Por GABRIEL
CAMILLI
Más de dos
años y medio después del inicio del conflicto ucraniano, aunque la guerra
continúa haciendo estragos, especialmente en la parte oriental del país, oímos
mucho menos sobre ella (más niebla de la Guerra 2.0, para los lectores de esta
columna).
Hay una
razón: las cosas no van como habían predicho la mayoría de los
estrategas, comentaristas y los principales medios de comunicación occidentales.
Las fuerzas
rusas continúan avanzando hacia el interior del frente de Donbass. La invasión
de verano de la región rusa de Kursk por parte de Ucrania resultó en un
episodio contemporáneo de aventurerismo militar.
Pero, sobre todo, el entusiasmo occidental por apoyar a Ucrania se está
desvaneciendo, mientras Alemania lucha cada vez más con su crisis económica
interna y los Estados Unidos absorto en una campaña presidencial, que el martes
pasado ha dado paso a una etapa que incidirá en el derrotero del conflicto.
LAS RAZONES DEL FRACASO OCCIDENTAL EN UCRANIA
Aunque el conflicto está lejos de terminar y todavía presenta riesgos de
escalada dependiendo de las decisiones que tomen los líderes occidentales, nos
habla de un fracaso.
Lo que ha
fracasado son las estrategias militares de la OTAN, las sanciones que deberían
haber puesto de rodillas a una economía rusa que, en cambio, es más vital que
nunca, las industrias militares estadounidenses y europeas que demostraron ser
incapaces de seguir el ritmo de la producción bélica rusa.
Sin embargo, hay algunas excepciones a este panorama desolador de
desinformación. Por ejemplo el libro publicado hace un año en edición italiana
por Fazi Editore: ‘La derrota de Occidente’, de Emmanuel Todd,
historiador, sociólogo y demógrafo francés, que ha llegado a nuestras manos
recientemente. (Ya habíamos leído de este mismo autor el magnífico libro
‘Después del imperio’ donde anuncia el fin de la hegemonía atlantista en 2003.)
Después de un éxito de ventas, el libro representó un caso editorial en
Francia, y su autor, que se define como un disidente de la intelectualidad
francesa, fue previsiblemente acusado de simpatizar con Putin.
En su libro
reciente, Todd, plantea cuestiones fundamentales sobre la crisis que atraviesa
Occidente, cuestiones que pocos han tenido el valor de afrontar y que son
necesarias para comprender las razones del fracaso occidental contra Rusia.
El libro
está escrito en el verano de 2023, con la intención de ofrecer una predicción:
la derrota de Ucrania. Hoy esta predicción es una certeza, afirma Todd en el
prefacio escrito para la edición italiana.
Los temas
centrales del volumen son el colapso de Occidente -y sobre todo de Estados
Unidos, el país que lo dirigió durante aproximadamente un siglo- y la
centralidad redescubierta de Rusia.
Recuerdo que el Occidente del que habla Todd, es el referido al que en estas
páginas y siguiendo a Augusto Del Noce, hemos definido como el
Occidente Opulento.
Sorprendentemente,
para quienes no conocen la génesis de la guerra de Ucrania, o para quienes la
han seguido sólo a través de los medios occidentales, Todd describe el
conflicto como una "agresión promocional de Occidente" refiriéndose a
la expansión al este de la OTAN, y especialmente a su progresiva infiltración
en Ucrania después de 2014.
Por tanto,
plantea tres preguntas fundamentales: ¿por qué Occidente no acepta la
derrota? ¿Por qué parece dispuesto a correr el riesgo de un choque directo con
Rusia? ¿Por qué los líderes occidentales describen la paz “como si representara
una amenaza aún más grave que una confrontación termonuclear”?
LAS SORPRESAS DEL CONFLICTO UCRANIANO
El autor también esboza un posible escenario de fin del conflicto (¿un
conflicto congelado?), con la expansión forzada de los objetivos militares
rusos tras la intransigencia occidental, y las incógnitas relacionadas que
podrían afectar a dicho marco (en particular, el destino de Lviv, y las
Repúblicas Bálticas).
Según este autor, el conflicto ucraniano, inicialmente provocado por los
Estados Unidos, y el conflicto en Gaza y Oriente Medio, demuestran, según Todd,
la creciente impotencia de Washington, arrastrado por aliados radicalizados
(Ucrania e Israel) que en realidad debería haber controlado -tesis que se
aplica más al caso israelí que al ucraniano, donde el destino del
presidente Volodymyr Zelensky sigue siendo incierto.
Para Todd,
la paz en términos rusos significaría la derrota atlantista y el fin de la
hegemonía estadounidense. Por lo tanto dice: “Para Washington, la guerra debe
continuar para mantener el control de sus buques en Europa y el Pacífico”.
En su libro, describe a la Unión Europea como totalmente subyugada, y a la OTAN
como un instrumento de esclavización del viejo continente.
Además, nos
aclara que Europa se enfrenta a una crisis creciente derivada de su separación
de Rusia y, en particular, de su renuncia a las fuentes de energía rusas de
bajo costo.
Sigue: “En
tres países clave de la UE (Italia, Alemania y Francia), nos encontramos en una
dinámica creciente de pueblos enfrentados contra sus gobernantes: por lo tanto,
las oligarquías europeas tienen poco tiempo para convencer y arrastrar a sus
poblaciones a una guerra total con Rusia”.
Todd enumera las sorpresas que produjo el conflicto ucraniano. Entre ellas se
destacan la resiliencia económica rusa, la evanescencia europea, el belicismo
antiruso de los países escandinavos, la insuficiencia militar de la industria
bélica estadounidense, la soledad ideológica de Occidente (abandonado por el
Sur global) y, como consecuencia de todo ello, la inminente derrota occidental.
Pero la mayor sorpresa, y el dato interesante que destaca este autor: es una
sorpresa que incluye a las otras enumeradas hasta ahora, no es la declaración
sobre Rusia como un país que (con una población en declive y un territorio
grande), no amenaza a nadie, sino el hecho de que el equilibrio del planeta
está en riesgo por la crisis occidental, y "más precisamente, la crisis
terminal de Estados Unidos".
CRISIS DEL ESTADO NACIONAL OCCIDENTAL
Según Todd,
los Estados Unidos y Europa sufren diferentes formas de desintegración del
Estado-nación, acompañadas de la muerte del cristianismo, particularmente en su
forma protestante, que siempre había apoyado y en cierta manera justificado al
capitalismo.
La muerte
del cristianismo, el declinar como cultura se ve reafirmada además, por la
aparición de un nihilismo entendido por Todd como el impulso de destruir, en un
nivel físico, y de negar la noción misma de verdad y cualquier descripción
razonable del mundo, en un nivel conceptual. Según el historiador francés, se
comparan así dos Weltanschauung (Cosmovisiones). Por un lado, el realismo
estratégico de un estado-nación como Rusia y por el otro, la mentalidad
posimperial occidental, emanación de un imperio en decadencia que, sin embargo,
aspira a representar la totalidad del mundo, sin admitir ya la existencia del
otro. La incapacidad occidental de concebir la diversidad del mundo.
El núcleo protestante de Occidente surgió así "a caballo entre sus
componentes liberales y autoritarios", siendo uno de sus polos el mundo
anglosajón y el otro Alemania. La Francia católica, escribe Todd, "por
contigüidad" ha logrado mantenerse "en la esfera más desarrollada de
Occidente, que es esencialmente protestante".
Algo que muy
pocos señalan y es central para entender a quienes entre otras cosas aun hoy
mantienen ideas coloniales (Nosotros lo sabemos muy bien por Las Malvinas), es
otro elemento clave del protestantismo, a nivel social, es el siguiente: heredó
de la doctrina de la predestinación la idea "según la cual unos
son elegidos y otros condenados, de modo que no todos los hombres son
iguales".
Señala Todd otra característica: Hoy el estado de fase final de la
secularización que vive ese occidente: “las costumbres y valores heredados de
la religión comienzan a debilitarse o desintegrarse, para finalmente
desaparecer; y es entonces, y sólo entonces, cuando aparece lo que estamos
viviendo: un vacío religioso absoluto, en el que los individuos están
desprovistos de cualquier creencia colectiva sustitutiva. Un estado cero de
religión."
PARA IR
CERRANDO
Como lo
hemos dicho en diversos artículos el ‘La Prensa’, desde Alexander
Solzhenitsyn a Augusto del Noce, se multiplican los textos cuya tesis es el
fin o la derrota Occidente. Pensemos en ‘La autodestrucción de Occidente’
de Eugenio Capozzi, centrada en el declive ético de nuestra
civilización, o en ‘The Terminus of the West’ del periodista
estadounidense Paul Craig Roberts. Entre otros. La crisis
occidental es un tema extremadamente complejo, que probablemente requiera la
contribución de mucho más que un solo académico para ser investigado y
comprendido en todas sus facetas e implicaciones.
Emanuel Todd tiene el gran mérito de poner el tema en debate. Tema
negado y rechazado durante demasiado tiempo por la hipocresía de las elites
occidentales, quienes han dibujado una imagen equivocada de las razones de la
decadencia de Occidente. Este tema continuará… Hasta la semana próxima.
Cnl My (R) -
Director del Instituto ELEVAN.
Fuente:https://www.laprensa.com.ar/Fracaso-de-Occidente-en-Ucrania-552562.note.aspx