En
relación con la declaración de la Santa Sede y los títulos marianos de Corredentora
y Mediadora.
Así
como Dios le dio a Adán, en la persona de Eva, una ayuda idónea, también le dio
al nuevo Adán (Jesucristo) a María, la nueva Eva, como ayuda semejante a Él. La
Santísima Virgen María es, por lo tanto, la ayuda semejante a Nuestro Señor:
adjutorium simile sibi (Génesis 2:18), que participa de la Redención según la
doctrina del Magisterio de la Iglesia.
La
Iglesia ha reunido los argumentos de los Padres y Doctores, y ya se ha
pronunciado sobre esta prerrogativa en más de una ocasión. Sin embargo, el
privilegio de la corredención, así como el de la mediación de todas las
gracias, aún no ha sido proclamado dogma. Indudablemente, el Concilio Vaticano
II fue el gran obstáculo para esta declaración.
La
Iglesia conciliar constantemente obstaculiza la verdadera doctrina, pues es una
nueva Iglesia, una nueva religión que ocupa la verdadera. Mientras esta
situación persista, difícilmente habrá definiciones dogmáticas auténticas, ya
que liberales y modernistas han corrompido la noción eterna de la verdad, como
enseña san Pío X.
Pidamos
a Nuestra Señora, Corredentora de la humanidad, que acuda en auxilio de la
Santa Iglesia.
Mons.
Tomás de Aquino OSB
