Por el triunfo del Inmaculado Corazón de María

martes, 4 de noviembre de 2025

"DE LA SECTA NEO-MODERNISTA QUE OCUPA LA IGLESIA CATÓLICA"

 



Le Sel de la Terre, Otoño de 2015.

  

Cincuenta años después del Concilio Vaticano II y la subsecuente reacción del movimiento tradicionalista ante la crisis de la Iglesia, se pueden distinguir tres tendencias divergentes sobre la relación a mantener entre la Iglesia Católica y la iglesia oficial. Es decir, entre el Cuerpo Místico de Nuestro Señor Jesucristo y los clérigos y fieles apegados a la Jerarquía y a las reformas posconciliares.

Para algunos, estas son dos Iglesias sustancialmente distintas, absolutamente separadas, y no se puede pertenecer a las dos al mismo tiempo. Estas dos Iglesias tienen una fe diferente, ritos diferentes, una legislación diferente, y es necesario escoger entre una y otra. La lógica lleva también a ya no rezar públicamente por el papa actualmente reinante, pues es el papa de otra iglesia que no es -o ya no es- católica.

Para otros, al contrario, la Iglesia oficial, jerárquica, romana, conciliar no es una iglesia aparte, sino que es verdaderamente la Iglesia católica real, la única, la verdadera, la visible, la Iglesia de hoy, y es inadmisible hacer una distinción real entre la iglesia conciliar, oficial, y la Iglesia fundada por Nuestro Señor Jesucristo. Esta lógica llevará también a pertenecer oficialmente, visiblemente, canónicamente a esta jerarquía, para asegurarse de pertenecer a la única Iglesia, católica y apostólica.

Estas dos concepciones, durante un medio siglo de debates entre tradicionalistas, los han dividido y llevado a formar dos líneas extremas, etiquetadas comúnmente como “sedevacantistas” y “ralliés”. Nuestro análisis puede parecer sumario, pero la experiencia lo ha probado: cuando un tradicionalista, clérigo o laico, ya no hace distinción entre la Iglesia oficial y la Iglesia católica, termina un día u otro poniéndose al servicio de la primera, y así abandona el combate de la fe exigido por la segunda en este tiempo de apostasía inmanente y general.

De hecho, el problema está mal planteado, como si hubiera un dilema entre sólo dos alternativas. Hay una distinción entre la Iglesia oficial y la Iglesia católica, y ésta ha sido hecha por todos nuestros antecesores del combate de la fe después del concilio. Es suficiente con refrescar nuestras memorias y recordar estas fórmulas bien conocidas: “La Iglesia ocupada”, “Roma ocupada”. La Iglesia conciliar y neo-modernista no es por lo tanto ni una Iglesia substancialmente diferente de la Iglesia Católica, ni absolutamente idéntica, ella misteriosamente tiene de la una y de la otra, es un cuerpo extraño que ocupa la Iglesia Católica. Por lo tanto, es necesario distinguirlas sin separarlas.

CUATRO RAZONES PARA RECHAZAR EL NUEVO ROSARIO

 



Por P. FABRICE DELESTRE

 

En un artículo publicado en Le Lien, boletín trimestral de la Cruzada del Rosario, y del cual damos los principales extractos, el P. Delestre presenta cuatro razones para rechazar el nuevo rosario [1].

Le Sel de la terre.

 

1.             — El rosario, tal como ha sido recitado desde la época de santo Domingo (hacia 1170-1221), es decir, desde hace ocho siglos, ha dado innumerables pruebas de su eficacia sobrenatural, tanto en el plano individual (es un instrumento poderoso de santificación, gracias al cual el cielo se ha poblado y se poblará, hasta el fin del mundo, de innumerables elegidos) como en el plano social y político, al asegurar la victoria de la cristiandad sobre los enemigos de la verdadera fe (cátaros, musulmanes y protestantes en particular: toda la historia de la Iglesia desde el siglo XIII da testimonio de ello). El santo rosario, habiendo demostrado así su perfecta eficacia durante ocho siglos para asegurar la salvación de las almas y de la Iglesia militante, no tiene ninguna razón para ser modificado sustancialmente. Además, en sus últimas apariciones de Fátima, reconocidas por la Iglesia y que el Papa evoca en su carta apostólica (§ 7), la santísima Virgen pide, en cada una de sus apariciones, la recitación diaria del rosario tal como siempre se ha practicado.

2. — El Antiguo Testamento contiene 150 salmos, que forman la trama del Oficio Divino o breviario que los sacerdotes están obligados a recitar cada día, en honor de la Santísima Trinidad y de Nuestro Señor Jesucristo. Este Oficio Divino está ordenado de tal modo que, cada semana, el sacerdote recita al menos una vez cada salmo. El rosario, con sus 150 Ave María recitados en honor de Nuestra Señora, ha sido siempre considerado, en el espíritu de la Iglesia, como el equivalente del Oficio Divino; por esta razón fue llamado “el salterio de Nuestra Señora”, lo que tenía la ventaja de subrayar bien el lugar especial y único ocupado por Nuestra Señora en la devoción de la Iglesia, y por consiguiente el culto particular que se debe rendir a la santísima Virgen María: el culto de hiperdulía.
El mismo Papa subraya esta correspondencia entre las 150 Ave del rosario y los 150 salmos del Antiguo Testamento (§ 19). ¿Por qué entonces añadir cinco nuevos misterios, haciendo así pasar el rosario a 200 Ave María, lo cual introduce confusión y rompe la bella simetría que expresaba tan bien la verdadera devoción de la Iglesia en toda su riqueza tan perfectamente ordenada?

3. — De igual modo, hay una elocuente correspondencia entre los quince misterios del rosario y los tiempos más importantes del año litúrgico:
— los cinco misterios gozosos, centrados en la encarnación y el nacimiento de Nuestro Señor, hacen eco a los tiempos litúrgicos del Adviento y de la Navidad;
— los cinco misterios dolorosos nos sumergen en el espíritu del tiempo de Cuaresma, todo orientado hacia la pasión de Nuestro Señor y su muerte en la cruz;
— finalmente, los cinco misterios gloriosos recuerdan a nuestras almas el tiempo pascual y su espíritu lleno de gozo y de esperanza sobrenatural [2].

Pero mientras que el año litúrgico tiene por fin “hacer que el cristiano participe, estación por estación y casi día por día, de los sentimientos de Cristo en sus diversos misterios y así [hacer] vivir al hombre de la vida en Dios [3]”, el rosario considera los principales misterios de la vida de Nuestro Señor de otro modo: “Prestando una atención muy explícita al lugar que ocupa Nuestra Señora en ellos [4].” De ahí se sigue que el año litúrgico y el santo rosario, complementarios uno del otro, tienen cada uno su lugar bien definido en la vida cristiana: “[…] La liturgia no suprime el rosario, que posee un carácter propio e irreductible [5].”

Proponer cinco nuevos misterios, centrados en Nuestro Señor y de los cuales María está casi totalmente ausente [6], “a fin de dar una consistencia claramente más cristológica al rosario [7]”, equivale a desnaturalizar este último al no respetar su especificidad, lo cual es muy grave. Hay aquí un peligro muy real que puede conducir a un nuevo desprecio del rosario y a nuevos ataques contra su utilidad en la vida cristiana: si se hace perder al rosario su “carácter propio e irreductible”, se volverá inútil para muchos, pues será considerado como redundante respecto de la liturgia.

OBSERVACIONES COMPLEMENTARIAS SOBRE EL NUEVO ROSARIO

 



por JOHN VENNARI

 

«Cuando se vive del espíritu de novedad, siempre se necesita una nueva novedad». Es con esta ocurrencia de Mons. Fulton J. Sheen que el publicista estadounidense John Vennari introduce el estudio que dedica al nuevo rosario en sus Catholic Family News [1]. En él desarrolla numerosos puntos ya mencionados más arriba. Al igual que el Padre Delestre, muestra que este nuevo rosario destruye la noción misma del salterio de Nuestra Señora. También subraya la muy significativa ausencia de toda referencia a la batalla de Lepanto en la carta Rosarium Virginis Mariæ.

De este largo análisis, solo ofrecemos algunos extractos que complementan los estudios anteriores. La traducción ha sido realizada por nosotros, así como los resúmenes entre corchetes que separan las citas de John Vennari.

Le Sel de la terre.

 

Desmantelamiento del salterio de Nuestra Señora

 

Imaginen que retrocedemos en el tiempo para interrogar a uno de los papas anteriores al Vaticano II, y que le preguntamos por qué ninguno de ellos añadió jamás nuevos misterios al rosario. La respuesta es fácil de imaginar:

«Porque —dirá el papa preconciliar— añadir cinco nuevos misterios significaría añadir cinco nuevas decenas al rosario. Y si añado cinco nuevas decenas, el rosario ya no podrá ser llamado el salterio de Nuestra Señora. Hasta ahora, la tradición católica, mis santos predecesores y nuestra Madre del cielo se han referido al rosario como el salterio de María, porque los ciento cincuenta Ave de las quince decenas del rosario corresponden a los ciento cincuenta salmos de David. Sería realmente atrevido de mi parte añadir ahora cinco decenas más. Eso sería destruir el concepto mismo del salterio de María, mientras que este término, santificado por un uso multise­cular, explica el origen y la esencia del rosario, y ha sido utilizado por la Reina del cielo misma. Además, si impongo al rosario este cambio radical, ¿qué podrá impedir cambios aún más radicales en el futuro?» […]

Santo Tomás de Aquino explica que el salterio de David, que comprende ciento cincuenta salmos, puede dividirse en tres partes iguales, de cincuenta salmos cada una. Estas tres partes iguales representan de forma figurada las tres etapas en las que los cristianos se encuentran: estado de penitencia, estado de justicia y estado de gloria. De la misma manera, explica el padre Antoine Fuerst, «el rosario de María está dividido en tres partes de cincuenta Ave cada una, que corresponden perfectamente a las fases de la vida de los fieles: penitencia, justicia y gloria [2].»

[John Vennari muestra luego cómo este nombre de salterio de Nuestra Señora constituye verdaderamente la denominación original del santo rosario (el beato Alain de la Roche protestó vigorosamente contra la sustitución de este término por los de “rosario” o “chapelet”), y pertenece al lenguaje común de los papas, en particular León X, San Pío V, León XIII y Pío XI.]

 

Fátima y el nuevo rosario

 

En Fátima, la Madre de Dios no pidió un rosario radicalmente renovado. A través de los niños, nos dijo que recitáramos cada día «un tercio del rosario [3]», y nos advirtió de las terribles consecuencias que acarrearía el desconocimiento de sus peticiones. Pero ahora, gracias a la reciente actualización, todo nuevo libro que reproduzca exactamente estas palabras de Nuestra Señora de Fátima deberá incluir una nota a pie de página para explicar que la expresión «un tercio del rosario» significa cinco decenas, ya que un tercio de un nuevo rosario sería de 6,66 decenas. […]

EL ROSARIO DE JUAN PABLO II

 



Por P. CHRISTOPHE BEAUBLAT

 

Sobre el nuevo rosario, he aquí el juicio del padre Beaublat, aparecido originalmente en Le Bachais (boletín del priorato San Pedro Julián Eymard) [1]. Ha sido revisado y ligeramente ampliado por el autor para esta publicación (los subtítulos son de nuestra redacción).

Le Sel de la Terre.

 

El 16 de octubre de 2002, Juan Pablo II firmaba la carta apostólica Rosarium Virginis Mariæ, en la cual proclama «el año que va de octubre de 2002 a octubre de 2003 Año del Rosario» (§ 3).

Para los católicos resueltamente apegados a la Tradición, el intento de volver a poner en honor el santo rosario parece del todo oportuno. Es juicioso querer sacar de su olvido esta bella devoción mariana e invitar a los fieles a rezar en familia.

Sin embargo, no podemos estar francamente entusiasmados: a causa del papa, en primer lugar, que ya ha dicho un cierto número de tonterías respecto a la santísima Virgen; a causa del propio texto, que vehicula una nueva teología; y por la pretensión de llenar las lagunas hipotéticas de una oración tan tradicional.

 

La extraña mariología de Juan Pablo II

 

El rosario, declara Juan Pablo II,

es de alguna manera una oración comentario del último capítulo de la constitución Lumen gentium del segundo concilio del Vaticano, capítulo que trata de la admirable presencia de la Madre de Dios en el misterio de Cristo y de la Iglesia (§ 2).

Este capítulo es, en realidad, una especie de “texto-apéndice”, colocado allí porque no se quería en absoluto —el ecumenismo lo exigía— un esquema especial sobre la santísima Virgen.

Encontramos, sin embargo, en él un pasaje tradicional que Juan Pablo II ya no escribiría hoy:

En esta luz, ella se encuentra proféticamente esbozada en la promesa (hecha a nuestros primeros padres después de la caída) de una victoria sobre la serpiente (Gn 3, 15).

Del mismo modo, es ella, la Virgen, quien concebirá y dará a luz un hijo al cual será dado el nombre de Emmanuel (Is 7, 14) [2].

He aquí ahora lo que enseña Juan Pablo II:

— sobre el Génesis 3, 15:

Ya hemos tenido ocasión de recordar anteriormente que esta versión no corresponde al texto hebreo, en el cual no es la mujer, sino su linaje, su descendencia, quien aplasta la cabeza de la serpiente. Este texto no atribuye, pues, a María, sino a su Hijo, la victoria sobre Satanás [3].

— sobre Isaías 7, 14:

En el texto hebreo, esta profecía no anuncia explícitamente el nacimiento virginal del Emmanuel: el término utilizado (almah) significa, en efecto, simplemente “una joven mujer”, no necesariamente una virgen. Además, se sabe que la tradición judía no proponía el ideal de la virginidad perpetua, y que jamás había expresado la idea de una maternidad virginal. […]
El Antiguo Testamento, por tanto, no contiene un anuncio formal de la maternidad virginal, la cual sólo es plenamente revelada por el Nuevo Testamento [4].

¿DEBEN REZARSE LOS MISTERIOS LUMINOSOS?

 



Por P. PETER SCOTT

Publicado en Le Sel de la terre, n.º 78,
Otoño de 2011, pp. 177-179.

 

En su carta apostólica del 16 de octubre de 2002, Rosarium Virginis Mariæ, el papa Juan Pablo II intentó modificar el rosario, añadiendo en particular cinco misterios llamados “misterios luminosos”, para distinguirlos de los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos.

Desgraciadamente, esta carta, que pretende promover el rosario, está impregnada de naturalismo de principio a fin. Considera el rosario como una experiencia psicológica semejante a las oraciones y meditaciones de las religiones no católicas. De ahí la importancia que atribuye a “la implicación antropológica del rosario” (§ 25), que ilumina el misterio del hombre.

Entre las “mejoras” del rosario propuestas en este espíritu, se encuentra la adición de los misterios luminosos. Estos fueron elegidos expresamente para no ofender a los protestantes; es decir, se hallan enteramente descritos en los Evangelios y ninguno de ellos menciona explícitamente a la Santísima Virgen. Esto concuerda perfectamente con la intención manifiesta del papa de hacer que el rosario sea más “cristocéntrico”, lo cual significa en la práctica que se vuelve menos explícitamente mariano.

Los “cinco momentos significativos —misterios ‘luminosos’” (§ 21) que él escogió son: el bautismo de Cristo en el Jordán, su autorrevelación en las bodas de Caná, el anuncio del Reino de Dios con la invitación a la conversión, su transfiguración y la institución de la Sagrada Eucaristía, expresión sacramental del misterio pascual.

Todos ellos son hermosos episodios tomados de los Evangelios, muy apreciados como manifestaciones de la bondad de Jesús, en los cuales se revela a sí mismo, así como su poder, su misericordia o su reino.

Sin embargo, es muy interesante notar que ninguno de estos “momentos” tiene una relación directa con el misterio de la redención. Solamente la institución de la Sagrada Eucaristía se refiere a él indirectamente, en cuanto es la institución de su renovación incruenta.

La introducción de estos misterios constituye, por consiguiente, una relativización del énfasis tradicional en los misterios esenciales de la redención, contenidos en los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos.

No es por casualidad, sin embargo, que los misterios tradicionales del rosario estén centrados en el misterio de la redención: preparado en los misterios gozosos, cumplido en los misterios dolorosos y aplicado en los misterios gloriosos. Si la Tradición nos los ha transmitido de esta manera, es porque son los principales misterios que debemos meditar para ser salvados. Citemos al papa León XIII en una de sus encíclicas anuales sobre el rosario:

“El rosario ofrece un medio práctico y fácil de inculcar y hacer penetrar en las mentes los dogmas principales de la fe cristiana… El rosario […] conduce a contemplar y venerar sucesivamente los principales misterios de nuestra religión: aquellos en primer lugar por los cuales el Verbo se hizo carne, y María, madre y siempre virgen, acepta con santa alegría esta maternidad; luego las amarguras, los tormentos, los suplicios de Cristo sufriente, que pagaron la salvación de nuestra raza; y finalmente, sus misterios gloriosos.” [1]

El resultado de este cambio de orientación es que se desvía poco a poco la atención de los fieles de la redención, concebida como el rescate de las almas de los pecadores, como el precio del pecado que debía pagarse, la satisfacción por la ofensa hecha a Dios. La nueva teología llamada “del misterio pascual” considera que eso no es necesario, que Dios no es tan infantil como para exigir el pago de un rescate por los pecados y, por consiguiente, que basta con meditar la manifestación del amor de Dios, de su gloria o de su misericordia.

Porque “cada uno de estos misterios es una revelación del Reino ya presente en la persona de Jesús” (Rosarium Virginis Mariae, § 21). La consecuencia de la recitación de estos misterios luminosos es el marchitamiento del rosario, la pérdida de su carácter mariano explícito y el desvío de nuestra atención de la unión con el acto redentor de Cristo, acto que únicamente puede salvarnos de nuestros pecados. Poco a poco, el rosario se volverá vacío y estéril, y dejará de ser recitado.

Por consiguiente, debemos rechazar esta “mejora” opcional y permanecer fieles a la tradición fija y probada de la Iglesia, que ha santificado a tantas generaciones de santos.

Aunque no sea en sí un pecado recitar los misterios luminosos junto con católicos modernos, ciertamente deberíamos disuadirlos de hacerlo, y evitar la venta o la compra de folletos o estampas que presenten los misterios luminosos.

 

NOTAS:

 [1]  — Ad hanc Rosarii commendationem ex precatione ipsa profectam, accedit ut in eodem insit facilis quidam usus ad summa fidei christianae capita suadenda animis et inculcanda. […] Quippe in eo, cum pulcherrima fructuosaque prece certo ordine continuata, recolenda succedunt et contemplanda praecipua religionis nostrae mysteria : illa primum quibus Verbum caro factum est, et Maria, virgo integra et mater, materna illi officia sancto cum gaudio praestitit ; tum Christi dolentis aegritudines, cruciatus, supplicium, quorum pretio salus generis nostri peracta ; tum eiusdem plena gloriae mysteria, et de morte triumphus, et ascensus in caelum, et demissus inde divinus Spiritus, atque Mariae sideribus receptae splendida claritudo, denique cum gloria Matris et Filii consociata caelitum omnium gloria sempiterna. Magnae Dei Matris, 8 septembre 1892.

  

LA TEORÍA JUDAIZANTE DE BENEDICTO XVI

 


por DON CURZIO NITOGLIA

Introducción

En este artículo se examinan los desarrollos más recientes del diálogo judeo-cristiano, y la cuestión de la mutación ocurrida de la doctrina de la “sustitución” a la doctrina de las “salvaciones paralelas”, en referencia a la más que significativa visita del Papa Benedicto XVI a la Sinagoga el 17 de enero de 2010 y al ‘meollo’ de las palabras que allí fueron pronunciadas tanto por Benedicto XVI como por el rabino Riccardo Di Segni, así como a los acontecimientos más recientes que se han sucedido.

IDENTIDAD ÉTNICA DE ISRAEL, IDENTIDAD ESPIRITUAL DEL CRISTIANISMO

Rabí Riccardo Di Segni

Durante la visita de Benedicto XVI al Templo Mayor de Roma, fue hecha por parte del Rabino Jefe de Roma, Riccardo Di Segni, una lección de exégesis sobre “Israel-Pueblo-Tierra”.

En la conciencia judía, dijo Di Segni, es «fundamental e irrenunciable» recordar que la tierra santa «es la tierra de Israel» por «la promesa hecha repetidamente por el Señor a nuestros Patriarcas de darla a sus descendientes». Una promesa, subrayó el rabino, que «se basa en la Biblia» la cual para católicos y judíos tiene, «aun en las diferentes lecturas, un significado sagrado».

ATRIBUCIÓN DE ALCANCE TEOLÓGICO A LA SHOAH
QUE PARA EL CRISTIANISMO NO ES NI LUGAR TEOLÓGICO NI DOGMA DE FE

Benedicto XVI

Por desgracia, en su discurso en la Sinagoga el Papa afirmó: “La shoah” marca “la cumbre del camino del odio”, que quería “matar a Dios” (1).

Ahora bien, todo esto no puede quedar sin consecuencia sobre la tendencia actual – que se va generalizando cada vez más – de conferir alcance teológico y “neo-dogmático” a un hecho histórico como la shoah, en cuanto “nuevo Holocausto”, que parece incluso haber querido reemplazar al de Cristo. En efecto, el odio de satanás movió a unos hombres (el Sanedrín con el pueblo judío sometido a él y con la connivencia de los dominadores romanos) a matar a Jesucristo, en su naturaleza humana. Este es el verdadero vértice del odio contra Dios.

La shoah no es ni un “lugar teológico” – que, en la metodología de Melchor Cano, es un criterio de prueba teológica – ni un dogma de fe, porque los dogmas de fe tienen por objeto exclusivamente verdades reveladas. Ningún cristiano está, por tanto, autorizado a enfatizaciones engañosas.

EL REY CARLOS III HONRA A LOS MILITARES LGBT…

 


Los actuales reyes de España y del Reino Unido tienen en común su apoyo público al lobby LGBT.

Del lado británico, Carlos III se ha distinguido tristemente depositando flores en el memorial promovido por la asociación de militares LGBT Fighting With Pride, cofundada por el primer oficial transgénero del ejército británico.

Acompañado por el jefe del Estado Mayor de la Defensa y por el mariscal en jefe del Aire Sir Rich Knighton, Carlos III escuchó al representante de esta asociación de militares LGBT declarar que la escultura representaba “un gran paso adelante en el reconocimiento y el honor del servicio y de los sacrificios” de la comunidad LGBT de las fuerzas armadas tras los malos tratos sufridos históricamente.

En 2023, el entonces primer ministro británico, Rishi Sunak, presentó disculpas en nombre del Estado británico por el trato calificado de “horrible” hacia las personas LGBT que habían servido en el ejército.

El memorial fue financiado con una subvención de 350 000 £ de la Oficina de Asuntos de Veteranos del Ministerio de Defensa y fue diseñado por el colectivo de artistas Abraxas Academy.

Hasta el año 2000, el hecho de ser homosexual era motivo de expulsión inmediata de las fuerzas armadas británicas.

Pierre-Alain Depauw

https://www.medias-presse.info/le-roi-charles-iii-honore-les-militaires-lgbt/211098/

 

NOTA DEL BLOG: Carlos III fue recibido recientemente con honores por el papa León XIV en el Vaticano, donde “rezaron juntos”. Nos preguntamos a quién.

EL MESIANISMO DE LAS FINANZAS INTERNACIONALES - JACQUES BORDIOT

 


Por JACQUES BORDIOT


EL MESIANISMO DE LAS FINANZAS INTERNACIONALES
(Le messianisme de la finance internationale, «Lectures Françaises», n.º 171-172, julio-agosto de 1971, pp. 3-9)

La revista no conformista American Opinion (Boston, Mass.) ha publicado un extracto que contiene dos artículos de Gary Allen: The Bankers y The Federal Reserve, aparecidos respectivamente en los números de marzo y abril de 1970.

Estos dos artículos nos proporcionan una amplia documentación relativa a la acción de la Alta Finanza Internacional sobre la política y la economía mundial, la cual confirma lo que escribió Henry Coston en varias de sus obras, y en particular: Les Financiers qui mènent le Monde (1955), La Haute Banque et les Trusts (1958), Le Secret des dieux (1968).

Gary Allen cita en particular al Prof. Quigley —que también forma parte del Establishment, la sinarquía americana—, quien sostiene la existencia de una colusión ya antigua entre un reducido número de personajes u organizaciones, que tienen por objetivo “nada menos que la creación de un sistema mundial de hegemonía financiera en manos de unos pocos individuos, capaces de dominar la política de cada país y toda la economía mundial. El sistema estaba puesto bajo la autoridad de tipo feudal de los Bancos Centrales del mundo, que actúan de concierto a consecuencia de acuerdos concluidos en el curso de frecuentes encuentros y reuniones privadas”[1].

Con hierro y fuego

Para alcanzar este fin, un medio específico: el endeudamiento de los gobiernos hacia la Finanza Internacional.

Y este endeudamiento se provocará por dos medios ya probados: la revolución y la guerra.

Ejemplo típico: la Revolución Francesa.

“ESTAMOS MUY CERCA DEL FINAL”

  “ESTAMOS MUY CERCA DEL FINAL”           Por FLAVIO MATEOS   El Padre Nicholas Gruner, tenaz apóstol hasta su muerte del mensaje ...