PERSEVERAR EN LA DEVOCIÓN DEL ROSARIO
“Sólo quien persevera
en pedir, buscar y llamar, recibirá, encontrará y entrará. No obstante pedir a
Dios una gracia durante un mes, un año, diez o veinte: no debes cansarte, sino
pedir hasta la muerte y estar resuelto a obtener lo que pides al Señor para la
salvación o a morir. Más aún, es preciso unir la muerte con la perseverancia en
la oración y la confianza en Dios y repetir con Job: No importa que me
quite la vida (Job 13,15): seguiré esperando en El y de El cuanto le
pido.
La generosidad de
los ricos y grandes de este mundo se muestra en que se anticipan a favorecer a
los necesitados, aun sin esperar que les pidan ayuda. Dios, por el contrario,
manifiesta su magnificencia en hacer pedir y buscar por largo tiempo las
gracias que nos quiere conceder. Más aún, cuanto más preciosa es la gracia que
desea otorgar más se demora en concederla:
1. A fin de
poder aumentarla;
2. A fin de que
quien la recibe la aprecie más;
3. A fin de que quien
la recibe ponga cuidado en no perderla. Pues no se estima mucho lo que en un
momento y con poco esfuerzo se ha conseguido.
Persevera, pues,
querido cofrade del Rosario, en pedir a Dios, mediante el Santo Rosario, todas
las gracias espirituales y corporales que necesitas, especialmente la divina
Sabiduría, que es un tesoro infinito (Sab 7,14). Tarde o temprano, la obtendrás
infaliblemente, con tal que no abandones el Rosario ni te desanimes a medio
camino (1 Cor 9,24-27). Te queda aún largo camino (1 Re
19,17). Sí, aún te queda mucho por andar, muchas adversidades por atravesar,
muchas dificultades por superar, muchos enemigos por vencer. Te faltan muchos
Padrenuestros y Avemarías para alcanzar el paraíso y ganar la hermosísima
corona que espera a todo fiel cofrade del Rosario.
No sea que alguien
te arrebate el premio (Apoc 3,11). Pon mucho cuidado en que otro más fiel que tú en
rezar bien y diariamente el Rosario, no te arrebate la corona. Esa que
constituye tu premio. Dios te la había preparado y la tenías casi ganada con
los rosarios bien rezados. Pero por haberte detenido en el hermoso camino por
el que avanzabas tan de prisa –Habías empezado bien la carrera (Gal 5,7)– otro
pasó adelante; sí, otro más diligente y fiel adquirió y ganó con sus rosarios y
buenas obras lo que necesitaba para comprar esa corona. ¿Quién, pues, te cortó
el camino (Gal 5,7), hacia la conquista de tu corona? ¡Ah! ¡Los enemigos del
Santo Rosario que son muchos!
¡Créeme! Sólo alcanzarán esa corona los valerosos que la arrebatan por la fuerza (ver Mt 11,12). Tales coronas no son para los cobardes, que temen las burlas y amenazas del mundo. Ni para los perezosos y holgazanes, que rezan el Rosario con negligencia, a la carrera, por rutina o a intervalos y según su capricho. Ni para los cobardes que se descorazonan y rinden las armas tan pronto ven a todo el infierno desencadenado contra su Rosario.
Si quieres, amado
cofrade del Rosario, matricularte al servicio de Jesús y María rezando el
Rosario todos los días, prepárate para la tentación: Hijo mío, si te
decides a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba (Bens 2,1).
¡No te hagas ilusiones! Los herejes, los libertinos, las “gentes de bien” según
el mundo, los semidevotos y falsos profetas, en sintonía con tu naturaleza
corrompida y los poderes infernales, te harán una guerra sin cuartel para
obligarte a abandonar esta práctica.
Tus enemigos
domésticos te atacarán con mayor crueldad cuanto más unido estás con ellos.
Estos enemigos son las potencias del alma y los sentidos del cuerpo, las
distracciones de la mente, el cansancio de la voluntad, las arideces del corazón,
los abatimientos y enfermedades corporales… Todos juntos, de común acuerdo con
los espíritus malignos que se confabularán con ellos, te gritarán: “¡Deja tu
Rosario! ¡El es la causa de ese dolor de cabeza! ¡Deja tu Rosario! ¡No hay
obligación de rezarlo bajo pena de pecado! Conténtate, al menos con rezar una
sola parte. Tus aflicciones son señal de que Dios no quiere que lo reces. Ya lo
rezarás mañana, cuando te sientas mejor”, etc.
El Rosario
Cotidiano tiene tantos enemigos que me parece uno de los favores más señalados
de Dios el poder perseverar en la práctica de esta devoción hasta la muerte.
Persevera y alcanzarás la corona admirable, preparada en el cielo a tu
fidelidad: Permanece fiel hasta la muerte y te daré la corona de la
vida (Ap 2,10).-
“El secreto admirable del santísimo Rosario para convertirse y
salvarse” de San Luis María Grignion de Montfort.
https://chesterton.es/lacumbrera/perseverar-en-la-devocion-del-rosario/