Por PADRE LEONARDO
CASTELLANI
“En
la mentalidad plebeya la ley tiende a cubrir y oscurecer continuamente la razón
de la ley. "El sábado es para el Hombre y no el Hombre para el
sábado" decía Cristo. Él escribía Hombre con mayúscula; los fariseos
escribían Sábado: surge el ídolo, contrario a la Vida. ¡Ay de los pueblos
cuando la Autoridad comienza a escribirse con mayúscula! Entonces toma el lugar
de la Verdad, que ésa sí lleva mayúscula, por ser Dios mismo. El mundo sabe
bien actualmente lo que es el Estado con mayúscula: el Estado con mayúscula es
la inmoralidad organizada. ¿Quién dijo eso? San Agustín lo dijo y también
Nietzsche; aunque con sentidos diferentes. Los fariseos eran muy patriotas: la
"patria" en tiempo de Cristo era una mafia de ladrones armados hasta
los dientes; tanto la patria de los romanos como la de los judíos. Por eso
Cristo se negó a pronunciarse en esa discusión "nacionalista" que
encandecía los ánimos en su tiempo y a la cual fue provocado.
Yo
rehuso tomar partido en las contiendas de la iniquidad. No importa: lo acusaron
ante Pilatos de "nacionalista", es decir, de "nazi".
"Dad al César lo que es del César". Las monedas tienen la marca del César. No empleéis la espada para retener ese oro: dejaos despojar de él por el César. ¡Quedaréis pobres! No importa demasiado. Lo otro es peor; lo otro es suicidio. Pero decir eso resultó para él suicidio: decir la Verdad. Cristo pagó su tributo al César, después de hacer constar que de suyo Él no estaba obligado. Hizo un milagro para pagarlo; un milagro de cuento de hadas: sacó un pescado del mar y del pescado sacó una moneda de oro. El pescado significaba él mismo; la moneda significaba su doctrina; el pez murió para darla. El verdadero tributo que pagó Cristo al Imperio Romano fue su sangre; por eso no estaba obligado a pagar otro. Ese tributo se lo arrancaron por la fuerza, "a fin de dar testimonio de la Verdad". Predicó hasta con su sangre el respeto a la autoridad con el super-respeto a Dios: "no tendrías autoridad sobre mí si no te viniera de arriba". El respeto a la autoridad que predicó severamente San Pablo no le impidió al Apóstol predicar la verdad: la prueba es que estuvo preso muchísimo tiempo y acabó decapitado.
El
respeto a la autoridad ha sido convertido hoy día para muchísimos fieles y
clérigos (y en los fieles por causa de los clérigos) en "oportunismo
político": hay que respetar a cualquiera que vence; hay que apoyar al
partido que da dinero a la Iglesia, a veces el caso es todavía más grave, la
autoridad convertida en ídolo, y justificada incluso cuando comete injusticias.
"Decid a ese zorro que me venga a buscar" -dijo Cristo. Cristo no
respetó los crímenes de Herodes. La lucha contra esa terrible desviación de lo
sacro es una empresa, una empresa de hombres. Esa fue la empresa de Cristo, lo
que él hizo como hombre, lo que da unidad a toda su acción, lo que conecta su
vida con su muerte, su "Misión": el nudo de su personalidad”.
R.
P. Leonardo Castellani, “Cristo y los fariseos”
Fuente:
https://syllabus-errorum.blogspot.com/2013/06/la-empresa-de-cristo.html?m=0