ampliamente eco de este evento, con
fotografías, subrayando que, en medio de los homosexuales y transexuales
tomados de la mano y besándose sin vergüenza, había «muchos sacerdotes»
(Corriere della Sera). El 7 de agosto, Mons. Savino había encontrado a León XIV
para anunciarle que había sido invitado a celebrar la misa de esta
‘peregrinación’ LGBT. Relató luego: «Me fui lleno de esperanza, porque el papa
León XIV es el papa de la escucha, y con mucha ternura, con dulzura, me dijo:
“Ve a celebrar el Jubileo organizado por la Tienda de Jonatán y las otras
organizaciones que cuidan de tus hermanos y hermanas”».
✵
¡Qué diría san Pablo de todos estos escándalos «de dentro» si aún
estuviera en este mundo!
Al menos,
nos ha dejado sus cartas que nos indican la línea que hay que seguir:
¿No saben
que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se engañen: ni los impuros,
ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los de costumbres
infames, ni los ladrones, ni los codiciosos, ni los ebrios, ni los difamadores,
ni los rapaces heredarán el reino de Dios. Y sin embargo, eso eran ustedes, al
menos algunos de ustedes. Pero han sido lavados, pero han sido santificados,
pero han sido justificados en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y por el
Espíritu de nuestro Dios. […]
¿No saben
que sus cuerpos son miembros de Cristo? ¿Y voy a tomar los miembros de Cristo
para hacerlos miembros de una prostituta? ¡Jamás en la vida! ¿O no saben que el
que se une a la prostituta es con ella un solo cuerpo? Pues está dicho: serán
dos en una sola carne. El que se une al Señor, por el contrario, es con él un
solo espíritu. Huyan de la impureza. Cualquier pecado que el hombre cometa está
fuera de su cuerpo; pero el que comete impureza peca contra su propio cuerpo.
¿O no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que está en ustedes, que
han recibido de Dios, y que ya no les pertenece? Porque han sido comprados a
gran precio. Glorifiquen, pues, a Dios en su cuerpo. (1 Co 6, 9-11 y 15-20).
¡Oremos y hagamos penitencia para reparar los pecados públicos que
ofenden a Dios y deshonran a la santa Iglesia, y seamos fieles a la gracia de
nuestro bautismo!
[1] — La ciudad de Corinto, con sus dos puertos
que daban, uno al golfo de Corinto por el oeste y el otro al mar Egeo por el
este, era la capital de la provincia romana de Acaya. Su población sobrepasaba
el medio millón de habitantes. Todas las razas y religiones se codeaban allí,
las riquezas afluían y, con ellas, el lujo y el libertinaje. Era como la
capital de la lujuria en el mundo mediterráneo del siglo I. La diosa protectora
de la ciudad, Afrodita Pandemos, tenía un templo en el Acrocorinto donde se
entretenía a más de mil cortesanas sagradas.
[2] — Ustedes son los ázimos, es
decir, panes sin levadura, cristianos purificados de la levadura del pecado por
el bautismo.
[3] — El Padre Emmanuel y la
Santa Esperanza, ed. du Sel, 2005, p. 28.
[4] — Mensaje publicado por
James Martin el 1.º de septiembre en su cuenta X.
